12 de febrero de 2020
El papa Francisco no abrirá la puerta a cuestionar el celibato de los sacerdotes
el papa Francisco ha decidido aplazar esta cuestión.
La única solución que ofrece el papa Francisco es animar a los obispos a orientar a los sacerdotes que tienen vocación misionera a optar por este destino.
La esperada exhortación apostólica Querida Amazonia, el documento que el Pontífice tenía que escribir para pronunciarse sobre los desafíos de la región, se ha publicado este miércoles sin ninguna mención a la posibilidad de ordenar a hombres casados con el fin de paliar la falta de curas en las zonas más remotas de la Amazonia. La única solución que ofrece el papa argentino es animar a los obispos a orientar a los sacerdotes que tienen vocación misionera a optar por este destino.
Después de un verdadero terremoto por lo que algunos pensaban que sería el primer paso para abolir el celibato en la Iglesia Católica, el papa Francisco ha decidido aplazar esta cuestión. Los obispos que se reunieron en el Sínodo que se celebró en octubre en el Vaticano recomendaron que, como en muchas áreas de la región los fieles pueden pasar meses sin recibir los sacramentos por la falta de religiosos, el Papa estudiase los hombres casados con una reputación consolidada y a poder ser indígenas (más conocidos como viri probati) recibiesen la ordenación sacerdotal.
La solución a la falta de curas
El Pontífice anima a los obispos a orientar a los sacerdotes con vocación misionera a optar por este destino
La palabra final la tenía Francisco, y aunque se hubiese tratado de una medida muy limitada que sólo afectaría a una parte muy concreta del planeta, durante estos meses la oposición ultraconservadora en el Vaticano se ha puesto en pie de guerra para evitar que pudiera haber cualquier enmienda al la regla sagrada del celibato de los sacerdotes. No tenían ningún motivo de preocupación. Si bien la exhortación papal reconoce que “es urgente evitar que los pueblos amazónicos estén privados de ese alimento de vida nueva y del sacramento del perdón”, el Pontífice no dice que la solución sea ordenar a hombres casados, sino que anima a todos los obispos, especialmente a los latinoamericanos, “no sólo a promover la oración por las vocaciones sacerdotales, sino también a ser más generosos, orientando a los que muestran vocación misionera para que opten por la Amazonia”.
El cardenal Michael Czerny, el secretario especial del Sínodo sobre la Amazonia, explica en una entrevista con los medios oficiales del Vaticano que la visión de Francisco es que no se trata de una cuestión del número de curas en la región, por lo que fomentar “una mayor presencia de sacerdotes no sería suficiente”. Según Czerny, lo que entienden que se necesita no son nuevos sacerdotes, sino que los laicos estén más “animados con un espíritu misionero, capaces de representar el auténtico rostro de la Iglesia amazónica”.
El papel de las mujeres
Bergoglio también descarta ordenar a diaconisas a las mujeres, que habían reclamado más presencia en la Iglesia
El texto de Querida Amazonia tampoco implica novedades sobre el papel de las mujeres, imprescindibles para el funcionamiento de la vida religiosa en las comunidades amazónicas, y que durante el Sínodo habían reclamado una mayor presencia en la Iglesia. La asamblea de obispos había reclamado que se estudiara la posibilidad de que pudieran ser ordenadas diaconisas para administrar ciertos sacramentos, pero de nuevo, la palabra final la tenía Francisco. Aunque el Papa admite que la presencia de mujeres “fuertes y generosas” ha sostenido y transmitido la fe durante mucho tiempo sin que “ningún sacerdote pasara por ahí” en la Amazonia, no se plantea en ningún momento que este reconocimiento implique cambios el orden sacerdotal.
Jorge Mario Bergoglio razona que se puede pensar en un papel más significativo para las mujeres sin que esté vinculado al ministerio, y considera que reducir la comprensión de la Iglesia a estructuras funcionales “nos llevaría a pensar que se otorgaría a las mujeres un status y una participación mayor en la Iglesia sólo si se les diera acceso al Orden sagrado”. “Esta mirada en realidad limitaría las perspectivas, nos orientaría a clericalizar a las mujeres, disminuiría el gran valor de lo que ellas ya han dado y provocaría sutilmente un empobrecimiento de su aporte indispensable”, termina.
Un terremoto en la Santa Sede
La controversia por la exhortación ha implicado hasta al papa Benedicto XVI
Con estos dos temas espinosos ya fuera del debate, Francisco zanja la última gran polémica en la Iglesia que ha hecho que algunos incluso hablaran de cisma. La controversia ha llegado a implicar al papa emérito, Benedicto XVI, por la publicación de un libro del cardenal Robert Sarah en Francia. El volumen, titulado Desde lo más profundo de nuestros corazones, era un ataque directo a Francisco y provocó una verdadera tormenta en la Santa Sede por lo que parecía el enfrentamiento de dos papas sobre el celibato. Al final, el secretario personal histórico de Joseph Ratzinger, Georg Gänswein, se vio forzado a intervenir para que el purpurado ultraconservador retirara la firma de la portada del papa emérito, de 93 años y con una salud muy delicada. El terremoto ha llevado también a que el Vaticano quiera esconder al mismo Gänswein, a quien no se le ve desde hace semanas en las audiencias del Papa.
La Santa Sede se ha apresurado a remarcar que la supuesta intervención del papa Benedicto XVI no ha tenido nada que ver con la exhortación final. Pese a que se ha publicado ahora, el cardenal Czerny asegura que el texto definitivo llegó el pasado 27 de diciembre, mucho antes de que llegara, a mediados de enero, el polémico libro con Sarah.
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