ECONOMIA
29 de septiembre de 2018
El capital humano: piedra basal de las empresas
El capital humano es fundamental, hay que cuidarlo y hay que gestionarlo adecuadamente.
En la selección y contratación de trabajadores cada vez va tomando más fuerza el aspecto psico-emocional y conductual de las personas.
La adecuada gestión de los recursos humanos con los que cuenta una organización es hoy en día vital para el devenir de la misma. El capital humano es fundamental, hay que cuidarlo y hay que gestionarlo adecuadamente. Y ello repercute en la satisfacción y motivación laboral de los trabajadores y en su bienestar y salud psico-emocional.
No todas las personas somos iguales, tenemos físicos, mentes, aptitudes, actitudes, comportamientos, inquietudes y circunstancias diferentes. Estas diferencias deben tenerse en cuenta en muchos aspectos de la organización y dirección de grupos de personas, como es el caso de las empresas.
En la construcción orgánica de una empresa, además del académico o profesional. Se valora cada vez más “cómo es el trabajador”, y no sólo “cuánto sabe” (títulos académicos) o “cuánto ha hecho antes” (experiencia profesional). Dentro de estos aspectos psico-emocionales y conductuales, se valora por ejemplo la capacidad de adaptación a los cambios, la facilidad para las relaciones interpersonales y para el trabajo en equipo, la adaptabilidad a la organización de la empresa, la capacidad de iniciativa, la capacidad para auto-gestionarse y para la resolución de problemas, el interés por el aprendizaje y mejora…
Además de para la selección y contratación de personal, todos estos aspectos pueden ser tenidos en cuenta para la asignación de tareas, funciones y responsabilidades y para la configuración y organización de equipos de personas.
Aún cuando todas las personas, como se ha dicho, somos diferentes con nuestras peculiares personalidades, existen teorías que agrupan tipos de personalidades similares con propiedades comunes. Una de ellas es la teoría psicológica de Carl Jung (famoso psicólogo suizo 1875-1961) y en el Modelo Insights desarrollado posteriormente en Escocia. Realmente la teoría completa abarca mayor número de tonalidades, no obstante, el modelo simplificado de cuatro colores (rojo, azul, verde y amarillo) puede servir como aproximación para la identificación de los diferentes tipos de personalidades.
Básicamente, se catalogan cuatro tipos fundamentales de energías, cada uno asociado a un color, que pueden definir a grandes rasgos el comportamiento de las personas. Cada uno de nosotros tenemos los cuatro tipos de energía, es la combinación de las cuatro energías la que crea un único individuo.
Los cuatro colores que representan las energías son:
Azul Mar: Frío y analítico.
Rojo Fuego: Enérgico e impulsivo.
Amarillo Sol: Alegre y espontáneo.
Verde Tierra: Social y empático.
Todos tenemos algo de los cuatro colores, de las cuatro energías, pero normalmente algunas de las energías (o colores) son más dominantes que las otras y marcan más nuestro carácter y nuestro comportamiento. No hay “colores” mejores ni peores, cada uno tiene sus características que pueden ser mejores o peores según para qué.
Veamos ahora cada uno de los colores en más detalle:
Azul Mar
Personas con una predominancia en su personalidad de la energía azul tienen como características:
Son personas analíticas, reflexivas, objetivas, formales, perfeccionistas pero también rígidas, inflexibles, reservadas y distantes.
Desean conocer y comprender el mundo que les rodea, tienen una visión y mentalidad científica.
Mantienen un punto de vista objetivo y realista.
Piensan mucho las cosas, analizando exhaustivamente todos los datos, antes de tomar cualquier decisión.
Se aseguran de que la información sea precisa y completa antes de proceder.
Suelen ser trabajadores muy aplicados, súper analíticos, que les encantan los datos, las cifras, los gráficos y los detalles.
Se manejan bien con las nuevas tecnologías.
Son muy exigentes en el cumplimiento de las normas y de los procedimientos.
