La postergada superfinal de la Copa Libertadores de América entre River y Boca, extirpada de la Argentina por la Conmebol, como consecuencia del ataque que sufrió el micro del plantel xeneize en su camino al Monumental el 24 de noviembre, ofrece un escenario superador. La mayoría de los habitantes de nuestro país, hinchas de los millonarios y del xeneize, tienen en sus manos un examen en donde hasta aquí han reprobado: aprender a perder.

Incluso, fue un tema al que Guillermo Barros Schelotto le dedicó un espacio importante durante la conferencia de prensa que brindó ayer. “Dentro del desafío está la posibilidad de ganar o de perder. Hay que destacar lo hecho por los dos equipos en esta Copa. Este año se dio una Libertadores muy difícil. Desde cuartos de final en adelante casi todos habían sido campeones. Se jugó en un nivel altísimo de juego y de táctica, y Boca y River lo hicieron muy bien. Y el domingo uno va a ganar y otro va a perder. Así es el juego”.

Consultados por FM Fleming, un grupo de fanáticos de unos y otros imaginó el contexto opuesto al que desean: un domingo por la noche derrotados. ¿Cómo sigue la vida de un hincha de River si es Boca el campeón de América en el Bernabéu? ¿Qué sentirá el fanático xeneize si el millonario levanta la ansiada Libertadores? ¿Es tan grave el día después?

Hinchas de River y Boca le quitan dramatismo a la final del domingo Crédito: Facundo Pechervsky

Mechi tiene 36 años y es “de River hasta la médula”. Ella dice: “No sé cómo reaccionaría. Pero sí estoy segura que el hincha se va a escudar en lo que pasó en las últimas dos semanas para restarle valor a la derrota. Antes, si perdíamos me tenía que ir a vivir al Congo porque había gastado a todo el mundo porque sentía que estaba ganado. Pero ahora si perdemos, va a jugar todo lo que pasó en el medio: que nos sentimos estafados, que se mezclaron todos los intereses, barras, políticos, dirigentes, y le vamos a restar valor a la derrota. Va a primar la bronca por todo lo que ocurrió y cómo lo podríamos haber ganado en mi cancha, y cómo ahora nos robaron. Va a pasar por ese lado.”

Marina es “muy bostera” desde que nació. Y resume en pocas palabras su punto de vista: “Desde que se murió mi viejo siento que nada es tan grave. Seguramente voy a estar triste y la bronca va a durar años, pero sinceramente es mucho peor descender de categoría.”

 Hinchas de River y Boca le quitan dramatismo a la final del domingo Crédito: Facundo Pechervsky

Marcelo fue papá hace unos meses, a los 43 años. Sus prioridades cambiaron. Anticipa que no es fanático, sino simpatizante. Y se engancha con la propuesta: “Mi vínculo con River es extraño. Fui más veces a la cancha con el equipo en la B que el resto de mi vida. Para aguantar, acompañar y demás. Me pegó mucho por ver sufrir a mi sobrino. Al día siguiente del descenso sabías que te ibas a comer un gaste, sabías que iba a estar el folklore ese por siempre. Todos los campeonatos querés que a Boca le vaya mal justamente, por haber perdido la categoría. Como simpatizante y no como hincha, me imagino el escenario de derrotado y creo que sería malo. Y es algo que puede ocurrir. Pero al día siguiente me tengo que levantar, ir a laburar, tengo que cumplir con mis obligaciones, seguir criando a Matías. A la vez hay un montón de condimentos alrededor de todo este evento que hace que uno quiere ser el ganador, pero a la vez está todo tan desvirtuado y todo tan vapuleado y manoseado, que considero que hasta pierde cierto valor. Más allá de lo que se diga después del que ganó, cómo lo hizo y que no deja de ser histórico, no sé en qué sentido será algo histórico realmente positivo”.

