JUSTICIA
2 de octubre de 2018
Uberti detalló envío coimas a Néstor desde Venezuela
Se trata de parte de los 50 millones de dólares que se habrían repartido entre los presidentes de ambos países.Foto:Archivo
Claudio Uberti entregó más detalles de la forma en que se enviaba el dinero de las coimas desde Venezuela hacia Argentina.
El ex representante del gobierno kirchnerista en Venezuela, Claudio Uberti, amplió su declaración indagatoria y contó más detalles de la forma en que se enviaron los millones de dólares que le correspondían a Néstor Kirchner tras el cobro de un soborno por la compra de bonos argentinos en 2012.
Se trataría de 50 millones de dólares que se repartieron entre Hugo Chávez y Néstor, mientras que otros intermediarios, específicamente bancos, se quedaron con otros 50 millones de dólares, de acuerdo a lo que dijo el exfuncionario.
Según datos a los que accedió el diario Clarín, Uberti señaló en su indagatoria al ex presidente del Deustch Bank en Argentina y secretario de Finanzas K, Alfredo Mclaughlin; al ex presidente de PDVSA Rafael Ramírez Carreño y al ex titular del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes.
Mclaughlin había asesorado a Kirchner y luego fue nombrado secretario de Finanzas de la Nación. En el 2003, Kirchner tenía una cuenta con US$ 1,7 millón en el Deustch Bank de Nueva York.
De acuerdo a Uberti, dijo que Merentes llegó a Ezeiza en 2006 y venía con "muchísimas cuentas y montos elevados", momento en que le explicó la maniobra con los bonos. "“Ellos buscaban bancos de inversión 'amigos' y le entregaban los bonos argentinos; con esos bonos los bancos iban al mercado financiero venezolano y conseguían, gracias a las gestiones del gobierno chavista, dijo, dólares al cambio oficial. Luego esos dólares los vendían en el mercado informal. La diferencia, según me explicó, se la quedaban mitad los bancos y mitad los gobiernos”, dijo Uberti.
En ese momento, de acuerdo a lo que declaró, le dijo que “le avisara a mis superiores que tenían la plata que les correspondía a ellos, que me dijo que eran algo así como 25 millones de dólares y que necesitaba instrucciones de qué hacer con ella”.
Nelson Merentes, ex presidente del Banco Central de Venezuela y, según Uberti, eslabón del chavismo en la cadena de corrupción durante el Gobierno de Néstor Kirchner. Foto AFP
Después de eso viajó con el secretario de Finanzas y ex banquero Mclaughlin a Caracas “en un avión chico contratado por el gobierno”. Néstor le habría ordenado decirle a sus "amigos venezolanos" que quería la mitad de lo recaudado en billetes físicos. Sin embargo, le señalaron que les parecía imposible, a lo que Kirchner le habría contestado: “Pedazo de pelotudo, yo me encargo”.
Kirchner le ordenó que volviera a Caracas, donde se reunió con el titular de PDVSA, Ramírez Carreño, quien le dijo que tenía instrucciones de instrumentar el “envío de 25 millones de dólares al sur”, a través de la petrolera estatal.
Finalmente, junto a José María Olazagasti, secretario de De Vido, fue al sector militar de Aeroparque a recibir a los funcionarios venezolanos que venían en el avión. Olazagasti “se encargó de los trámites y el control”.
En el hall separaron una valijas del resto y le dijeron a Uberti: “Estas son tuyas, confirmando que tenían 25 millones de dólares”. Desde el aeroparque se trasladó hasta el departamento de los Kirchner de Juncal y Uruguay donde le entregó las valijas con el dinero al secretario privado, Daniel Muñoz.
Al día siguiente, Uberti le trasladó la pregunta de Merentes al propio Kirchner, quien lo instruyó así: “Te vas con Alfredo urgente a Venezuela y que Merentes le explique bien a él cómo es la operación”.
A los dos días, viajó con el secretario de Finanzas y ex banquero Mclaughlin a Caracas “en un avión chico contratado por el gobierno”. En la capital venezolana los recibió Merentes. “Yo era la cara 'conocida' pero no tenía ningún tipo de injerencia en la conversación (y la verdad, no entendía mucho). Merentes le explicó a Mclaughlin qué hacían con los Boden 2012”.
“No tengo conocimiento si el presidente Kirchner y Mclaughlin se reunieron, pero lo que puedo afirmar es que a los dos o tres días de regresar de aquella visita me llamó Néstor Kirchner y me dijo: 'Decile a tus amigos venezolanos que quiero la mitad de lo recaudado en billetes físicos en Buenos Aires'”, agregó Uberti en su ampliación de indagatoria.
