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23 de marzo de 2018

Los secretos de los huevos de pascuas benedictinos

Sus productos de las hermanas benedictinas son un hit de la gastronomía porteña. Todo lo hacen desde un convento de clausura.

Son las religiosas de la Abadía de Santa Escolástica, el convento de San Fernando, Victoria. Pero para todos son "las monjas reposteras". Famosas por el pan dulce que desde hace varias Navidades ya es hit gastronómico de la mesa dulce en Buenos Aires, en vísperas de la Semana Santa 2018 revelan el secreto mejor guardado de otra de sus delicatessen: los huevos de Pascua.

"La costumbre de festejar la Pascua con huevos (de ave, primero, de chocolate, después) nació entre los cristianos y se extendió rápidamente a todos los pueblos, con características propias, según el ingenio y la inventiva de quienes los hacían. Se preparaban crudos o cocidos, para comer o para adorno. Se pintaban o escribían, convirtiéndose muchas veces en obras de arte que intentaban comunicar con el lenguaje de la belleza el misterio más grande y más feliz del cristianismo: la vida nueva de Dios que nos hace renacer en cada Pascua", dice la hermana Mercedes, desde ese convento de clausura.

Las monjas de la Abadía de Santa Escolástica

Las monjas de la Abadía de Santa Escolástica

Este año la novedad son los huevos de pascua gigantes. Y sus diseños cada vez son más exclusivos. "No queremos repetir demasiado el mismo dibujo o la decoración. Se hacen pocos de, por ejemplo, la pareja de conejos. Y las figuras de chocolate no son en serie. Es más artesanal, detallado y variado", detalla sobre el nivel de calidad, también, a la vista.

El diseño de la familia de conejos, un clásico de la Abadía, se debe a la leyenda que las monjas benedictinas cuentan a los más chicos: “Salen cada año el domingo de Pascua para recorrer las casas y recordar la alegría de la resurrección”.

Los precios de los huevos de Pascua varían según los tamaños y el tipo de chocolate, que puede ser nacional o belga: los hay desde $ 200 hasta $ 1.500. Hay tres tamaños entre los gigantes: van de los 30 a los 80 centímetros, aproximadamente. Y antes que ellos están los huevos minis rellenos. De dulce de leche, maracuyá, menta o mazapán. Cada uno, a $ 45, o los que vienen en bolsitas de a 6 para regalo, a $ 260.

Y está el huevo gigante de 3 kilos, a $ 2.600.

"En la Semana Santa anterior vendimos 2 mil huevos mini. Este año proyectamos una producción de 3 mil", cuenta Mercedes. De los huevos medianos y grandes en promedio venden mil de cada uno. Y entre 400 y 500 huevos gigantes en todo el año.

Un huevo de chocolate y diseño belga

Un huevo de chocolate y diseño belga

Las figuras de chocolate, otro must de las monjas reposteras, pueden costar hasta $ 800. Y también están las galletitas cuidadosamente decoradas con motivos para chicos o religiososque dan un toque de elegancia a la mesa de Pascua y generan fotos susceptibles de terminar en Instagram.

Todos los productos los venden en su local de Pasaje Libertad (Libertad 1240, Capital) y en la Abadía (Martín Rodríguez 547, Victoria), donde esta Semana Santa abrirán el domingo de Ramos (25 de marzo), el lunes, y el jueves, viernes y Sábado Santo.

El secreto

"Tenemos máquinas templadoras del chocolate que son fundamentales. Pero las hermanas tienen que que cuidar bien que no se suba ni baje la temperatura demasiado para que el chocolate siempre quede brilloso. Mantenerlo a entre 28 y 32 grados y chequeando siempre con el termómetro. Ese es el mejor secreto para que un huevo te quede profesional", explica Mercedes. Y va más al detalle. "El molde tiene que estar impecable, libre de humedad y de restos de preparados anteriores. Así, no te va a quedar opaco en ningún lado, siempre brillante."

En ese derretir del chocolate también hay técnica. Las monjas dedican un día para cada tipo: un día al chocolate blanco, otro al belga o al nacional y otro a las mezclas entre amargos y el agregado crocante. Desde esa pauta, se trabaja en serie.

Las monjas de la Abadía de Santa Escolástica

Las monjas de la Abadía de Santa Escolástica

Las monjas de la Abadía de Santa Escolástica trabajan en dos equipos: seis hermanas en repostería y seis en chocolate. Y en las fechas claves hay refuerzo de ayudantes en la parte de la cadena de producción que se encarga de los envoltorios y en la atención al público.

Para el trabajo que sustenta el funcionamiento del Convento, se levantan a las 4.30 para estar listas para rezara las 5. A las 9, cuando termina la misa, se van a la cocina. Cortan al mediodía para almorzar. Y a las 14.30, vuelven a la producción, hasta las 17.

Las infaltables rocas de Pascua

Merecen una mención especial y vienen en cinco propuestas: de crema pastelera; de crema pastelera y dulce de leche o de mazapán con crema pastelera y crocante de almendra. El precio va de los $ 240 a los $ 310.

Foto Portada:Una de las mojas de la Abadía de Santa Escolástica en plena producción



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