Maite Lanata es una de las jóvenes actrices promesas de la nueva generación, que primero se destacó en 100 días para enamorarse y luego en Argentina, tierra de amor y venganza -ATAV-, donde interpretó a Carmen, la hija de Trauman (Fernán Mirás), el dueño del burdel.

La artista sorprendió en una nota radial, cuando le consultaron por la continuidad de su papel en la novela que salió en el prime time de El Trece: “¿Hay segunda parte de ATAV?”, preguntó Maite, entre risas. Y agregó: “Claro, el final dice ‘continuará’, supongo que hay algo más, ¿no?”, sostuvo la actriz en diálogo con el programa Por si Las Moscas, en LaOnceDiez.

“¿Pero no viste el final donde Galicia dice ‘La venganza...?", le consultaron. “Claro, pero para mí era una joda”, remarcó. Y sin parar de reír, confesó: “Parte del elenco no entendió el final. Yo no entendí algunas cosas". Y ante la consulta sobre cómo sabía de esto, agregó: “Nos whatsapeábamos, no voy a dar nombres”.

Maite, incluso, se mostró sorprendida cuando le comentaron al aire que Gonzalo Heredia había contado que abandonó el grupo general de WhatsApp del programa: “¿Lo abandonó? Yo estoy en el chat pero no me enteré”.

Lanata también habló del regreso de El Marginal, la tira de Sebastián Ortega, de la que se conoce poca información, y aclaró que no está al tanto de su vuelta: “No lo sé, no se sabe mucho de El Marginal 4, no tengo idea” aunque agregó: “Podría estar”. En dicha ficción, interpretó a Luna Lunati, una adolescente manipuladora, hija de un juez, que es secuestrada en una cárcel para saldar cuentas con el padre de la joven.

Maite se consagró en el 2018 con su papel de Juani en la tira 100 días para enamorarse. Allí la actriz interpretaba a la hija trans de Antonia y Diego -interpretados por Nancy Duplaá y Luciano Castro-, que debía pasar por la aceptación de sus pares por su elección de vida, y transitar por la discriminación de quienes no entendían su decisión. La actriz se destacó por su emocionalidad en la interpretación del papel y levantó conciencia social sobre el difícil momento que transitan muchos adolescentes, que necesitan del acompañamiento y la orientación de un adulto en esa etapa de sus vidas. Además del complicado proceso que se vive con la lucha de la identidad de género, mostrando incluso los cambios físicos que Juani debió pasar para poder transformarse en la persona que siempre quiso ser.

El programa fue un ícono de lucha por la defensa del aborto y la exclusión, que incluso encabezaron Duplaá y Carla Peterson por dentro y por fuera de la novela.