En ocasiones pueden ser poco eficientes al dedicar excesivo tiempo y recursos al análisis y no dar soluciones y resultados a tiempo.
No suelen ser muy comunicativos ni colaborativos, aunque si son aplicados en las tareas que se les encomiendan.
Prefieren los trabajos intelectuales a los manuales.
No les importa realizar cambios, pero siempre justificados y que los perciban como mejora.
Suelen ser ideales para trabajos de gestión de datos y procesos. Son excelentes auditores y analistas, sin duda realizan las mejores estadísticas e informes.
Prefieren trabajar solos, incluso aislados. En trabajo en equipo lo ideal es que se encarguen de la documentación y de la elaboración de informes.
Son ideales para puestos en los que se deban cumplir estrictamente unos procedimientos y unas normas. Son estrictos, precisos y detallistas.
Rojo Fuego
Personas con una predominancia en su personalidad por la energía roja tienen como características:
Son personas seguras de sí mismas, enérgicas, decididas, con gran determinación y muy competitivas pero también pueden ser agresivas, dominantes, autoritarias e intolerantes.
Son muy activas y se mueven en una dirección determinada y firme.
Tienen una fuerte determinación que influencia a los que los rodean.
Son determinadas y hasta obsesivas en su enfoque hacia los resultados.
Se relacionan con los demás de forma directa, sin rodeos ni contemplaciones.
No les gusta lo superficial ni lo accesorio ni lo secundario, se centran en lo principal y en lo importante.
Buscan resultados específicos y tangibles. Son trabajadores muy decididos y seguros de sí mismos, con mucha iniciativa y dotes de liderazgo.
Son personas valientes que no tienen miedo a los cambios ni a arriesgar para conseguir sus objetivos.
Suelen centrarse en la consecución de los objetivos, se centran en las soluciones no en los problemas y en los resultados no en el camino para conseguirlos.
No reparan en los medios ni en el modo de obtener los resultados.
A veces son excesivamente coercitivos y pueden generar cierto rechazo.
A veces pecan de una excesiva ambición.
Pueden ser buenos jefes y encargados, siempre y cuándo moderen su comunicación y trato con los empleados.
Son las personas adecuadas para encabezar y dirigir proyectos y para conseguir resultados concretos que puedan cuantificarse.
Amarillo Sol
Personas con una predominancia en su personalidad por la energía amarilla tienen como características:
Son personas muy sociables, comunicativas, extrovertidas, espontáneas pero también imprecisas, informales, impuntuales y precipitadas.
Generan entusiasmo y promueven la participación.
Les gusta y buscan la compañía de otros.
Se acercan a los demás de forma persuasiva, cautivante e invitadora.
Suelen derrochar simpatía y buen humor.
Son optimistas y positivos.
Necesitan que se les incluya en las decisiones. Les gusta que sus contribuciones sean percibidas y apreciadas.
Son personas muy comunicativas y sociables, con gran capacidad de persuasión y motivación.
Suelen crear buen ambiente.
Suelen ser algo informales.
No suelen ser muy exigentes en el cumplimiento de las normas y procedimientos.
Les gusta trabajar rodeados de gente con la que puedan interrelacionarse.
No son muy constantes aunque siempre están dispuestos a participar.
Prefieren los trabajos intelectuales a los manuales, y los creativos y de planificación a los de ejecución.
Son ideales para generar un buen clima laboral, les encanta trabajar con gente y comunicarse. Son buenos en tareas de atención a terceros y como comerciales o vendedores. Suelen tener buenas dotes de comunicación y diálogo.
Son buenos de mediadores en conflictos entre personas.
En trabajo en equipo son el nexo de unión del grupo, los que transmiten energía y positividad. Son ideales para motivar. Suelen tenar mucha creatividad y son excelentes para aportar ideas.
No soportan las tareas repetitivas, son dispersos, necesitan cambios constantes y nuevos estímulos.
