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EDITORIAL

25 de noviembre de 2018

La barbarie se apodero de la final de la Copa Libertadores

La Prefectura junto con oficiales de la Policía de la Ciudad lograron disipar a los hinchas.

Por: Redacciòn FM Fleming"Magazine"

Se decidió cerrar el estadio de River por "exceso de capacidad y bloqueo de las salidas de emergencia"

Por qué surge la barbarie. Cuando en nombre de la democracia surge la barbarie. Se llama barbarie a la ausencia de civilidad, educación, cortesía o respeto. El concepto, que proviene del vocablo latino barbaries, también alude a la brutalidad y el salvajismo.

Por ejemplo: "Lo que ocurrió en el Monumental es una barbarie que nadie debería tolerar”, “El partido terminó en una barbarie: 50 detenidos y debemos dar gracias que no hubo muertos. Se  registraron decenas de heridos por los enfrentamientos entre los seguidores de ambos equipos”. “El pueblo ya no soporta más la barbarie de los hinchas o barrabravas y exige respuestas concretas a las autoridades”.

La idea de barbarie se vincula al comportamiento de los bárbaros. Esta denominación fue otorgada, en distintos momentos de la historia, por ciertos pueblos a otros a los cuales consideraban inferiores o incultos. Hoy la barbarie se vincula al comportamiento de los inadaptados sociales. A los grupos o masas que se quieren imponer por la fuerza con conductas alejadas de las normas y valores sociales.


Por extensión, el estado que propiciaban los bárbaros se denominaba barbarie. Hoy en día, suele usarse el concepto de barbarie para nombrar a aquello que, por su excesiva crueldad o falta de urbanidad, escapa de lo habitual en una comunidad.

Tras los incidentes, River-Boca se juega este domingo desde las 17
Lo acontecido hoy en el ingreso a la cancha de fútbol, con conductas manifiestas de barbarie, ya que se trató de una situación fuera de control, donde las leyes quedaron de lado y muchas personas no respetaron los criterios básicos de convivencia y comportamiento social. 

Después de que se confirmara la postergación del encuentro, la gente de River empezó a desconcentrarse, pero a unas pocas cuadras del estadio, en el cruce de las avenidas Del Libertador y Congreso, se producía una batalla campal entre simpatizantes del club de Núñez y agentes del orden.

Allí, hinchas de River atacaron a pedradas a la Policía y rompieron y robaron automóviles estacionados, mientras los efectivos intentaban dispersar a los revoltosos disparando balas de gomas, según pudo constatar la prensa en el lugar de los incidentes.

Han sido una continuidad de actos descontrolados. Buena parte del público causó destrozos en el estadio, hiere a algunos policías que trabajan en el evento. Saquean y destruye automóviles y,  todo aquello que se les crucea la salida del recinto.
Las barrabravas exibieron su verdadero rostro, que es el del salvajismo, el primitivismo y la violencia.  "Barbarie" que es la antítesis de la "Civilización". Cuando las masas se encuentran en conflito entre los valores, las normas y la autoridad, ellos son los agentes de la inestabilidad y del caos, destruyendo sociedades mediante su descarada indiferencia hacia la humanidad y hacia el progreso social.
Desde la antigüedad, la barbarie es un concepto que se relaciona con el otro, se construye sobre la miopía etnocéntrica y sirve como justificación para el establecimiento de relaciones de poder y dominación, y estas "barrabravas" se sienten "dominantes" y "protegidos" por la amistad entre los "dirigentes" de los "clubs" y ellos a ultranza usan la fuerza destructora como representativa de la imagen de los hinchas de ese club. Qué paradoja.

 

El actuar de la Barrabravas, se trata de un fenómeno connivente cuando las autoridades del deporte se escudan en que lo peor tiene lugar fuera de los estadios, y cuando los clubes evitan confrontarse con supuestos aficionados que no se enardecen durante tal o cual encuentro, sino que van enardecidos de antemano porque conforman tramas extremistas a cuenta de la competitividad deportiva. Las imágenes de los altercados de ayer sábado en los aledaños del Monumental no permiten distinguir a los ultras hinchas de los ultras barras porque la violencia les confunde en un mismo retrato de la barbarie. 


La situación se salió de control y los barrabravas tomaron las calles, donde utilizaron palos y piedras contra los patrulleros y los escasos efectivos policiales designados para el operativo de seguridad.

Por fortuna, no hubo necesidad de lamentar muertos ni heridos graves en estos incidentes, que concluyeron con cincuenta personas detenidas.
La actuación de la Justicia ordinaria puede empujar al mundo del fútbol a adoptar medidas drásticas para alejar de su entorno la violencia. Para que un partido no sea una excusa propicia a cualquier barbaridad. A una brutalidad que se ufana de actuar en un espacio fuera de control.

La Conmobol no se sentirá concernida por unos altercados tan graves mientras las instituciones no apliquen al límite los recursos de la ley o no los adecúen, en su caso, a los retos emergentes de la ignominia disfrazada con equipamiento futbolístico para evitar que energúmenos con un negro historial a sus espaldas como los que representan las barrasbravas, sigan su libre tránsito de estadio a estadio. Pero lo mismo ocurre con cada club, con cada federación o con cada asociación profesional.
Impunidad y tolerancia
La impunidad, la tolerancia y hasta la comprensión hacia los episodios de violencia en torno al fútbol son resultado, en buena medida, del peculiar anonimato en que se mueven sus causantes. La detención de solo unas cuantas personas hichas de River. contribuye a recrear la idea de un fenómeno colectivo exento de responsabilidades individuales. Como si la barbarie fuese circunstancial y nadie pudiera verse imputado, en tanto que investigado, por acontecimientos tan graves.

Los sucesos del sábado interpelan a Argentina entera.  Pero lo hacen, de entrada, a quienes, desatendiendo las advertencias del Gobierno de River de no provocar ni responder a las provocaciones de los visitantes más violentos, aprovecharon el partido para citarse en en concentraciones sin miedo a la Seguridad, que a todas luces las permitió ante el temor a que prohibirlas fuera una peor solución. Eso y el despliegue policial previsto forman parte de las explicaciones que deberán dar sus responsables por todo lo acontecido. Sin que ello no deje sin pena, en ningún caso a los causantes de tan trágicos sucesos.



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