21 de noviembre de 2017
El número 10% es el porcentaje para negociar próximas paritarias
Es el número final que, confía el oficialismo, alcanzará la inflación el próximo año. Se sumará además un aumento por productividad. Por ahora es una idea interna, pero avanzaría con los sindicatos más importantes en el primer trimestre de 2018.
Albert Einstein, padre de la llamada "teoría de la inflación cósmica", solía señalar que si uno buscaba obtener un resultado distinto, bueno, entonces no había que hacer siempre lo mismo. Bajo una tormenta de pragmatismo puro, la pelea contra la inflación argenta está a punto de adoptar una nueva morfología. Y el secreto que el Gobierno guarda bajo siete llaves encuentra, quizás, su razón de ser, en un error sustancial que el Palacio de Hacienda cometió este año.
El plan del Gobierno es plantear, en las próximas semanas, que las negociaciones paritarias venideras deben realizarse con un número único sobre la mesa: 10%. Sería un récord (a la baja) en más de una década. Para ello, Federico Sturzenegger, el presidente del Banco Central, es un hombre clave, ya que será quien, con su política de tasas de interés súper altas, busque regenerar la confianza necesaria para que todos crean en su meta de inflación que, casualidad, es del 10%. En rigor, no se descarta que las tasas sigan su camino alcista.
"Nosotros queremos que las paritarias tomen la meta (inflacionaria) y agreguen las ganancias de productividad que tuvieron. Que las empresas paguen los salarios que pueden pagar sin afectar su competitividad", confesó el secretario de Hacienda, Sebastián Galiani, en declaraciones a la prensa, en las últimas horas. Se trata de toda una señal para el sector privado.
Pero hay más. Porque este año la brecha del 12%-17% le valió a Sturzenegger muchísimas críticas. Es que en gran medida todas las negociaciones apuntaron a tomar, de base, el 17% que marcaba el 'techo' del BCRA. ¿La resultante? Casi todas las cláusulas gatillo que cerraron este año lo hicieron sobre la base del 21%. Docentes bonaerenses, petroleros, estatales, sanidad, comercio, construcción, entre otros, fueron algunos de los sindicatos que pactaron sus acuerdos salariales en base a esta modalidad.
Por eso el Gobierno no quiere que 'Sturze' empiece a jugar de nuevo con sus "brechas" y lo ha intimado a que sea menos generoso en sus proyecciones. Es más: en las últimas horas el pedido que baja de Hacienda es que no haya demasiado énfasis puesto en los conceptos de "piso" y "techo" para las metas de inflación. Sí, en cambio, desde la Casa Rosada, el presidente Macri le ha dado todo el respaldo para que lleve la tasa de interés a donde quiera el exprofesor del MIT.
Huelga decir que, para gran parte de los analistas, Sturzenegger está más solo que nunca en su batalla contra la inflación: la política fiscal no da señales de replegarse y el BCRA es el único encargado de administrar ingentes necesidades de financiamiento en pesos por parte del Gobierno, que a todas luces resulta desproporcionada para los montos de ahorro que maneja el mercado local. En un artículo publicado este fin de semana, Carlos Rivas, titular de Evaluadora Latinoamericana, le puso cifras a la proeza: "La necesidad de financiamiento en pesos de la Administración Central supera el 30% del volumen total del crédito bancario al sector privado. Esta necesidad de financiamiento en pesos, superior al 4% del PBI, es enorme para ser financiada en un mercado que es 14% del PBI".
La revelación, aún no develada del todo, es que para el Gobierno, uno de los elementos centrales para combatir la inflación no es frenar la emisión monetaria (como suelen sostener), sino los salarios renegociados a la baja. Dos elementos avalan: por un lado, el Gobierno venía convalidando una tasa de crecimiento de los agregados monetarios por encima del 35% interanual juntamente con una expansión del crédito al sector privado en torno del 50% interanual. Por otro, si bien ahora la expansión de la base monetaria acusa una desaceleración de más de 5 puntos al pasar de más del 33% interanual al 27% sobre el cierre de octubre, la apuesta será a enfriar la economía en los próximos meses y para ello se utilizarán las paritarias en el sector público: la última semana el presidente Mauricio Macri les sugirió a los gobernadores que bajen los sueldos estatales, ya que los salarios de los empleados públicos son muy altos e impiden las inversiones del sector privado. Pero fue más explícito: les dijo que todo tomaba un sentido en función de la próxima paritaria.
Todo ello, cuando en los próximos días podrían activarse las "cláusulas gatillo" de varios acuerdos paritarios, ya que en los primeros diez meses del año la inflación sumó 19,4%, apenas una décima de diferencia respecto de, por ejemplo, la paritaria del sindicato que conduce Sergio Palazzo. El titular de la Bancaria pactó un ajuste de 19,5% para todo 2017. El Gobierno mira con aprobación el acuerdo alcanzado con Tierra del Fuego y la UOM de aplazar paritarias dos años a cambio de que no haya despidos. Hay quienes anticipan que los sectores más dañados de la economía podrían intentar un acuerdo de estas características.
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