No les agrada que les controlen ni que les den órdenes. Prefieren planificarse y organizarse ellos mismos su trabajo.
Pueden ser a veces trabajadores inconformistas, dispuestos a quejarse y a exigir.
Verde Tierra
Personas con una predominancia en su personalidad por la energía verde tienen como características:
Son personas constantes, comprensivas, pacientes y tolerantes pero también dóciles, permisivos, parsimoniosos, circunspectos y pusilánimes.
Perciben el mundo a través de sus valores y de lo que es importante para ellos.
Buscan armonía y profundidad en las relaciones.
Defienden lo que valoran con determinación callada y persistentemente.
Prefieren las decisiones democráticas que respetan a los individuos.
Se aseguran de que todos los puntos de vista han sido oídos y considerados antes de tomar una decisión.
Son personas que transmiten calma y serenidad, no suelen alterarse fácilmente. Tienen bastante auto-control.
Suelen ser eficaces en su trabajo pero a su ritmo, no toleran bien las prisas ni los plazos.
Asumen cualquier tarea que se les encomiende, no suelen quejarse ni criticar.
Suelen llevarse bien con todos, facilitan la unión del grupo.
No tienen apenas iniciativa ni creatividad por sí mismos. Suelen ir a remolque de los demás.
En algunos casos pueden ser desesperantes por su parsimonia.
Suelen ser lo que se conoce como buenos trabajadores sin más. Suelen acatar lo que se les exige y lo llevan a cabo pero a su ritmo. Les estresan los plazos y las prisas. No son los más idóneos para conseguir resultados a corto plazo.
No suelen quejarse ni exigir nada, acatan y asumen su trabajo con resignación y lo ejecutan con serenidad y parsimonia pero eficazmente.
En trabajo en equipo suelen asumir el grueso de la carga de trabajo pero sin iniciativa ni aportaciones propias.
Toleran bien las tareas repetitivas y monótonas.
Les gusta la estabilidad, no llevan bien los cambios.
No les gusta tener que organizar o planificar su trabajo, prefieren que se les indique lo que tienen que hacer aunque sin excesivo detalle.
Normalmente es el tipo de trabajador preferido para muchos puestos por su eficacia y solvencia a medio y largo plazo, pero también hay que decir que si se abusa de estas personas son las más susceptibles a quemarse y sufrir stress laboral.
Es importante insistir que en el ámbito laboral no hay un color mejor que otro sino que las características de cada uno pueden ajustarse mejor a determinadas situaciones, tareas o profesiones.
También hay que decir que, aparte de que todos tenemos rasgos de todos los colores, con mayor o menor tinte, todos los puestos de trabajo y todas las profesiones requieren también en mayor o menor medida de todas las tonalidades. No obstante, para algunas tareas o profesiones puede ser una ventaja tener unos rasgos de determinada tonalidad.
Los rojos, a los cuales les gusta dirigir y ordenar, aunque no les agrade en exceso necesitan de los azules (de sus conocimientos y de sus análisis) para poner en marcha los proyectos y alcanzar los objetivos, que es lo que verdaderamente les interesa. A los amarillos los toleran siempre que reporten los resultados que se les exija, aunque en el trato cercano suelen ponerles nerviosos pues son demasiado indisciplinados para ellos. Con los verdes se suelen llevar bien, pues acatan bien las órdenes e instrucciones pero corren el riesgo de saturarlos y quemarlos. Con quién peor casan es con otro rojo, pues ya se sabe… dos gallos en el mismo corral…
Un caso peculiar de rojo es el rojo-azul (morado podríamos decir), una personalidad con dotes de mando y dirección con fijación en los resultados pero también en el estricto cumplimiento de las normas y los procedimientos. Los rojos-azules son muy exigentes y controladores.
