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26 de noviembre de 2018

Firmado el acuerdo entre el Reino Unido y la UE

Los dos documentos del Brexit suponen el corpus legal y político de esta fase de retirada.

Por: Por:Redacciòn FM Fleming"Magazine" con información de Agencia EFE

Los 27 dieron ayer el visto bueno oficial al Acuerdo de Salida del Brexit y a la Declaración Política sobre la relación futura.


"Es el mejor acuerdo posible y es el único acuerdo posible". El mensaje no está abierto a debate o a interpretación.

Después de 18 meses intensos, a un nivel sin precedentes, y a las puertas de una "tragedia para Europa", los 27 dieron ayer el visto bueno oficial al Acuerdo de Salida y a la Declaración Política sobre la relación futura, los dos documentos del Brexit que suponen el corpus legal y político de esta fase de retirada. Y no hay margen, ni voluntad, de tocar una coma. No se cedió con España ni ante la amenaza de un boicot, así que mucho menos con quien dentro de unas semanas será ya un país tercero. Un recado que esperan llegue con claridad a todo Reino Unido, que sale de la UE tras 45 años.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, deja Bruselas. YVES HERMANREUTERS

A quienes, a izquierda o derecha, teorizan y prometen una vez más lo imposible. A todos los que sueñan con enmendar lo pactado para que sea menos lesivo, desde posiciones escépticas o desde las más europeístas. Esto es lo que hay. La UE celebró ayer en Bruselas su cumbre más triste. Sin festejos ni satisfacción. Por eso la consigna fue vender solemnidad, en el fondo y las formas, y esperar. La pelota está ahora en el tejado de Westminster. El continente ha cumplido su parte y ahora le toca a sus todavía socios. Una tarea titánica para una 'premier' discutida en un país dividido y con pésimos precedentes. La última vez que la Unión celebró una Cumbre extraordinaria de este tipo fue en la víspera del referéndum británico de 2016. Y de aquellos polvos, estos lodos. El Consejo Europeo de ayer fue poco más que un trámite. Los socios escucharon al presidente del Consejo, Donald Tusk. Al de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Y al negociador jefe, Michel Barnier. Media docena de líderes tomaron la palabra, pero sin discrepancias. Y se respaldó en menos de una hora el procedimiento. Después entró en la sala Theresa May, y otra media docena de colegas le dieron una réplica cortés y le desearon suerte. Ella explicó dos ideas, según fuentes consultas. La primera, que el Parlamento británico votará por primera vez, muy probablemente, el próximo 11 de diciembre. La segunda, que todavía no tiene garantizados los respaldos necesarios. Europa, que ha visto peligrar hasta el último momento el acuerdo por la cuestión de Gibraltar, no quiere pensar en alternativas. "El único Plan B en marcha son los planes de contingencia para un No acuerdo", avisó ayer una alto representante comunitario. Si May cae y con ella el acuerdo, Europa activará sus alarmas y tratará de paliar hasta el 29 de marzo las muchas e incalculables consecuencias. Pero no hay tiempo material para negociar otras cosas."Por delante tenemos el difícil proceso de ratificación, así como las futuras negociaciones. Pero independientemente de cómo termine todo, una cosa es cierta: seguiremos siendo amigos hasta el final de los días y un día más", aseguró Tusk ayer. "Invito a quienes tienen que ratificar este acuerdo en la Cámara de los Comunes a tomar esto en consideración. Este es el mejor acuerdo posible para el Reino Unido. Este es el mejor acuerdo posible para Europa. Este es el único acuerdo posible", instó por su parte el luxemburgués. En sus equipos se percibe todavía la rabia. "Si hoy tienen problemas para alcanzar mayorías eso se remonta al problema fundamental, a promesas irreales, incompatibles y mutuamente excluyentes en el pasado. A la imposibilidad de traducir eso que se dijo en una posición coherente. Ha sido muy difícil para Reino Unido tenerla, en el Gobierno y en el Parlamento, simplemente porque demasiadas cosas de las que se dijeron estaban fuera de este mundo", resume crudamente un alto funcionario europeo, por lo general muy comedido.A pesar de ello, los líderes se han conjurado para hacerle la vida lo más fácil posible a la 'premier'. Darle margen y aguantar todo lo posible, sin reaccionar a las provocaciones inevitables. La estrategia de May es, forzosamente, muy diferente. Por eso ayer aseguró que no se siente especialmente "triste" en el momento de sellar el Brexit, aunque entiende que el resto sí. Y por eso expresó su convencimiento de haber logrado un texto que asegura "el control de las fronteras, el control de nuestro dinero y el control de nuestras leyes".La líder conservadora anunció que intentará explicar el acuerdo de viva voz a los británicos en una gira por el país en las próximas dos semanas, y expresó su confianza en lograr vencer las reticencias expresadas por decenas de parlamentarios del Partido Conservador e incluso dentro de su propio gabinete. Pese a su insistencia en buscar el apoyo de los británicos, May reiteró en Bruselas que no apoya la convocatoria de un segundo referéndum, pues "el voto del pueblo" ya se celebró hace más de dos años con el respaldo al Brexit. La postura españolaMay no lo tenía fácil la semana pasada y todavía menos tras sufrir en las últimas horas duros ataques