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SALUD

29 de agosto de 2018

Encuentran indicador de pronóstico del cáncer de mama más agresivo

En dos o tres años podría estar disponible un test comercial para determinar el pronóstico de las pacientes en los hospitales

Por: Por:Redacciòn FM Fleming con informaciòn de Agencias

Los investigadores han hallado que si las pacientes tienen seis proteínas quinasas inactivas, tienen un riesgo de recaída de menos del 5% tras doce años.

Científicos del CNIO identifican marcadores que permiten distinguir a las pacientes que tienen más probabilidades de recaer

La actividad de seis proteínas predice el riesgo de recaída después del tratamiento en el cáncer de mama triple negativo, el más agresivo y difícil de tratar, según revela una investigación internacional dirigida desde el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en Madrid. El hallazgo, publicado hoy en Nature Communications, abre la puerta a desarrollar pruebas que detecten qué pacientes tienen más probabilidades de responder al tratamiento y nuevas estrategias terapéuticas contra este tipo de tumores.

Aunque el cáncer de mama triple negativo es el menos frecuente –constituye entre el 10% y el 15% de los casos–, las afectadas “tienen una probabilidad de recaída a largo plazo superior al 35%, incluso a pesar de aplicar el tratamiento adecuado”, explica en entrevista telefónica Miguel Ángel Quintela, del CNIO, que ha dirigido la investigación. La recaída suele ser en forma de metástasis en otros tejidos, como el pulmón, el hígado o el hueso, que a día de hoy son incurables, recalca Quintela.

Más del 35% de las pacientes con cáncer de mama triple negativo recaen a largo plazo, la mayoría con metástasis, que a día de hoy son incurables

La categoría ‘triple negativo’ agrupa en realidad tumores con características genéticas muy dispares; lo que tienen en común es que las células cancerosas carecen de tres receptores que son dianas de tratamientos y que sí tienen otros tipos de tumores con mejor pronóstico. La heterogeneidad genética ha dificultado hasta ahora tanto el tratamiento como el diagnóstico del cáncer de mama triple negativo. “Algunas pacientes evolucionan muy bien y otras muy mal. Hasta ahora no teníamos forma de saber quién iba a ir bien y quién mal”, señala Miguel Ángel Quintela.

Para hallar una respuesta, su equipo decidido buscar no en los genes, sino en las proteínas de las células de este tipo de tumor. A partir de las muestras de 34 pacientes, han hallado un conjunto de alteraciones químicas en dos millones de proteínas que identifican a las mujeres que recaen. Tras añadir datos de otras 170 pacientes, han descubierto que seis proteínas reguladoras son responsables de estas alteraciones.

Las seis proteínas pertenecen al grupo de las llamadas quinasas. Las quinasas controlan otras proteínas introduciéndoles cambios químicos que pueden activarlas o desactivarlas, como si pisaran el acelerador o el freno. Eso genera cascadas de señales que regulan el metabolismo y la proliferación de las células, por lo que suelen jugar un papel clave en el cáncer.

A la izqda., tejido de una paciente con recaída del cáncer. A la dcha, una muestra de paciente sin la enfermedad. CNIO

Los investigadores han hallado que si las pacientes tienen seis proteínas quinasas inactivas, tienen un riesgo de recaída de menos del 5% tras doce años

Los investigadores han hallado que entre las pacientes que no tienen ninguna de estas seis quinasas activas, la tasa de recaída doce años después del tratamiento convencional, de cirugía y quimioterapia,está por debajo del 5%. En cambio, basta con que una sola de las seis quinasas esté activa para multiplicar el riesgo de recaída entre nueve y diez veces.

“Nuestro trabajo pone por fin orden en el cáncer de mama triple negativo, porque si no tienes marcadores que diferencien los distintos subtipos, no tienes razón para tratar diferente a unos u otros”, razona Miguel Ángel Quintela.

Este hallazgo podría permitir desarrollar pruebas rutinarias para determinar la actividad de las quinasas en las pacientes de cáncer de mama triple negativo, que se pudieran realizar en los hospitales como se hacen en la actualidad los análisis genéticos de los tumores, y que sirvan para identificar a las pacientes con mayor probabilidad de responder al tratamiento. El equipo dirigido por Quintela ha trasladado sus métodos de análisis de la actividad de las quinasas, que inicialmente realizaron con instrumentos complejos de los que no suelen disponer los hospitales, a técnicas que podrían utilizarse en los laboratorios de anatomía patológica donde se analizan las biopsias de los pacientes. Pero para que el avance pueda aplicarse a la práctica clínica, será necesario que lo desarrolle una empresa y pase por ensayos clínicos. De tener éxito, “en dos o tres años podría estar disponible comercialmente”, prevé Quintela.

En dos o tres años podría estar disponible un test comercial para determinar el pronóstico de las pacientes en los hospitales

Por otra parte, la investigación arroja también que las seis quinasas podrían ser dianas para nuevos tratamientos. Los científicos han ensayado diversas combinaciones de fármacos ya existentes que actúan contra algunas de estas proteínas y han hallado que tienen actividad antitumoral en experimentos en células y en ratones. Uno de los próximos pasos del equipo de Quintela será “implicarnos en la medida de lo posible en el diseño y conducción de ensayos clínicos con inhibidores contra estas quinasas, ya que ya existen contra tres de ellas. Internamente es posible que intentemos desarrollar inhibidores contra alguna de las otras quinasas contra las que no hay fármacos disponibles hoy día”.



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