A fines de julio del 2006, Chávez arribó al aeroparque metropolitano y Uberti le transmitió cara a cara el pedido de Kirchner. Con naturalidad, el presidente venezolano, entre una multitud de funcionarios, llamó a Merentes y le dijo que se reuniera con Uberti para arreglar “el asunto”. Se encontraron en el Sheraton y le solicitó enviar los “billetes a Buenos Aires”. Sorprendido, Merentes contestó que le parecía “imposible” y que él no sabía cómo instrumentar una operación de este tipo.
José López, Julio De Vido y Claudio Uberti, en 2006. Los dos primeros ex funcionarios kirchneristas están presos. El tercero detalló en la Justicia cómo los Kirchner recaudaban plata de coimas. Foto Télam
Al transmitirle a Kirchner esa respuesta, recibió como contestación un insulto: “Pedazo de pelotudo, yo me encargo”.
Días después, Kirchner le ordenó que volviera a Caracas, donde se reunió con el ministro de Energía y titular de PDVSA, Ramírez Carreño, quien le dijo que tenía instrucciones de instrumentar el “envío de 25 millones de dólares al sur”, a través de la petrolera estatal. Ramírez Carreño precisó que la gestión la iba a realizar Diego Uzcategui -presidente de la sucursal argentina de PDVSA- y que por teléfono iban a hablar de la coima como "la refinería”. Días después el titular de PDVSA lo llamó para avisarle que iba un avión de su empresa con “11 técnicos de la refinería”, en alusión a la coima.
Junto con el secretario privado de De Vido, José María Olazagasti, fue al sector militar del aeroparque metropolitano a recibir a los funcionarios venezolanos que venían en el avión. Olazagasti “se encargó de los trámites y el control”. En el hall, Uzcategui “separa tres o cuatro valijas” del resto y le dijo a Uberti: “Estas son tuyas, confirmando que tenían 25 millones de dólares”. Desde el aeroparque se trasladó hasta el departamento de los Kirchner de Juncal y Uruguay donde le entregó las valijas con el dinero al secretario privado, Daniel Muñoz.
En abril de 2007 durante una reunión cumbre de presidentes sudamericanos realizada en la Isla Margarita, Kirchner lo llamó a su habitación y le ordenó que les exigiera a los venezolanos que “carguen en el avión presidencial el resto del dinero por la operación”.
Le trasladó el pedido a Ramírez Carreño y éste le contestó que “era imposible, puesto que había en la isla más de 15 presidentes con sus delegaciones y su correspondiente personal de seguridad”.
Ante esta situación, Kirchner le ordenó que transmita a los venezolanos un mensaje sin vueltas: “Si no me cargan la guita en el avión, mañana no voy a la ceremonia de cierre de la cumbre”. Sin embargo, Ramírez Carrero insistió en que era “imposible”.
En el vuelo de regreso a Buenos Aires, Muñoz le advirtió que no se durmiera que Kirchner iba a llamarlo en cualquier momento. Viajaban en un Jumbo alquilado a Aerolíneas Argentinas. A mitad del viaje, el presidente lo convocó y le lanzó todo tipo de insultos por su “inoperancia”.
“Pedazo de pelotudo, inútil, nos volvemos con las manos vacías. Al final sos más empleado de los venezolanos que mío. Los venezolanos te agarraron de forro”, le lanzó. Y lo mandó a la parte de abajo del avión, como escarmiento. Al llegar a Buenos Aires, renunció a su cargo en medio del escándalo por la valija de Antonini Wilson de la que afirmó no haber conocido su contenido.
La valija de Antonini Wilson fue descubierta el 4 de agosto del 2007 por María Luján Telpuk, agente de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). La causa de la valija de Antonini se había cerrado y la reabrió el mes pasado el juez en lo penal económico Pablo Yadarola.
Esta confesión de Uberti está relacionada con una operación financiera de agosto del 2007. Ese mes Argentina concretó la colocación de deuda más cara desde el default del 2002: le pagó a Venezuela una tasa en torno al 10,6% por la compra de 500 millones de dólares en Boden 2015, en medio de un extraño contexto. Con la llegada del presidente venezolano Hugo Chávez a Buenos Aires, se avanzó en la negociación para la colocación de estos títulos. En principio, había trascendido que Venezuela compraría Boden 2015 por US$ 1.000 millones. Pero la operación se hizo, finalmente, por US$ 500 millones.
