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SOCIEDAD

19 de diciembre de 2017

Navidad: Juguetes que rompen moldes hoy los niños y niñas juegan a todo

Las fiestas navideñas es época de tradiciones, familia y regalos.

Niños músicos, disfrazados de bombero y jugando con camiones, superhéroes y futbolines. Niñas con su botiquín de enfermera, montadas sobre una moto rosa, cuidando se un bebé, disfrazadas de princesas o con un estudio de costura. Un año más, los catálogos de juguetes siguen dividiendo la diversión infantil por sexos, promoviendo la asignación de roles sexistas entre los más pequeños.

Este año una nueva petición en Change.org enviará una carta a Famosa para que sus productos Nenuco y Feber apoyen la igualdad a través de sus imágenes. Sin embargo, hay honrosas excepciones: es el caso de la firma valenciana Toy Planet, con sede en Paterna, que promueve la igualdad y la inclusión. En él se puede ver a niños y niñas jugando a todo y sin importar los colores (un niño se divierte sobre una moto rosa) y también visibiliza la diversidad funcional con niños con Síndrome de Down. ¿Realmente afectan los catálogos navideños de juguetes al futuro de los más pequeños de la casa?

Un anuncio no solo recrea lo que la sociedad transmite, sino que contribuye a crear ese sexismo”, apunta Dolores Vidal, experta en género de la Asociación ALIA, especializada en educación igualitaria y que imparte talleres en centros educativos. En ellos, afirma que los niños y niñas “tienen la percepción de que los juguetes no tienen sexo”, aunque cuando le ofrecen el muñeco de un bebé a un varón, enseguida lo rechaza con el clásico argumento de que “es de niñas”. “Están absolutamente influenciados, a esas edades son esponjas”, asegura.

La experta afirma que “hay una relación directísima entre a qué juegas de niño y a qué te dedicas de mayor”, lo que cree que explica el todavía reducido número de mujeres que se decantan por las carreras técnicas. Por eso, insiste en la importancia de “coeducar” también a los padres: “Tienden a tener la percepción de que no es tan grave porque es solo un juego. Lo banalizan”.

Vidal hace hincapié en que no hay que “demonizar” al juguete: “El problema no es del juguete, sino el uso que se le da y la manera en cómo se presenta, que es de una manera sexista”. Cita los disfraces de princesa, dirigidos exclusivamente a las niñas, cuando la realidad es que hay niños a los que también les gustaría adoptar ese rol en el juego. “Los hombres, de mayores, juegan mucho a trasvestirse. Quizás es porque se lo han prohibido mucho de niños, porque las mujeres, cuando nos hemos querido vestir de chico, lo hemos hecho y punto”, explica.

En esta línea, la experta señala que las niñas “no tienen problemas” en decir que les gustan juguetes que los catálogos sexistas fijan como ‘de niños’, como pueden ser los camiones o jugar a ser bomberos. En cambio, los niños sí tienen mucha “carga” para confesar que les gusta el ballet o disfrazarse de princesa. “A los niños les gusta jugar con juegos denominados de niña, y al revés. Cuando se encuentran en un entorno donde lo naturalizamos, en un contexto cómodo, lo admiten y se sienten aliviados”, sostiene la experta.


Y no solo en los catálogos de juguetes, sino en otras influencias que reciben como es el caso de los youtubers, muy populares entre los más jóvenes y que “transmiten muchas ideas sexistas”. Insiste en que la solución no consiste en prohibirles visualizar estos vídeos, sino en darles las herramientas para que sean “críticos” con lo que ven.

En esta ocasión, ha sido la actriz Leticia Dolera quien ha incendiado las redes por sus críticas a los catálogos sexistas que limitan “coches y superhéroes” a “ellos” y “bebés y costura” a “ellas”. El actor Fernando Tielve se ha adherido a una campaña de Intermón Oxfam en la que dice negarse a “regalar juguetes sexistas”.

Desde las instituciones también se han lanzado campañas contra el mensaje machista de los catálogos navideños. Este año se ha viralizado mucho el spot del Ayuntamiento de Madrid titulado ¡Libertad para jugar!, de contenido similar a ‘El joguet no té gènere’ que impulsó el Gobierno valenciano el año pasado donde “Laia quería ser astronauta” y “Albert quería ser un hada”.

Hay paises que lanzaron en las navidades pasadas una importante campaña visual a favor de la igualdad en el juego en la infancia. En ella, un vaquero aparecía diciendo: “Los héroes de acción también sabemos cocinar y cuidar nuestras mascotas” o un balón de fútbol con la frase: “Las chicas también tienen pies. Y ese es el único requisito para incluirme en ese regalo”. Sorprendentemente, recibió fuertes críticas del PP, que la consideraba innecesaria porque “ya hay igualdad” y su portavoz, Eusebio Monzó, vio “inapropiado” proponer que se regalasen muñecas a los niños.

Actualmente existe un Código de autorregulación de la publicidad infantil de juguetes que marca “el conjunto de reglas” que deben guiar a las empresas en la difusión de sus productos. Promovido por la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes y con el apoyo del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, la última revisión que entró en vigor el 1 de enero de 2016, ya censuraba la publicidad sexista dirigida al público infantil.

Dentro de sus “normas éticas” establece, en el artículo XI relativo a ‘Educación y valores cívicos’ que “la publicidad infantil de juguetes no presentará en ningún caso escenas sexuales inapropiadas, ni un lenguaje obsceno, ni escenas que hagan referencia a conductas adictivas, ni que fomenten la discriminación por cualquier motivo: etnia, discapacidad, género…”. Asimismo, explicita que “los mensajes publicitarios de juguetes evitarán mostrar sesgos de género en la presentación que hacen de niños y niñas”.

Para Vidal, el hecho de que estas normas formen parte de una “autorregulación” establecida por las propias empresas hace que sea muy difícil que se cumplan a rajatabla: “Si el impulso no viene de fuera, no va a cambiar nada. Por sexismo es muy complicado ganar una demanda en publicidad, tienen que aparecer cosas muy graves”. Además, cree que el sexismo “fortalece” a las empresas jugueteras: “Si estás embarazada y compras una bici rosa, si después es niño, te toca comprar otra azul”.


Hay niños a los que les gusta disfrazarse de princesa. Los hombres, de mayores, juegan mucho a trasvestirse. Quizás es porque se lo han prohibido mucho de niños”



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