Fue una imagen macabra. Dos ataúdes envueltos en la bandera de los indígenas bolivianos, la wiphala, abandonados en la calle cerca de la plaza San Francisco en el centro de La Paz, en medio de una densa nube de gas lacrimógeno. Dentro, los cadáveres de dos de los ocho vecinos de la ciudad aimara de El Alto muertos a tiros la noche anterior tras una operación policial diseñada para desbloquear el depósito de combustible de Senkata en El Alto.

Pese a las garantías del gobierno de permitir la procesión por los muertos, la policía antidisturbios disparó bombas lacrimógenas y hasta los portadores del féretro tuvieron que huir. “¡Ay no! Los están gasificando ¡Y sus ataúdes allí los han dejado botados!”, dijo un vecina que contemplaba la escena.

La escena resume la brecha irreconciliable entre el gobierno de la presidenta interina Jeanine Áñez y los movimientos sociales en los feudos de Evo Morales en El Alto, que han bloqueado las carreteras así como el paso de los diputados del partido del presidente indígena , el Movimiento Al Socialismo (MAS), que tiene mayoría en las dos cámaras.

Morales, que renunció a la presidencia bajo presiones del ejército y pidió asilo en México el pasado 10 de noviembre, ha gestionado a distancia decenas de bloqueos de carreteras en un cerco a la capital boliviana que han causado un desabastecimiento importante de combustible y alimentos.

Así mismo, Morales, que ha sido presidente durante 13 años, había dado órdenes a sus diputados de bloquear cualquier intento de convocar elecciones que no garantizara la legalidad del partido y, tal vez, la posibilidad de su regreso. El anuncio de que el Gobierno de Áñez había demandado a Morales por delitos de lesa humanidad ante la Corte de la Haya reforzó la sensación de que un acuerdo para las elecciones quedaba muy lejos.

Pero dos semanas después de la renuncia de Morales, hay señales claras de desbloqueo tanto en las carreteras como en el Congreso. El gobierno de Áñez ha pactado concesiones a los movimientos sociales –la mayoría simpatizantes del expresidente– que habían bloqueado las carreteras de acceso a La Paz.

En un acuerdo con los movimientos obreros y campesinos de Río Bajo del Sur, en los alrededores de La Paz, el Gobierno ha cedido a las demandas de revocar el polémico decreto aprobado hace solo seis días, que exime de responsabilidad penal a los militares en caso de denuncias por sus actuaciones.

SIN EVO MORALES
Evo Morales pierde poder sobre sus seguidores, que pactan nuevos comicios

El Gobierno se ha reunido también con los líderes de 14 distritos en la ciudad indígena de El Alto, feudo de Morales, localizada a unos 600 metros por encima de la capital La Paz, en la cordillera andina. En un acuerdo simbólico, se empezó a desbloquear anoche el depósito de combustibles de Senkata, donde murieron los vecinos de El Alto.

El desbloqueo llegó tras un comunicado de la Confederación Sindical de comunidades interculturales originarias de Bolivia que instó a todas sus organizaciones de base a realizar “el repliegue estratégico de los puntos de bloqueo”.

Asimismo, se ha llegado a un principio de acuerdo en el Parlamento para desbloquear la convocatoria de elecciones. Una nueva ley, acordada entre los partidos que apoyan al gobierno y los senadores del MAS, permitirá que el partido de Morales acuda a las elecciones sin miedo a ser demandado por un presunto fraude electoral en las elecciones del 20 de octubre. “Pueden participar todos, la ley deja sin efecto jurídico todo el proceso anterior”, dijo Óscar Ortiz, uno de los candidatos. La ley permitirá la anulación de las elecciones de octubre y la convocatoria de nuevos comicios en un plazo de unos 60 días. Y descarta a Morales por haber sido reelegido dos veces.

Los anuncios se interpretan como un indicio de que Morales ha perdido algo del control sobre su partido y la calle. “La estrategia del expresidente era renunciar para desmovilizar a la derecha, que mandaba en las calles y sustituirlos por los suyos. De este modo bloquearía el Parlamento hasta negociar su regreso, según Jorge Richter, analista político de la Universidad Católica de la Paz. Pero “en las últimas 48 horas Morales ha perdido fuerza”, dijo.

La retirada del decreto llamado “licencia para matar” se produjo después de que los forenses que analizaron los cadáveres de los muertos de Senkata anunciaran que no habían fallecido como consecuencia de disparos de militares, tal como había adelantado el Ministerio de Defensa. El director del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) de Bolivia, Andrés Flores, dijo que los informes sobre las víctimas de Sacaba y El Alto revelaron impactos de proyectiles de calibres 5, 56, 9, 22 y 38 milímetros. El reglamentario en el ejército boliviano es de 7,62 milímetros. La conclusión contradice a los testigos que afirmaron ver a los militares disparar contra la multitud.

CANDIDATO COCALERO
Andrónico Rodríguez, un joven campesino cocalero, puede ser el candidato del MAS

El MAS considera que tiene posibilidades en unas nuevas elecciones aunque su candidato no sea Morales. La alternativa es el campesino cocalero Andrónico Rodríguez, de 30 años, que procede de Sacaba, el municipio cerca de Cochabamba donde nueve campesinos cocaleros fueron asesinados la semana pasada.

Aunque la violencia en las ciudades después de las elecciones del 20 de octubre ha hecho mucho daño a la imagen del MAS, todavía cuenta con mucho apoyo en el campo. Morales y el MAS consiguieron 2,9 millones de votos en las elecciones del 20 de octubre frente a 2,2 millones de su rival Carlos Mesa. Aunque sean ciertas las acusaciones de fraude de la Organización de Estados Americanos (OEA), que solo analizó 333 actas electorales de un total de 45.000), nadie ha sugerido que la gran mayoría de votos no sean legítimos.

Todos coinciden en que si Morales hubiese cedido la candidatura a otro en lugar de ignorar el resultado del referéndum del 2016 en contra de su reelección, el MAS estaría todavía en el poder. “Lo que hizo el MAS después del fraude desató la ira total contra Evo”, dice Pablo Solón, exembajador en la ONU del gobierno de Morales que rompió con el expresidente debido a su deriva autoritaria. “Si Evo hubiese soltado el poder antes, el MAS habría estado en el poder durante mucho tiempo”.