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ECONOMIA Y POLITICA

5 de septiembre de 2014

Bancos: los problemas legales podrían espantar a inversores

El total de sanciones a los bancos por el mal comportamiento que provocó la crisis de 2008, probablemente habrá subido a los 200.000 millones de libras.

 

Hace un par de años, Roger McCormick, un profesor de derecho en London School of Economics and Political Science, reunió a un equipo de investigadores para que hicieran el seguimiento de las sanciones impuestas a los diez bancos occidentales más grandes y estudiar cómo estaban evolucionando las finanzas después de la crisis de 2008.
El mes pasado su equipo publicó su segundo informe sobre las sanciones posteriores a la crisis y mostró que para fines de 2013 los diez bancos más grandes habían pagado en multas, desde 2008, la asombrosa suma de 100.000 millones de libras por mal comportamiento como lavado de dinero, manipulación de tasas, incumplimiento de sanciones, venta engañosa de hipotecas subprime. Bank of America encabezó la liga de la vergüenza: pagó 39.000 millones de libras hasta fines de 2013.
Hace un par de semanas Bank of America anunció otro acuerdo con los reguladores, por los escándalos vinculados a las hipotecas subprime, por 16.900 millones de libras. Por su parte, JP Morgan y Citi hace poco arreglaron con diferentes organismos del gobierno de EE.UU. por u$s 13.000 millones y u$s 7.000 millones respectivamente. 
No sólo las instituciones estadounidenses recibieron un golpe. Los reguladores norteamericanos recientemente multaron a BNP Paribas con u$s 9.000 millones por incumplimiento de sanciones, a HSBC con u$s 1.900 millones por lavado de dinero y también sancionaron a Standard Chartered. Los abogados esperan penalidades como resultado de la manipulación de tipos e cambio.
La pregunta es si esto que sucede es saludable. Sin duda, muchos ajenos al sector bancario gritarían que sí. No es de extrañar. En los últimos años, las instituciones financieras han tenido grandes ganancias, lo que significa que la mayoría de los bancos pueden absorber esas sanciones fácilmente. Y las transgresiones que derivaron en estas sanciones ?como las vinculadas a las hipotecas subrprime o la tasa Libor? en general han sido enormes, burlándose de la ley y de cualquier sentido de la ética. Peor aún, muchos creen que los banqueros han evitado, hasta ahora, ser verdaderamente castigados por su rol en la crisis de 2008.
Cuando, hace tres décadas, estalló la crisis de ahorro y créditos en EE.UU., varios miles de ejecutivos fueron procesados, y cientos terminaron en la cárcel. En cambio, esta vez, apenas un puñado de banqueros salieron con las esposas puestas.
Hay un lado oscuro de esta tendencia, que debería preocupar a los banqueros y no banqueros por igual. 
En 2008, cuando estalló la crisis del crédito, los inversores huyeron de los bancos porque no podían juzgar qué tan grandes podían ser sus préstamos incobrables. En estos días, los balances de la mayoría de los bancos se ven más saludables y predecibles, por lo que son atractivos para invertir desde la perspectiva del crédito.
Pero, ?el riesgo legal ahora está reemplazando el riesgo crediticio? como la principal incertidumbre, tal como afirmó un banquero, y eso ?aumenta las dudas sobre el atractivo de invertir en bancos?. Para fines de 2013, según los datos del profesor McCormick, los diez bancos más grandes habían destinado 50.000 millones de libras de reservas para absorber golpes legales. Pero nadie sabe si eso será suficiente. El marco regulatorio está tan fragmentado que las diferentes ramas de los gobiernos a ambos lados del Atlántico imponen sanciones diferentes, con poca coordinación. 
El patrón resultante no conduce a reconstruir un mundo financiero más saludable. 
A lo mejor esta es una etapa pasajera. El sentido de las multas es, supuestamente forzar a los bancos a limpiar sus actos y evitar futuras transgresiones. Y a medida que la crisis de 2008 se pierde en la memoria, la impopularidad de los bancos también podría mermar. De hecho, algunos ejecutivos de bancos piensan -o esperan- que el acuerdo de Bank of America fije el tope máximo. 
Pero es posible imaginar otro escenario, donde se asiente la inflación regulatoria. Y todavía está lejos de quedar claro si los bancos pueden cambiar su comportamiento. La única apuesta segura es que el centro de estudios de McCormick tendrá mucho que estudiar, y no solo desde el punto de vista legal o económico, sino también con una mirada sociológica y política.



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