Chavez y Kirchner, en 2010 en Colombia. Foto EFE
Este fue el aporte argentino a la tercera emisión del llamado Bono del Sur que se completó con un título propio del gobierno de Hugo Chávez. En aquella visita, el mismo Chávez había detallado que su país compró en dos años en total US$ 4.572 millones en títulos argentinos.
La compra de bonos argentinos no fue la única relación financiera entre Néstor y Chavez. En el 2004 se había creado un fideicomiso argentino-venezolano para el intercambio de fuel oil por productos industriales en el banco suizo UBS. El fideicomiso lo administraban la petrolera PDVSA y el Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela (Bandes), y su cuenta en la Argentina la manejaba el Banco Nación.
Pero en el 2010, luego de la denuncia pública del ex embajador argentino Eduardo Sadous, el UBS le pidió datos al Bandes para investigar si había habido operaciones de lavado de dinero, tal como reveló Clarín en el 2013.
Como consecuencia de la negativa del Bandes a dar “información detallada” de las operaciones, el UBS cerró la cuenta del fideicomiso. Según las fuentes, el banco suizo pedía datos sobre los movimientos financieros de las cuentas de la venezolana Compañía de Mecanizado Agrícola y Transporte Pedro Camejo S.A., y la argentina Madero del Plata S.A. (ex Madero Trading) para investigar si hubo lavado de dinero. Este aspecto de la relación con Venezuela lo investiga el juez federal Julián Ercolini.
En un cable secreto enviado por el entonces embajador argentino en Venezuela, Eduardo Sadous, a la Cancillería, y fechado el 28 de mayo del 2004, saltó la punta de la turbia relación financiera de los Kirchner con Chávez.
El informe relata que ese 3 de junio iba a llegar a Caracas una delegación oficial presidida por el secretario de Minería, Jorge Mayoral, e integrada por el presidente del OCCOVI, Claudio Uberti; el presidente del INTA, Carlos Cheppi; el jefe de ceremonial de Planificación Federal, José María Olazagasti; y la asistente de ese ministerio, la rubia Victoria Bereziuk.
Agrega, en potencial, que el objetivo de esa comitiva sería tomar contacto con la petrolera PDVSA, el Bancoex, y el Ministerio de Energía y Minas; y el Ministerio de Agricultura.
Sadous cerró su cable secreto con un ruego diplomático: “Por lo expuesto, y debido al total desconocimiento de esta sede sobre ese particular, se agradecerá poder recibir confirmación de la misma así como programa de actividades y vuelos respectivos”. Era el primer indicio de la “embajada paralela” que manejaba De Vido, a través de Uberti.
Como antecedente de las maniobras con los acuerdos bilaterales con la Venezuela chavista, Sadous informó además a la Cancillería que habían desaparecido “90 millones de dólares de la cuenta del fideicomisoque estaba en un banco en Nueva York (una sucursal del UBS) cuando lo trajeron a Caracas, lo vendieron en el mercado negro de dólares y luego pusieron esa plata en el mercado oficial, donde se hicieron de una diferencia de 14 millones de dólares. Esto fue en enero de 2005 y fue lo que motivó mi reemplazo por Nilda Garré”.
Sadous fue embajador en Caracas entre 2002 y 2005 cuando fue removido por Kirchner y luego en el 2010, cuando la diputada del ARI Elisa Carrió hizo trascender su cable secreto, De Vido le hizo un juicio y logró procesarlo por falso testimonio con el apoyo de jueces adictos a los K.
En ese cable Sadous alertó al entonces canciller Rafael Bielsa sobre la existencia de una “embajada paralela” a la suya, y también sobre las irregularidades en el fideicomiso binacional investigado ahora por la Justicia. La “arquitecta” de ese fondo fiduciario fue Marta Cascales, pareja del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, entonces al mando de la secretaría de Comunicaciones.
El 25 de noviembre del 2004, el diplomático en otro cable secreto se explaya sobre el malestar que había entre empresarios que no podían acceder al registro de proveedores de PDVSA para participar de las ventas a Venezuela debido a que existía “falta de transparencia en la gran central de compras de esa firma en Houston, Texas”.
Tras otras consideraciones, concluye: “Tal vez, la reciente creación del grupo informal de seguimiento del fideicomiso -con la coordinación venezolana del lic. Franklin Méndez y del Ing. Claudio Uberti por la parte argentina- genere un nuevo ámbito de debate donde este tema pueda reverse”.
El diplomático cierra su escrito con una frase ambigua sobre cómo se realizaban los negocios en Caracas: “A criterio de esta representación no deben generarse muchas esperanzas en lograr un acceso amplio de las empresas Gapp sin existir socios locales que conozcan los mecanismos, códigos y canales informales usuales en el ámbito petrolero en esta” .
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