POLITICA
21 de agosto de 2018
Néstor Kirchner viajó 91 veces a Uruguay en barcos privados
El financista de Kirchner es investigado por los cuadernos de las coimas.
Clarens compartió destino con el secretario privado del expresidente. Pidió ser arrepentido en la causa por los cuadernos de las coimas.
Ernesto Clarens, financista vinculado a Néstor Kirchner, aparece mencionado por algunos empresarios como receptor de los bolsos con sobornos que le pagaban a exfuncionarios de los gobiernos K, por la causa de los cuadernos de las coimas.
Clarens, que pidió sumarse a los arrepentidos, viajó 91 veces a Uruguay en barcos privados, sobre un total de 164 traslados que hizo al país vecino. Llaman la atención la modalidad de los viajes del financista, que posee una empresa de taxis aéreos, y los destinos de los traslados, ya que según la Justicia Uruguay es uno de los pasos más usados para mover plata "negra" al exterior.
En paralelo a esta causa, su financiera Invernes es investigada en la causa por lavado conocida como "La Ruta del Dinero K", por la que está detenido Lázaro Báez. En esta investigación, Clarens aparece involucrado en la trama por la que el empresario blanqueó U$S 60 millones. Habría triangulado fondos de Báez por cuentas bancarias en Suiza, Hong Kong, las Antillas Holandesas Bahamas, Estados Unidos y Uruguay.
Del total de sus viajes al exterior, 91 fueron a Uruguay, en barcos privados, a pesar de que tiene su propia compañía de taxis aéreos. El dato del destino no es menor, ya que de acuerdo a la Justicia suele usarse para trasladar plata "negra" afuera del país. El financista vinculado al expresidente pidió pasar a ser imputado colaborador, acuerdo que todavía debe ser homologado por el juez federal Claudio Bonadio.
En su declaración ante el fiscal federal Carlos Stornelli Clarens dio detalles de las operaciones de su financiera en la causa. Fue involucrado en la investigación por el megaempresario de la construcción Aldo Roggio, que declaró ante la Justicia que el financista recibía coimas de hombres de negocios, a cambio de que les pagaran los certificados de avance de obras.
Uno de esos viajes fue el 23 de enero de 2009: el financista partió a las 19 y Muñoz algo más tarde. Volverían tres días después, con una diferencia menor a las dos horas. Lo mismo pasaría en febrero de ese año, y entre diciembre de 2010 y enero de 2011.
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