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24 de diciembre de 2018

El origen del villancico más universal

Felices fiestas:Michael Größinger.Foto:Getty

La canción ‘Noche de paz’, gestada en una Nochebuena austriaca, cumple hoy 200 años.


En la Nochebuena de 1818, hace hoy 200 años, en el pueblecito austriaco de Oberndorf, cerca de Salzburgo, se escuchó por primera vez el villancico Noche de paz. Una canción que desde entonces se ha convertido un himno de estas fechas y en La Vanguardia queremos desearos felices fiestas explicando el origen de este villancico.

Compuso la partitura ese mismo día el maestro de escuela y organista Franz Xaver Gruber, a petición de un sacerdote amigo suyo, Joseph Mohr, quien tenía escrita la letra desde hacía dos años. Mohr, de 26 años, caminó esa tarde en la nieve hasta Arnsdorf, el cercano pueblo donde vivía Gruber, de 32, para hacerle el ruego. En pocas horas, el organista escribió una sencilla y dulce melodía. Ambos la cantaron en la iglesia católica de San Nicolás –que ya no existe, en su lugar hay ahora una capilla con el nombre del villancico– en la misa del gallo, acompañados a la guitarra por el propio Mohr.

Felices fiestas
El sacerdote Mohr le llevó un poema suyo al organista Gruber y le pidió una melodía

Stille Nacht, heilige Nacht, dice el primero de sus versos que, con el tiempo, serían traducidos a más de 300 idiomas y dialectos, para convertirse con los acordes de Gruber en el villancico más universal de todos los tiempos. Como cada Navidad, lo cantarán estos días millones de personas en el mundo para felicitar las fiestas. Austria celebra el bicentenario con actos y muestras en los distintos lugares donde vivieron o trabajaron Mohr y Gruber, y con una exposición en el Museo de Salzburgo, abierta hasta el 3 de febrero. Desde el 2011, Noche de paz es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco.

El origen de la canción está documentado gracias al rey de Prusia Federico Guillermo IV, quien, treinta años después de su creación, se la oyó entonar al coro de la catedral de Berlín, y quedó cautivado. El coro la había aprendido de unos cantantes tiroleses, pues la canción era ya popular, y el rey ordenó localizar al autor para pedirle la partitura exacta. Por el tipo de tonada, los prusianos barruntaron que el compositor podía ser un hermano de Josef Haydn llamado Michael, y preguntaron en una abadía benedictina de Salzburgo.

Supieron así de Franz Xaver Gruber, entonces ya organista de iglesia en otra localidad, Hallein. Gruber se sorprendió ante tanto entusiasmo por una melodía que, cuando la compuso 36 años atrás, había consignado en su diario como “simple composición sin significado”.

Para aclarar cómo ocurrió todo –Mohr había fallecido en 1848–, Gruber redactó el 30 de diciembre de 1854 la llamada Authentische Veranlassung (origen auténtico) de la canción navideña Stille Nacht, Heilige Nacht. En el texto relata, en tercera persona, que el 24 de diciembre de 1818 Mohr entregó a Gruber “un poema, con la petición de escribir una melodía adecuada para dos voces solistas con coro y con acompañamiento de guitarra”; y que Mohr, “un excelente tenor”, y Gruber, “como bajo”, interpretaron la canción en la misa del gallo. El órgano de la iglesia estaba estropeado –dato verificado por la investigación histórica–, pero eran tiempos de miseria, y de ahí surgió la leyenda de que el órgano estaba roído por ratones hambrientos, y que por eso hubo que recurrir a la guitarra.

Es sin embargo cierto que la pobreza –que los dos autores sufrieron en su infancia– impregna la letra de Noche de paz, como también el eco de la guerra. Joseph Mohr escribió las seis estrofas del poema –de las que se suelen cantar sólo tres: la primera, la segunda y la sexta– en 1816, cuando vivía en otro pueblo, Mariapfarr. Fue una época espantosa para Europa: 1816 fue el llamado “año sin verano”, pues la erupción de un volcán en la lejana Sumatra adelantó el invierno, y las fuertes lluvias arrasaron las cosechas. La hambruna agravó la inseguridad de una Europa ya maltrecha por las guerras napoleónicas.

Los historiadores coinciden en que la letra de Mohr, aparte de su mensaje navideño, refleja un profundo anhelo de paz y esperanza, y una voluntad de consuelo para una población afligida. El ansia de fraternidad se nota sobre todo en las tres estrofas que no cantamos, que evocan la unión de los pueblos en alabanza a Jesús, y la protección del mundo por el amor divino. Casi un siglo después de su composición, soldados alemanes y británicos entonaron Noche de paz en las trincheras de la Primera Guerra Mundial –cada cual en su idioma– el 24 de diciembre de 1914, en la espontánea y legendaria tregua de Navidad, unas horas en que callaron las armas. Su ritmo de nana, tierna y melancólica, es también un himno a la paz.

Ahora que ya conocéis el origen del villancico más popular del mundo, solo nos queda desearos una gran nochebuena y felices fiestas.



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