En tiempos de recesión, escasa inversión e inflación, la minería y la energía parecen ser la última trinchera para contener el avance de la desocupación en la Argentina. Según cifras que acaba de difundir el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el empleo privado en blanco se redujo, en promedio, un 0,2% durante la primera mitad del año. Pero la caída pudo haber resultado mucho más dolorosa de no ser por el auge de los hidrocarburos no convencionales y del litio.
El Gobierno reconoció la pérdida de 12.970 puestos de trabajo, con una fuerte dispersión sectorial. Sufrieron bajas significativas segmentos como “Agricultura y Ganadería” (-3%), “Construcción” (-2,2%) e “Industria” (-1,2%), mientras que “Comercio” se mantuvo sin mayores modificaciones. Mejor suerte exhibieron, en cambio, “Petróleo y Minería” (cuya tasa de ocupación subió un 5,8%) y “Gas y Electricidad” (donde el empleo privado creció un 5,3%).
Según estos datos, basados en las declaraciones de las empresas a Seguridad Social, las jurisdicciones provinciales más castigadas por el declive ocupacional fueron Córdoba, Río Negro, La Pampa y La Rioja, en ese orden. Si bien la provincia de Buenos Aires no registró grandes cambios (-0,025%), en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) se quedaron sin trabajo unas 4.563 personas (-1,2%).
A salvo de esta preocupante tendencia, el buen desempeño laboral de la actividad hidrocarburífera obedece, en gran medida, al incipiente desarrollo del rubro no convencional. De hecho, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, informó que la explotación de Vaca Muerta generó 7.500 empleos entre enero y junio de este año.
La paulatina puesta en valor del megayacimiento –y la creciente actividad de técnicos, operarios y prestadores de servicios en la zona– es clave para entender por qué Neuquén obtuvo el mayor crecimiento interanual en su tasa de ocupación (+8,29%), con 7.983 trabajadores más que en el primer semestre de 2013.
Adicionalmente, la provincia gobernada por Jorge Sapag lidera el ranking de progresión salarial (con un alza de un 39%) y ya es el segundo distrito nacional con mayores sueldos en el ámbito privado (con un promedio de $ 20.374 per cápita), sólo superada por Santa Cruz ($ 22.834). “No es casual que haya un boom en la matrícula de ingenieros petroleros, con una demanda que creció un 60% en los últimos dos años”, detalló Daniel Boccanera, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo).
De cara al futuro, las proyecciones no son menos alentadoras: según el Instituto Argentino del Petróleo y el Gas (IAPG), cuando la producción de Vaca Muerta alcance los 1.000 pozos, el Producto Bruto Geográfico (PBG) neuquino aumentará entre un 75% y un 100%, lo que impactará entre un 3% y un 4% en el Producto Bruto Interno (PBI) del país. “Todo ello se traducirá, claro está, en más trabajo y mejores salarios”, resumió el titular de la entidad, Ernesto López Anadón.
Productividad y paciencia
Según un informe del Instituto de Estudios Laborales y Sociales de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES), la minería representa el segmento económico con mayor productividad por empleado de la Argentina, ya que cada trabajador genera ingresos por más de $ 1 millón anuales (en el rubro que le sigue, el bancario, ese monto no supera los $ 640.000).
De todos modos, esta temporada no ha sido precisamente auspiciosa para la actividad, que –salvo en el negocio del litio– padeció la cancelación de inversiones millonarias y la escasez de nuevos anuncios productivos. Es por ello que las cifras del Indec no se han tomado con el mismo optimismo que en la industria de Oil & Gas.
En palabras del secretario general de la Asociación Obrera Minera Argentina (AOMA), Héctor Laplace, hoy existe una gran inquietud entre los trabajadores del sector, más allá de que las negociaciones paritarias permitieron mantener el poder adquisitivo en la pulseada contra la inflación. “Hay una cierta alarma en cuanto a la continuidad laboral. No obstante, los mineros nos caracterizamos por ser pacientes. Esperaremos a que vuelvan a darse las condiciones para que la minería sea nuevamente una alternativa válida para el país”, señaló.
De acuerdo con Alberto Salas Muñoz, presidente del Organismo Latinoamericano de la Minería (OLAMI), aunque en los últimos tiempos la Argentina avanzó mucho, el sector está lejos de alcanzar su pico en materia de empleo e inclusión social. “El potencial de crecimiento es muy grande. Hay recursos minerales y humanos suficientes para consolidar una minería sustentable y armónica con las comunidades y el medio ambiente”, destacó.
Empleo especializado
Durante la próxima década, la Argentina basará su crecimiento económico en cuatro grandes rubros –el agropecuario, el petrolero, el gasífero y el minero–, cuyo desarrollo se verá beneficiado por la provisión de nuevas y mejores tecnologías, aunque también deberá lidiar con un reto significativo: la captación de mano de obra calificada. Así lo cree Ricardo Wachowicz, presidente del Grupo Bayton, para quien la minería realizará un aporte fundamental en ese sentido. “La actividad continuará encabezando la demanda laboral especializada en el país. Mientras que hace una década la actividad minera representaba menos de 80.000 empleos a nivel nacional, hoy ese número trepó a más de 500.000”, graficó.

En la actualidad, los puestos más requeridos son los técnicos, mecánicos, electromecánicos, electricistas en equipos mineros y técnicos en laboratorio, en ese orden. En cuanto a los mandos medios, los más solicitados son los supervisores de áreas técnicas, los de mina, los de plantas de proceso y los de geología. “El recurso humano especializado es cada vez más valorado en los proyectos mineros. En el mercado hay una creciente tendencia a desarrollar planes de carreras o capacitaciones eficientes para los trabajadores”, precisó Wachowicz.   

Fuente: Por Carlos Balboa