"El ministerio está abierto para debatir y solucionar todos los problemas posibles". Un Axel Kicillof sonriente y más que abierto, quizá algo irreconocible para alguno de los interlocutores de ayer, recibió en las últimas 48 horas a gran parte de las principales empresas del país, tanto manufactureras como de servicios, para transmitirles un único mensaje oficial: con los privados que inviertan está todo más que bien, y, hacia delante, tendrán un Palacio de Hacienda dispuesto a escucharlos. 

El mensaje comenzó a ser transmitido el lunes a la Coordinadora de la Industria Alimentaria (COPAL); siguió el mismo día por la tarde con el encuentro del presidente del Central, Alejandro Vanoli, con los banqueros de ABA y ADEBA; y se profundizó ayer por partida doble. Al mediodía, Kicillof se encontró con los directivos de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AMCHAM), donde lejos de cualquier tipo de expresión en contra de las relaciones entre el país y el Estado de América del Norte, siguiendo la pista de la campaña probuitre desde aquel origen, sólo hubo palabras de agradecimiento e invitaciones a continuar invirtiendo de parte del titular del Palacio de Hacienda. "El ministerio está abierto tanto para la cámara como para cada empresa, escuchamos a todos y nos sentaremos para atender y analizar todas las necesidades, porque somos los principales interesados en que a sus empresas les vaya cada vez mejor", declaró el ministro en una frase que luego fue retransmitida a través de un comunicado conjunto. Casi como un mensaje hacia el futuro, el mismo comunicado termina con un esperanzador "Como conclusión del encuentro, los presentes compartieron la necesidad de consolidar el perfil exportador del país, pensando en un largo plazo que nos permita revertir paulatinamente el déficit de la balanza comercial con los EE.UU.". Entre otras empresas estuvieron presentes en el más que amable encuentro General Motors, DuPont, Coca-Cola, Citigroup, IBM y Procter & Gamble. Entre los asociados a la AMCHAM también se encuentra American Airlines, la empresa que reducirá desde enero la cantidad de frecuencias de vuelos entre los dos países, situación que generó una vinculación del Gobierno entre la compañía y los fondos buitre. El caso no fue ayer nombrado y los representantes de la aerolínea no concurrieron al encuentro. 

Luego, por la tarde, fue el turno del G-6, el grupo de entidades que representa a las sectores empresariales más importantes del país. Como para que no haya problemas diplomáticos en un encuentro programado para la paz, voluntariamente la Sociedad Rural Argentina (SRA) no fue de la partida, por decisión de la propia entidad, para "no arruinar el clima", según los propios testigos. De esta manera, el grupo, reducido a un G-5, llegó a Economía representado por Gustavo Weiss (Cámara de la Construcción), quien había pedido originalmente el encuentro para hablar de las críticas privadas a la sanción de la nueva Ley de Abastecimiento; Adelmo Gabbi (Bolsa de Comercio de Buenos Aires), Jorge Brito (Banco Macro), Carlos de la Vega (Cámara de Comercio) y Héctor Méndez (Unión Industrial Argentina). Como en la reunión con los banqueros del lunes, Kicillof ratificó que no habrá alteraciones bruscas en el tipo de cambio, que espera que la "judicialización" de la Ley de Abastecimiento termine en buenos términos, para lo que el ministerio "pondrá toda la voluntad posible" y que se pondrá toda la atención para acelerar la liberación de dólares para las importaciones productivas. 

Hubo un tercer encuentro, con las principales cerealeras del país, especialmente las exportadoras, que hasta hace sólo una semana concentraban la artillería pesada del Gobierno. El encuentro de ayer también fue más que positivo, y los privados están dispuestos a adelantar (a través de la liberación de créditos desde el exterior), unos u$s 4.500 millones antes de fin de año. El gobierno pide unos u$s 6.000 millones y firmar la paz social con el sector. Ayer hubo cuarto intermedio, pero todo indica que habría fumata entre Economía y los exportadores sojeros, algo impensable el viernes pasado.