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DEPORTE

6 de febrero de 2019

Dos brasileños en el clásico Barcelona -Madrid

El de hoy puede ser el primer clásico entre los dos brasileños con formas muy distintas de interpretar el fútbol

Por: AFP

Las jóvenes estrellas emergentes, son futbolistas completamente diferentes, para definir el estilo de juego en sus equipos.

Arthur y Vinicius, jóvenes estrellas emergentes de Barcelona y Madrid, condensan el lema que figura en la bandera de Brasil. El centrocampista azulgrana simboliza la armonía y la seguridad, el delantero blanco representa el avance incondicional. Con la nacionalidad como único denominador común son futbolistas completamente diferentes pero, cada uno a su manera, con capacidad para definir el estilo de juego en sus equipos.

Si el Camp Nou busca en Arthur un sucesor de Xavi, en el Bernabeu Vinicius significa un sucedáneo del deseado Neymar. Rescatarlo del equipo filial, con el que llegó a jugar cinco partidos, ha sido una de las grandes apuestas de Santiago Solari respecto a la gestión de Julen Lopetegui. Así, el de São Gonçalo, de 18 años, ha intervenido en los últimos siete partidos de Liga y tiene opciones de titularidad en el Camp Nou para enfrentar su primer clásico. Más maduro (22), Arthur busca su segundo enfrentamiento de máxima rivalidad. Se estrenó en la cita precedente, con una actuación prodigiosa en el 5-1 del Camp Nou de la primera vuelta del campeonato. El de hoy puede ser el primer clásico entre los dos brasileños, futbolistas meticulosamente elegidos para ser trascendentes en el Barça y el Madrid del futuro próximo desde demarcaciones, talantes y cualidades muy diferentes.

Arthur

 

Un producto de la Masia hecho en Brasil

Aunque no figuró en el once inicial hasta la quinta jornada de la Liga y no ha completado ningún partido del campeonato, Arthur Melo forma parte del teórico equipo de gala del Barcelona, el que actúa en los grandes acontecimientos, cuando se trata de desplegar e imponer el estilo de fútbol azulgrana. El centrocampista fue titular contra el Atlético y el Real Madrid en la Liga, en la eliminatoria de Copa ante el Sevilla y en los dobles enfrentamientos ante el Tottenham y el Inter en la Champions.

Arthur aplica a la pelota el instinto de conservación que tienen las especies, una característica fundamental en el juego de posición del Barça. Son muchos años, desde la infancia, observando y admirando desde Brasil el tratamiento que proporcionaban al esférico Xavi e Iniesta. Por eso, aunque cubre su primera temporada en el Camp Nou, da la impresión de producto de la factoría de la Masia. La recibe, la esconde, circula con rapidez y quirúrgica precisión. Crea un ambiente de seguridad y confianza a su alrededor. Se perfila sin discusión como uno de los pilares del centro del campo del Barcelona del futuro.

 

Arthur, durante el partido del Barça frente al Sevilla en Copa

Arthur, durante el partido del Barça frente al Sevilla en Copa (Lluis Gene / AFP)

 

 

Aunque no ha completado ningún partido de Liga, Arthur es un fijo en los grandes acontecimientos

“Los jugadores son los que marcan el estilo del equipo y nosotros tenemos un estilo marcado en el tiempo. Por eso jugadores como Arthur vienen aquí, para que el estilo vaya perdurando”, indica Ernesto Valverde sobre la captación del brasileño cuando sólo había dado los primeros pasos –o zancadas, en su caso– en el Gremio de Porto Alegre. “Es muy seguro con el balón, sabemos que siempre lo quiere, que siempre lo va a administrar bien”, destaca el técnico. Con todo, Valverde observa un amplio margen de mejora en el centrocampista y lleva meses focalizado en perfeccionar su profundidad: “Cada día está más metido en el juego vertical que le pedimos. Se trata de poder combinar ese juego de control con la filosofía de nuestros delanteros. Es un jugador que ha encajado con el estilo del equipo y todavía puede hacer más”.

“¡Este sí que es un crack!”, exclamó con una sonrisa Neymar en uno de sus últimos encuentros con Arthur en Barcelona. Si el delantero no quiso encontrar acomodo en el Camp Nou, el centrocampista ha nacido para jugar en este estadio. Hoy, cuando para el Barcelona es importante exponer su genética, Arthur tendrá la llave en sus pases. Al menos, así ha sido siempre con Valverde.

Cristiano es el pasado en el Santiago Bernabeu y Vinicius Júnior el futuro, aunque acaso sea ya el presente, forzado por las urgencias de una temporada en la que el Madrid caminaba hacia el desastre y en la que, de momento, parece haber cortado la hemorragia. Solari lo comprendió enseguida y no dudó en dar a Vinicius las oportunidades que Julen Lopetegui le había negado (con él sólo jugó 24 minutos). La apuesta por Vinicius no era un tirarse a la piscina, sino un riesgo medido. Le quería ver la grada porque no hay como las caras nuevas para combatir el desánimo: también le quería ver Florentino Pérez, que había pagado por él

45 millones cuando sólo tenía 16 años y, además, no había otra cosa.

El entrenador tiene que elegir entre la veteranía de Bale o la juventud y frescura de Vinicius

Vinicius celebra un gol frente al Deportivo Alavés

Vinicius celebra un gol frente al Deportivo Alavés (Gabriel Bouys / AFP)

Solari tomó el mando del equipo el 30 de octubre. A los cuatro meses, Vinicius es uno de los fijos y forma con Karim Benzema una sociedad que da dividendos, el uno mejora al otro. Son los dos jugadores más en forma del Madrid. Sin embargo, Vinicius no tiene hoy garantizada su plaza en el once titular que saldrá al Camp Nou. Solari deberá hilar muy fino para elegir entre Bale y Vinicius. “Aquí no hay titulares indiscutibles”, dijo el argentino cuando se le preguntó en la rueda de prensa: “Cada uno aporta lo que tiene: unos, experiencia; otros, juventud y frescura”. Esta sí que es una decisión que puede marcar tanto el futuro de la temporada blanca como el del propio Solari. Bale es el hombre de los goles en las finales, el que estaba destinado por el club a coger la bandera de Cristiano. Dejarle hoy en el banquillo sería poco menos que abrirle la puerta de salida.

Salga de inicio o ejerza de revulsivo Vinicius vive en una nube. El Madrid lo protege como a su pieza más valiosa y delicada. No le ha dejado conceder entrevistas. Apenas pasa por las zonas mixtas y se sabe poco de su vida privada, aunque se quiere destacar su vida hogareña.

A sus 18 años y con cuatro goles y seis asistencias, Vinicius lleva ya disputados 1.099 minutos repartidos en veinte partidos. “Mi fútbol es encarar al defensa una y otra vez”, dice cuando se le requiere que se defina como futbolista. Admirador confeso de Neymar, en verano demostró carácter. Pudo haberse ido cedido, pero prefirió quedarse en el Castilla porque entendía que su adaptación a la ciudad y al club sería más fácil y podría aprovechar alguna oportunidad para subir al primer equipo. Chapurrea un español bastante aceptable. “En Vinicius hay talento, pero el fútbol son muchas más cosas”, dijo de él Solari cuando le entrenaba en el Castilla.

Ese el apodo del joven brasileño en el vestuario del primer equipo: Talento.



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