La mesa de trabajo de un rojo es una mesa sobria en la que sólo se encuentra lo necesario para realización de su trabajo, normalmente un ordenador y un blog o similar para notas rápidas. Puede tener también un pequeño objeto de carácter más bien decorativo que transmita fuerza y poderío, sería por ejemplo el típico pisapapeles clásico de mucho peso o un abrecartas con el mango dorado. A veces puede encontrarse también una foto de familia, normalmente bastante antigua, de algún acontecimiento relevante de su vida; su boda, la comunión de algún hijo…
Los azules son muy distantes y no se llevan de entrada ni bien ni mal con nadie, son muy legalistas y formales por lo que no les gusta que se salten las normas y los procedimientos. Los amarillos están en sus antípodas, son excesivamente caóticos y desordenados para ellos. Con los rojos pueden complementarse bien para la realización de algún trabajo, pues aúnan la fijación en los resultados y en las formas. Al azul se le da bien cumplir encargos, siempre y cuándo tenga tiempo y medios suficientes para hacerlo a su manera, de forma minuciosa. Con los verdes también hay cierta distancia, son demasiado espirituales y sentimentales para ellos. El azul con el que mejor se lleva es con otro azul… correctos, ordenados, estrictos…
La mesa de trabajo de un azul se identifica fácilmente por estar llena de dispositivos de tecnología (portátil, tablets, etc.). Son los típicos se hacen una hoja de cálculo para todo. Hay dos variantes de mesa de azules, la que suele estar muy bien organizada, prácticamente impecable y la que es un acumulo de documentos, cables, dispositivos tecnológicos y otras cosas. Suele ser típico en una mesa de azul alguno de esos objetos modernos curiosos, como un objeto antiestres de estrujar o un calendario digital.
Los amarillos se llevan a nivel personal genial con todo el mundo, les encanta la gente, les gusta hablar. Les gusta ser el centro de atención, son los dinamizadores sociales. La forma a veces autoritaria de los rojos oprime su forma de ser, pero suelen no hacer caso. Obtienen buenos resultados en los trabajos de relación con las personas, especialmente como vendedores. A los azules los ven sosos y aburridos. Con los verdes se llevan especialmente bien, pues éstos siempre están receptivos a reírles las gracias. Hay otra relación con la que no se sienten cómodos, y es con otro amarillo. Se quitan protagonismo ante los demás. Además, dos amarillos no suelen funcionar como equipo … demasiado caos junto.
La mesa de trabajo de un amarillo suele estar llena de notas con avisos de llamadas. No es fácil encontrar la mesa de un amarillo ocupada, es más fácil encontrarlo en la máquina del café, y si se encuentra en su puesto lo normal es que esté al teléfono. Un amarillo suele tener en su puesto los dibujos de sus niños o la foto con ellos del último viaje a Disneylandia.
Los verdes… están en otras cosas, su taichí, su karma… Suelen comprender a todo el mundo, toleran casi todo, son muy tranquilos y serenos pero una excesiva presión pueden estresarles en exceso. Con otro verde se lleva fenomenal por supuesto… está en su onda…
La mesa de trabajo de un verde se detecta fácilmente porque no muy lejos debe haber alguna planta natural, de esas que dicen que transmiten positividad. También es típico que los puestos de los verdes huelan a algún aroma particular de tipo floral o herbal, suelen tener algún ambientador de esos que transmiten energía positiva. La foto que ponen suele ser alguna reciente con los niños o de algún viaje por algún lugar del mundo, quizá del viaje del verano anterior de ayuda humanitaria a algún país lejano.
Lo ideal es por supuesto agrupar las mejores características de cada tonalidad. La energía y la determinación de los rojos para afrontar los desafíos que nos depara la vida y superar los obstáculos con los que nos encontramos; la vitalidad, el positivismo y las dotes comunicativas de los amarillos, que sin duda hacen más grato y satisfactorio el devenir cotidiano; la serenidad y la sensibilidad de los verdes para generar bienestar en nosotros mismos y con la gente que nos rodea; y la capacidad reflexiva de los azules que es lo que nos hace comprender mejor el mundo y la vida y lo que nos ayuda a aprender y a mejorar.
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