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13 de febrero de 2018

Históricos sistemas de adivinación orientales

Durante milenios, la humanidad creó sistemas adivinatorios, en un intento por revelar los secretos del tiempo, las tramas amorosas, el origen de los imperios y las redes de poder.

La escritora y especialista en oráculos Fabiana Daversa aborda en su último libro, Oráculos. La adivinación a través del tiempo (Aguilar), la historia completa de los oráculos desde Egipto y Grecia hasta nuestros días pasando por diversas culturas como Roma, África, pueblos celtas y nórdicos. De cara al Año Nuevo Chino, compartimos un fragmento del texto que se centra en los sistemas adivinatorios chinos.

El Oráculo de los Caparazones de Tortugas

Dentro de los oráculos chinos puede considerarse éste como el más antiguo, proveniente con seguridad de la dinastía Xia (2200 a. C.) y probablemente legado por el período legendario (2800 a. C.). Fue muy difundido después en la dinastía Shang, la que dejó su lugar a la Zhou, el reinado que dio luz al célebre I Ching.

Este oráculo comprende lo que se conoce como piromancia, es decir, adivinación por medio del grabado a fuego. En este caso sobre materiales óseos, como los caparazones de tortuga y huesos de otros animales, por lo que también se lo llama escapulomancia. La consulta consistía en tomar un caparazón donde el oficiante hacía marcas y perforaciones con un hierro candente hasta dejar grietas, las cuales al final se interpretaban para obtener la respuesta. Por ejemplo, se consideraba de buen augurio si dos grietas se cortaban en ángulo recto partiendo de la línea horizontal.

Si bien en los caparazones que perduraron aparecen pictogramas (escritura antecesora de los ideogramas), no hay registros acerca de los significados específicos sobre tales grietas. Aunque se supone que el oráculo básicamente se centraba en determinar si el caso en consideración arrojaba un resultado de buen o mal augurio.

 

El I Ching

También conocido como el Libro de los Cambios, conforma un texto oracular que se fue configurando a partir del 1200 a. C., con los signos y símbolos atribuidos a Fu Xi, cuyos grafismos constituían un proto oráculo de características más chamánicas que intelectuales, como sí lo fue luego a medida que se le añadieron juicios escritos a su primitiva sinología. En ese sentido, tomando su etapa meramente simbólica hasta nuestros días, el I Ching data de unos 4500 a 5000 años, una antigüedad que lo hace superador en ese aspecto sobre cualquier otro sistema oracular que haya subsistido hasta la actualidad.

 

 

Oráculos chinos: 7 históricos sistemas de adivinación orientales

Oráculos chinos

En la etapa primitiva se aludía a dos fuerzas fundamentales (una oscura y otra luminosa) que más tarde se conocieron como yin y yang: las dos energías reguladoras del acontecer universal. Al yin le corresponde lo femenino, lo pasivo, lo negativo, la noche, lo blando, lo flexible, lo frío, lo débil. Al yang, lo masculino, lo activo, lo positivo, el día, lo duro, lo firme, lo cálido, lo fuerte.

La fuerza luminosa adquirió la representación de una línea entera, mientras que la oscura de una línea partida. La interrelación y combinación de ambos grafismos triplicados conforman los llamados trigramas pertenecientes al Bagua de Fu Xi. Estos ocho signos configuran la base tanto del I Ching como del Feng Shui, el milenario arte de la armonización de los espacios, y cada uno tiene sus cualidades: Qian (Cielo) es lo creativo; Kun (Tierra) es lo receptivo; Zhen (Trueno) es lo movilizador; Sun (Viento) es lo penetrante; Kan (Agua) es lo abismal; Li (Fuego) es lo adherente; Gen (Montaña) es el aquietamiento; Dui (Lago) es lo agradable.

Oráculos chinos: 7 históricos sistemas de adivinación orientales

Oráculos chinos

El Ling Qi Jing

Es otro antiguo oráculo chino que posee texto, de carácter anónimo, aunque algunos legados se lo atribuyen a un personaje taoísta llamado Dongfang Shuo, de lo cual no hay certeza. Surgió seguramente motivado por el ánimo de tener un cuerpo adivinatorio más accesible que el I Ching. Se hizo muy popular en la Antigüedad, ya que tampoco exige erudición por parte de los consultantes, como ocurre con el Libro de los Cambios.

El texto de este libro data aproximadamente de la dinastía Han, entre el 200 y 400 d. C., y está compuesto por un total de 125 signos, conocidos como trígrafos. A cada uno le corresponden una imagen, una sentencia oracular, versos y distintos comentarios de personajes o escuelas de diferentes épocas de la China antigua. Pero el texto fundamental lo constituyen la imagen, su sentencia oracular y los versos.

