El príncipe de Gales, de 71 años, ha dado positivo en un test de coronavirus y se ha aislado con síntomas moderados en la mansión escocesa de Birkhall, en compañía de su esposa, Camilla, duquesa de Cornualles, de 72. El test lo habría realizado personal sanitario del Servicio Nacional de Salud (NHS) en Aberdeenshire, la región del nordeste de Escocia en la que se encuentra la residencia privada de Carlos, heredada de su abuela, la reina madre.

El hijo de Isabel II permanece en cuarentena en Balmoral (Escocia), mientras que su madre, jefa de Estado, está bien y residiendo en el castillo de Windsor, a las afueras de Londres.

El brote de coronavirus ha dejado más de 8.000 casos y al menos 422 fallecidos en Reino Unido, donde esta semana el primer ministro, Boris Johnson, ha decretado el confinamiento total de la población.

La pandemia ha llevado a la Casa Real británica a modificar su agenda, cancelando fiestas y la visita de Estado que tenía previsto ofrecer en primavera al emperador de Japón. La reina también ha adelantado este año su habitual desplazamiento al Castillo de Windsor por Semana Santa.

La reina Isabel II se retiró la pasada semana al castillo de Windsor, al oeste de Londres, tras abandonar Buckingham, su palacio en la capital y donde tiene su sede central la Casa Real. Según los medios británicos, la reina, de 93 años, y su hijo se vieron por última vez el 12 de marzo. Carlos habría residido después en su mansión de Highgrove, en el oeste de Inglaterra, donde se vio con numerosas personas.

La reina se encuentra en buen estado de salud, han afirmado sus portavoces. Le acompaña su marido, Felipe de Edimburgo, de 98 años, al que declararon muerto en Twitter hace unos días, por enésima vez. El consorte de la reina, preocupado por el medio ambiente y el supuesto exceso de población en el planeta, afirmó una vez que desearía reencarnarse como un virus mortal para matar a la población sobrante.