CIUDAD DEL VATICANO - El Vaticano emitió el lunes un documento donde rechaza la idea de que la gente pueda elegir o cambiar su género.

En el texto, titulado "Varón y mujer los creó", se vuelve a criticar la llamada ideología de género que, en opinión de la Iglesia católica, "niega la diferencia y la reciprocidad natural entre un hombre y una mujer".

Recrimina que "el clima cultural de nuestro tiempo, ha contribuido ciertamente a desestructurar la familia, con la tendencia a cancelar las diferencias entre el hombre y la mujer, consideradas como simples efectos de un condicionamiento histórico-cultural".

Y por tanto, el ministerio vaticano que se ocupa de la educación católica considera que estamos "frente a una verdadera y propia emergencia educativa, en particular por lo que concierne a los temas de afectividad y sexualidad".

El documento fue firmado por el Cardenal Giuseppe Versaldi, director de la Congregación del Vaticano para la Educación Católica, y tiene como objetivo servir como guía para las escuelas católicas, los maestros y los educadores.

La guía indica que las ideas de "intersexualidad" o "transgénero" conducen a una concepción "ambigua" de la masculinidad o feminidad. "Esta oscilación entre lo masculino y lo femenino se convierte, al fin y al cabo, sólo en un despliegue 'provocador' contra los llamados 'marcos tradicionales' y en uno que, de hecho, ignora el sufrimiento de aquellos que tienen que vivir situaciones de indeterminación sexual", dice el informe.

La publicación, llega durante la celebración del mes del orgullo de la comunidad LGBT, es la primera de la Santa Sede en tocar la ideología de género.

Los católicos de la comunidad LGBT inmediatamente criticaron el documento y dijeron que era dañino y que contribuye al odio, intolerancia y violencia contra los gay y personas transgénero.

El texto “Hombre y Mujer Él los Creó” fue emitido por la Congregación para la Educación Católica, que dijo que está dirigido a ayudar a los maestros, padres de familia, estudiantes y clérigos católicos para abordar la “crisis educativa” en el campo de la enseñanza de sexualidad.

Emitido por el departamento del Vaticano encargado de la supervisión de la educación Católica, este documento desarrolla la idea de que la familia tradicional se encuentra amenazada por la asimilación en escuelas y sistemas legales de "definiciones fluidas de género". Éstas, aseguran, "ignoran las diferencias naturales entre hombres y mujeres" y las convierten en "ambiguas", confundiendo y desestabilizando a la familia como institución.

El Vaticano lamentó el reconocimiento del derecho a la identidad de género, así como "una pluralidad de nuevos tipos de uniones" que contradicen el modelo de matrimonio por el que brega la Iglesia y que refuerza ese tipo de organización social, esencialmente conservadora y tan servil al patriarcado y al capitalismo que el Vaticano llama en este documento "familia tradicional".

Activistas LGBTI+ católicos se manifestaron decepcionados ante las expectativas de un panorama más "tolerante" que finalmente fue desmentido por este documento. Según reporta el New York Times, consideraron un retroceso "esotérico" este mensaje, al que calificaron de "anacrónico". Declararon también que se trata de una invitación de la Iglesia a la discriminación por motivos de odio, con marco en una serie de luchas que se están librando en distintos países por reconocimiento y derechos de la diversidad sexogenérica.

Lo que no sorprendió fue el discurso de odio que delineó un documento que se pretendía como "un llamado al diálogo". Prácticamente en este documento se asocia a la comunidad LGBTTTIQ con una sexualidad encaminada a la "exhibición provocativa".

Francisco ha calificado de "colonialismo cultural" la implementación de las "teorías del género" en la educación.

Con la publicación de este documento, en pleno "mes del orgullo", activistas LGBT alertan sobre la violencia que se nutre de este tipo de posicionamientos. En particular, sobre las experiencias trans, uno de los sectores más vulnerables y que continúan siendo invisibilizados y atacados por una de las religiones más poderosas del mundo.

Este documento, además de evidenciar el papel reaccionario de la Iglesia en el reforzamiento de un sentido común de odio, deja claro que en la lucha por una educación sexual integral en todas las escuelas -demanda no sólo de la comunidad LGBT, sino también del movimiento de mujeres-, el Vaticano es un factor a enfrentar. En este camino es que es necesario articular las demandas por plenos derechos para la comunidad LGBT con la exigencia de separación efectiva de la Iglesia y el Estado.