Para la obtención del signo correspondiente se arrojan en la consulta 12 discos a la vez, de los cuales 4 tienen en una de sus caras el ideograma shang, que significa arriba; 4 el ideograma zhong, que significa centro, y los restantes 4 el ideograma xia, que significa abajo.

El Ya Pai Shen Po

Ya Pai Shen Po significa oráculo mediante piezas de marfil y es un antiguo sistema de adivinación constituido en sus orígenes por piezas de marfil, hoy reemplazadas por otros materiales. En total este oráculo consta de 144 piezas. Con el tiempo este sistema adivinatorio se convirtió en el popular juego de mesa conocido como Mahjong.

El Ya Pai Shen Po parte de 34 piezas que se repiten un total de cuatro veces, más cuatro que se repiten dos veces, lo que da las 144 unidades disponibles para una lectura. Y es lo que más se asimila a la cartomancia occidental, más precisamente al tarot.

 

 

El Horóscopo Chino

A diferencia del horóscopo occidental, se basa en el calendario lunar en vez del solar como ocurre en el zodíaco. El calendario lunar tiene sus primeros lineamientos alrededor del año 2600 a. C. y es atribuido al emperador Huang Di. El horóscopo chino comprende ciclos que abarcan 60 años cada uno, los cuales a su vez se dividen en cinco períodos de 12 años. A cada uno de estos 12 años se lo identifica con un animal, al cual le corresponderá un signo.

 

 

La leyenda cuenta que Buda, antes de abandonar definitivamente la Tierra, convocó a que todos los animales se presentaran ante él a modo de despedida, una circunstancia en la que solo acudieron doce. En orden de llegada, Buda le otorgó a cada año el nombre de cada animal; así, primero fue la Rata, seguido del Buey, luego el Tigre y sucesivamente el Conejo, el Dragón, la Serpiente, el Caballo, la Cabra, el Mono, el Gallo, el Perro y el Chancho o Jabalí. De esta forma, en el año en que una persona nace tiene al animal correspondiente como regente en su vida. Cabe destacar que de estos doce animales el Dragón es el único mitológico.

A su vez, cada signo se divide en cinco categorías, correspondientes a los wu xing, mal llamados 5 “elementos”, ya que no se trata de elementos, sino de momentos de transformación. Ellos son la Madera, el Fuego, la Tierra, el Metal y el Agua. En consecuencia, según el año, la Rata por ejemplo puede ser de Madera, de Fuego, de Tierra, de Metal o de Agua, variando así en características particulares dentro de su caracterología general. Asimismo, los 12 signos se dividen en signos yang: la Rata, el Tigre, el Dragón, el Caballo, el Mono y el Perro; y en signos yin: el Buey, el Conejo, la Serpiente, la Cabra, el Gallo y el Chancho.

 

 

El Chiao Pai

Es un antiguo sistema oracular que los adivinos suelen utilizar en los templos y por lo general se emplea para combinarlo con otros oráculos específicos, propios de los templos, que son más complejos, como los que emplean varillas de bambú.

El Chiao Pai como mancia es muy sencillo y hasta podríamos decir rudimentario: su respuesta se atiene a “Sí” y “No”, o sea a dar un veredicto positivo o negativo de la cuestión. Para consultarlo se emplean dos trozos de madera con forma de semilla, pero que tienen una de sus caras plana y la otra convexa. En tal sentido la cara plana corresponde al principio yin, mientras que la convexa al principio yang. Ante la pregunta se arrojan las dos maderas a la vez.

Si las dos caras planas caen hacia arriba, eso significa “detención”, “no avanzar”, “no actuar”. En cambio, si las dos caras convexas caen hacia arriba, significa “actuar”, “avanzar”, “accionar”. Pero cuando una de las caras es convexa y la otra plana, eso se interpreta como una respuesta neutra, indefinida o condicionada.

Oráculos con varillas de bambú

Es habitual en los templos budistas de China la consulta al oráculo del templo, que consiste en tomar una varilla de bambú de un recipiente (también de bambú) llamado Tong. Este contiene alrededor de cien varillas, donde están grabadas los Qian, las respuestas del oráculo. Estas varillas tienen uno de sus extremos pintados de rojo.

Los más populares son el oráculo de Guan Yin (diosa de la compasión) y el de Guan Gong (guerrero de la milicia), que suelen consultarse en las fiestas del Año Nuevo lunar. Quien interpreta la respuesta es el Bodhisattva, el maestro del templo, que ofrece un consejo positivo. Tales consejos están enfocados en la mejor manera de afrontar las crisis y tomar decisiones. Esta forma oracular tiene sus antecedentes en el culto al templo de los antepasados y su conexión con los espíritus.

(*) Fragmento del libro Oráculos. La adivinación a través del tiempo (Aguilar), de la escritora Fabiana Daversa.

 



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