FRANCIA, París-. Este viernes 6 de diciembre, París y todo el territorio de Francia amanecieron con el mismo panorama anormal que la jornada anterior. Por segundo día consecutivo, el país se encuentra bajo una huelga general, de adhesión masiva, contra la reforma previsional planeada por el gobierno de Emmanuel Macron.

La protesta provoca un caos para movilizarse, debido a que el servicio de transporte público tiene una parálisis casi total. La empresa encargada de los ferrocarriles, SNCF, canceló el 90 % de los trenes de larga distancia y el 70 % del servicio regional. En la capital, 9 de las 16 líneas de subterráneo se mantenían cerradas, 5 estaban limitadas y solo 2 tenían normal funcionamiento.

Esta situación generaba un enorme atasco, que totalizaba 340 kilómetros, en los accesos a París durante la hora de mayor tránsito. Por ello, los trabajadores debieron recurrir a las bicicletas o los monopatines para moverse en la ciudad, mientras que otras empresas optaron por no tener actividad durante las jornadas de huelga. El asunto, no obstante, seguirá: para el próximo 10 de diciembre se anunció un nuevo paro.

En otros medios de transporte la situación no fue mejor. La empresa francesa Air France decidió cancelar el 30 % de sus vuelos locales, en tanto que el Eurostar, que cruza el Canal de La Mancha, tuvo más de 20 servicios dados de baja. Además, está previsto que vuelvan a darse manifestaciones masivas, como la de la jornada anterior que reunió a 800.000 personas en toda Francia.

La huelga general fue lanzada por los sindicatos en rechazo a la reforma en el sistema de pensiones dispuesto por Macron. Según los líderes sindicales, la norma es una “amenaza al estilo de vida de nuestro país”. El argumento del gobierno es que el actual sistema genera un elevado déficit que aumenta año a año.