por la cuestión de Gibraltar, lo que inquieta y mucho en este lado del Canal. La postura española de la última semana, con vetos primeros y la promesa de sacar el tema de la soberanía próximamente, no ha gustado a algunos gobiernos. Las instituciones y las capitales han entendido las reclamaciones y respetan la sensibilidad nacional, porque saben que Gibraltar es una cuestión crítica. Pero diplomáticos que han permanecido mudos toda la semana se soltaron ayer, criticando que se presentase batalla "en el último momento y sin justificación posible". La postura de la Comisión y el Consejo es mucho más matizada. "Uno de los fundamentos en esta casa es que todas las posiciones los legítimas y deben ser respetadas. También en este caso particular. Ha habido muchos momentos difíciles, no sólo por España. Muchos estados, muchas preocupaciones y todas legítimas", matizó una alta fuente comunitaria muy al tanto de los acontecimientos de estos días. Y entienden que estos días haya sido difícil la comunicación con el Gobierno al estar Sánchez en Cuba.El presidente español, por su parte, tomó ayer la palabra ante sus colegas para explicar lo ocurrido, sus motivaciones y su impresión. No fue una disculpa, pero sí un reconocimiento. "Quiso agradecer la solidaridad del resto de país y los esfuerzos de todos para ayudar a alcanzar una solución", explica un testigo. Minutos después, ya ante las cámaras, Sánchez sacó el escudo y la espada e hizo una férrea defensa del "triple blindaje" obtenido por sus colegas sobre la bocina. "Con el Brexit perdemos todos, pero en Gibraltar, España gana. Y gana Europa", aseguró. "Estamos en una posición de fortaleza como nunca hemos estado en estas décadas de pertenencia a la UE para poder negociar la cuestión de Gibraltar con Reino Unido. Y eso permitirá, en esta fase que arranca ahora, "hablar de todo", incluyendo el asunto de la "soberanía", prometió. Casi de forma simultánea, en el mismo edificio, May aceptaba el pulso: "Estoy orgullosa de que Gibraltar sea británica y su estatus constitucional no va a cambiar".El balance que hace Moncloa del pacto es desbordante. La versión es que "la UE reconoce el liderazgo de España en la negociación con Gibraltar" y que entre las garantías hay un punto que se "se refiere específicamente, algo no logrado hasta ahora, a la obligación de respetar la integridad territorial de la Unión". El presidente afirmó, tras las críticas recibidas que con los blindajes "no hay debate" posible, puesto que "existen todas las garantías jurídicas y políticas". E instó a la oposición a "ver la prensa británica", para que comprueben como allí la que aparece como derrotada es Londres."Cuándo en 2017 el Gobierno impulsa en una declaración del Consejo sobre las orientaciones, ¿tenía validez jurídica? ¿Y política? Hemos ido operando con aquello que se pactó en 2017 y ahora añadimos algo más. En la retirada se clarifica y fija la interpretación jurídica de lo que supone el Artículo 184, el de la discordia esta semana, y eso no lo hace sólo el Consejo sino la Comisión, que es quien negocia. Y lo hace además bajo la aproximación que ha tenido el estado español. No hay debate. Hay una clarificación, una fijación del significado jurídico y político del 184", se defendió.
Es evidente que ahora hay cosas que nunca antes se habían logrado. Pero también es evidente que lo principal que cambia es que Reino Unido se va, y si ya no es Estado Miembro por lógica no puede tener el mismo apoyo que España. Simplemente ese hecho ya debería justificar un respaldo político sin precedentes en nuestra Historia. En realidad, España no ha logrado su objetivo: modificar ese Artículo 184 Acuerdo de Salida e incluir una referencia a Gibraltar en la Declaración Política. A cambio, sus socios le han dado una "triple garantía". Una carta del presidente de la Comisión Europea y del Consejo Europeo mostrando su apoyo. Además, una declaración de la Comisión Europea y del Consejo Europeo (de los 27 socios) en la que respaldan la interpretación de España sobre el polémico Artículo 184 (a pesar de que siguen pensando que era innecesario y que ya estaba claro) y la promesa política de que todo acuerdo futuro entre la UE y Reino Unido que implique de cualquier forma a Gibraltar necesita de forma indiscutible el visto bueno de España. A pesar del entusiasmo con el que el Gobierno, en privado y público, presenta la fórmula, esos documentos no tienen ni de cerca el mismo peso jurídico que una rectificación o una nota dentro del Acuerdo de Salida. Forman parte de un anexo a las actas del Consejo Europeo que se celebró ayer, pero no está incluido siquiera en las conclusiones del mismo. Algo que dista de ser el recurso diplomático, legal y político de más alto nivel. La posición de sus colegas y las instituciones es bastante sencilla. No prestan demasiada importancia al "artículo de la discordia" pero están contentos de que España vea resuelto el punto. Y apuntan sin embargo al otro texto. "La declaración es todo lo fuerte que puede ser y será la base de la posición negociadora de la Unión cuando llegue la hora. Sea cual sea la posición, será el fundamento, no hay la menor duda", explican con rotundidad fuentes de las instituciones. Al menos, ahora. Está por ver que dentro de un año, tres, cinco o 10 se mantenga esa contundencia.

 



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