La vainilla es una especia con funciones digestivas y antioxidantes, además de destacar por sus efectos calmantes y actuar como tranquilizante, debido en parte a su aroma. Es por esto, y por su sabor, que se utiliza tan a menudo en la elaboración de postres.

Los pasos a seguir para preparar un helado de vainilla sin azúcar son similares a los de uno de nata. Para empezar, calentamos en un cazo a fuego medio la leche junto con una cucharada de stevia, sin que llegue a hervir. Pasados un par de minutos, lo sacamos del fuego y dejamos que se enfríe.

Antes de continuar debemos asegurarnos de que la nata montada esté bien fría, así que la mantenemos guardada en el frigorífico. Mientras tanto, batimos bien los huevos sin que queden grumos y le añadimos la esencia de vainilla.

Una vez que la leche ya está fría, lo mezclamos con las yemas de huevo y la vainilla y lo removemos hasta que nos quede una base parecida a la de las natillas. Le vamos agregando poco a poco la nata montada, que ya se debe haber enfriado, sin dejar de batir el contenido del recipiente.

El siguiente paso es colocar la base en un papel de film y meterlo en el congelador. Lo sacamos cada media hora para removerlo y lo volvemos a meter, esta vez para dejarlo reposar durante un tiempo de 8-10 horas. Utilizando la heladera el tiempo de congelación será mucho menor.

Lo servimos pasado un tiempo después de sacarlo del congelador, no inmediatamente. Ya solo queda aderezarlo con sirope de chocolate, almendras, nuez moscada, miel, arándanos o frambuesas… y a disfrutar.