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JUSTICIA

7 de septiembre de 2018

Clarens es aceptado como imputado colaborador

Financista Ernesto Clarens.Foto:Archivo

Por: Lucìa Salinas

El financista en su nueva declaración, reveló que entregaba bolsos con dinero que llegaban al entonces matrimonio presidencial.

El juez Bonadio lo aceptó como "imputado colaborador" después de que diera más nombres de empresarios y datos de cómo blanqueaba la plata. Reveló que entregaba bolsos con dinero que llegaban al entonces matrimonio presidencial


Bolsos con dinero que iban al sur, financieras, pesos convertidos en dólares a través de varias maniobras, la relación de Néstor Kirchner con Lázaro Báez, las coimas que pagaban empresas nucleadas en la Cámara de la Construcción, son sólo algunos segmentos de las más de cuarenta páginas que constituyen la confesión de Ernesto Clarens, el financista K que logró convertirse en imputado colaborador en la causa de los cuadernos de la corrupción.

Fueron tres las oportunidades en las que el financista vinculado a Néstor Kirchner y a Lázaro Báez tuvo que presentarse ante el fiscal Carlos Stornelli para declarar y mejorar su confesión. Sólo así, con mayores precisiones sobre el complejo entramado financiero que permitió la exteriorización de millones de dólares que se recaudaban de los cobros realizados a empresas contratistas del Estado, iba a poder acceder al status de imputado colaborador. 
Al juez Claudio Bonadio sus primeras declaraciones no le conformaron. En ellas había sumas de dinero muy por debajo de lo que se investiga: la ruta de sobornos habría superado para la fiscalía de Carlos Stornelli, los 200 millones de dólares. Pero carecía de otras precisiones: un detalle de cómo se movía el dinero que según la causa, era recaudado a empresas de la construcción, del sector energético y del transporte.

Su acuerdo de colaboración que fue homologado este jueves, al igual que la confesión de José López reviste el carácter de confidencial según señalaron fuentes judiciales. La confesión de Clarens ahora dejó mucho más. Admitió ante la Justicia que él cobraba coimas de los empresarios de la construcción, que hacía esas labores de financista con ese dinero, y que era el secretario privado de los Kirchner, Daniel Muñoz, ya fallecido, el que pasaba a buscar por su oficina a retirar bolsos para dárselos a los ex Presidentes.

Dio al menos una dirección, según pudo reconstruir Clarín, el hotel Panamericano propiedad entonces de Juan Carlos Relats quien después terminó administrando uno de los hoteles de Cristina Kirchner, la casa Patagónica Los Sauces por 105.000 dólares mensuales.

Además de recaudar los fondos ilegales, Clarens contó que armó la estructura financiera para convertir "a dólares con sus propias financieras, el dinero recaudado", se sospecha que el fin último era "exteriorizarlos y parte pasaba por Uruguay". Según pudo saber Clarín, la comisión que cobraba por estas operaciones iba del 10 al 20%.

La indagatoria supera las cuarenta páginas y cuenta con listado de empresas contratistas y obras asignadas a las mismas, se dividió en dos tramos. En primer lugar hizo referencia a lo que sucedió en Santa Cruz, allí su rol estuvo más vinculado a las tareas financieras: estructuró las operaciones necesarias para dar curso a Gotti SA, la principal constructora que tuvo Santa Cruz hasta 2003.

La firma vinculada a Clarens  "estaba cerca de la quiebra y se creó Austral Construcciones (firma insignia de Báez) como reaseguro de los negocios".  Allí distinguió que en el sur "no se cobraban sobornos". El empresario K no pagaba coimas, "Austral no estaba para eso", indicó Clarens.

La constructora recibió del gobierno de Cristina Kirchner 52 contratos viales por 46.000 millones de pesos. Báez recibió el 86% de las licitaciones adjudicadas en el sur con sobreprecios del 65%.

Fue el dueño de Gotti quien le dijo al financista "metelo al Negro (por Báez)", según su indagatoria. Todo cambió. "Lázaro un día llegó y dijo que se quería quedar con Austral". Al momento de explicar dicha circunstancia, Clarens habló sobre la relación Kirchner-Báez. El empresario no hacía nada sin la autorización del ex presidente y quedarse con la firma que "no fue decisión de él solo".

Austral era necesaria "para seguir operando" y con el tiempo fue la carta de garantía para "cobrar los certificados de obra que llegaban al sur". La Justicia ya determinó que parte de los fondos que recibió el empresario K "se dirigió al patrimonio de los Kirchner a través de locación de hoteles y de alquiler de propiedades".

Después se refirió a su llegada Buenos Aires. Explicó el circuito de cobros de los sobornos, y admitió su responsabilidad en la estructura no sólo como financista, sino también como "recaudador". Su línea directa era con José López: eran los responsables de negociar con las constructoras.

Ambos coincidieron en un punto en sus confesiones: en los nombres de los empresarios de la construcción a los que les cobraron las coimas vinculados a los que dio Carlos Wagner, ex presidente de la Cámara de la Construcción. 



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