Jorge tiene 67 años. Presenció muchísimos River-Boca, entre ellos el de la triste tarde de la tragedia de la Puerta 12 en el Monumental, donde un año después celebró con la vuelta olímpica xeneize en Núñez. Vive los superclásicos con mucha intensidad, y desde su voz experimentada explica su postura: “Es posible que en caso de que pierda el equipo del cual uno es favorito se sienta una gran frustración. Pero hay que entender que siempre está la esperanza de una nueva revancha. La vida siempre da oportunidades para compensar alguna frustración anterior. Boca es un sentimiento muy grande, pero no es todo en la vida. Forma parte, claro. Hay mucha pasión, pero la vida pasa por otro lado. Y si este domingo a Boca perder será una tristeza y un dolor de ese momento. Y nada más. Hay cosas mucho más importantes en la vida: la familia, los amigos. La pérdida más importante es la de un ser humano. Perder un partido es el momento y nada más que eso, por más importante que eso fuere. Soy un apasionado de la vida y de Boca, pero se debe tomar esto de otra manera. Es un deporte, es un partido, y solo uno va a ganar. Quizás en otro momento lo hubiera vivido de otra manera, pero hoy lo veo así. Esto para mí es disfrutar de ese momento. Al rato, la vida continúa porque tengo cosas muchísimo más importantes para vivir, también con pasión e intensidad.”

Fuente: Archivo – Crédito: Facundo Pechervsky

Martín, de 43 años se suma al juego con preocupación: “De solo pensarlo se me hace un nudo en la garganta. Sumar esto al eterno ‘riber’ me mata y me deprime, sumarlo a que Boca tenga otra copa internacional y saque más ventaja me daría mucha bronca, que no hayamos podido ser locales en la vuelta como debería haber ocurrido me jode mucho. Pero la vida continúa. Será una espina, que no será excusa para dejar de alentar a los jugadores y a nuestro querido Gallardo, que ha llevado a River tan alto”, dice.

 Hinchas de River y Boca le quitan dramatismo a la final del domingo Crédito: Facundo Pechervsky

“Si Boca pierde depende cómo lo hace. Si pierde a lo Boca, jugando bien, intentando y demás, estaré triste, con bronca, de mal humor y frustrado. Pero todo eso durará un par de horas, el lunes, un poquito más y saldré adelante”, cuenta José, de 40 años. Y amplía: “Porque soy super hincha de Boca, voy a la Bombonera, lo disfruto, pero puedo desdoblar ese sentimiento con mi vida cotidiana. Y si Boca juega mal, a cualquier cosa, sin una estructura ni una idea, ahí voy a estar muy caliente, enojado y puteando. Esa es la diferencia, creo.”

Lucas, también de 43, considera: “Será muy difícil el escenario para el derrotado. Que tal vez crea que circunstancialmente es el fin del mundo y que nunca va a poder superar la derrota. Sin embargo, el fútbol posee algo casi mágico, y es que tiempo después siempre aparece la oportunidad de redimir. Y tener un triunfo que cicatrice las heridas. Si se pierde, a dormir, y a empezar de nuevo.

Este porteño, de 43 años, hace una analogía con el amor, y valora el poder de reacción que tiene la derrota: “Es como la persona que se separa y cree que nunca más se va a enamorar, que nada tiene sentido, y te la encontrás unos años después y está con una nueva pareja y mejor que nunca. Nosotros nos fuimos a la B, y de toda mi vida como hincha de River las alegrías más grandes fueron después de eso. Lo que significa que la vida del hincha necesita grandes derrotas para poder disfrutar luego de los grandes triunfos. Es un juego. Y es así.”

José Luis tiene 50 años. “De Boca desde la cuna”, anticipa. Y se prende al juego: “Mucho depende de cómo sea el partido. Porque si Boca juega bien y lo pierde por esas cosas que tiene el fútbol creo que me daría bronca, pero nada más. La vida continúa. Tal vez quedaría un sabor amargo, y aguantando las cargadas de los primos, pero así es el fútbol. Bronca por haber estado tan cerquita de salir campeón, con lo difícil que es llegar a la final. Ojalá que les toque a ellos sentir todo eso.”