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5 de abril de 2020

Inversores sugieren postergar la negociación de la Deuda Argentina para 2021

La actividad en el hemisferio norte está parada, y también se parará acá. Foto:Archivo

Por: Por:Redacciòn FM Fleming"Magazine" con información de Reuters

Inversores en Wall Street ante las probabilidades de entrar en default le sugieren al Gobierno re-negociar solo la deuda emitida bajo legislación local y posponer para 2021 la de los títulos bajo ley extranjera

En los próximos días se espera que finalmente la Argentina presente su propuesta de canje para reestructurar la deuda, como anunció la semana pasada el ministro de Economía , Martín Guzmán. Según analistas financieros que operan en Wall Street, las probabilidades de entrar en default son altas, al menos que el Gobierno decida renegociar solo la deuda que emitió bajo legislación local y posponer para el año que viene la reestructuración de los títulos que están bajo ley extranjera.

Esto se debe a que el contexto local e internacional cambió drásticamente en el último mes por el impacto de la pandemia de coronavirus. En primer lugar, hizo aumentar la necesidad de dólares para mitigar el efecto en la economía y, por lo tanto, acortó el tiempo que la Argentina tiene para seguir pagando vencimientos de deuda con reservas del Banco Central.

En segundo lugar, hay tanta incertidumbre sobre los alcances que tendrá el coronavirus en la actividad económica que los economistas consideran difícil hacer proyecciones sobre datos básicos que deben analizarse para negociar el repago de la deuda: variación del PBI y resultado fiscal, los principales.

Las estimaciones actuales no son auspiciosas. Algunos consultores económicos prevén para este año un déficit fiscal de 3% y una contracción de la economía que podría ser del 7%. Pero estos números varían semana tras semana. De hecho, difieren bastante de los que presentó Guzmán hace solo 10 días, cuando proyectaba un déficit fiscal y una caída de la actividad ambos de 1,5% del PBI en el peor escenario, que no incluía la crisis del coronavirus.

"La sensación en general es que la negociación está muy verde. Hay consenso en que la reestructuración es insostenible. Todos saben que el reloj corre, porque de entrada no había muchas reservas. Ahora con la pandemia, los márgenes para seguir esperando mucho se están acotando y la Argentina no abre el juego de la negociación: no logra armar un proceso de diálogo continuo con los grupos de acreedores para iniciar una conversación de cómo reestructurar la deuda. Es un proceso que está muy en pañales y es un momento difícil sin reuniones presenciales", señaló un argentino que lidera un fondo de inversión en Nueva York.

"Los próximos vencimientos importantes que tiene la Argentina están bajo ley local, no son los de ley extranjera, y no se escucha nada hablar sobre esos bonos ni se sentaron a discutir con los potenciales tenedores. Lo que queda de pago de cupones de ley extranjera es manejable dentro del stock argentino. Si resuelven los de ley local, se puede evitar el default", agregó.

De hecho, desde ahora a fin de año la Argentina enfrenta vencimientos de bonos en dólares bajo legislación local por aproximadamente US$4800 millones, y el Bonar 24 el próximo vencimiento más importante (en mayo, por US$1200 millones). Por bonos bajo ley extranjera, al país le quedan pagar este año aproximadamente US$3300 millones, que, a juicio de los expertos, podrían pagarse con reservas sin demasiados contratiempos.

"El contexto para negociar no ayuda para nada, porque los bonos cayeron mucho y están en un valor de entre 25 y 30% del valor nominal. A esos niveles, los bonistas ya tomaron la pérdida. La mayoría de los que no tienen una posición muy grande de títulos, no quiere perder tiempo negociando con la Argentina en este contexto. Las condiciones no están dadas ahora. Podría haber un puente y sentarse a negociar en seis meses, cuando pueda haber más claridad o por los menos se haya asentado el polvo. Ahora es muy difícil sentarse a discutir una solución, que quieren que sea permanente, cuando no se sabe cuál será la caída del producto y el déficit este año, que son las condiciones iniciales con las cuales negociará la Argentina", analizó otro inversor.

"El Gobierno debería primero tratar de arreglar la deuda bajo ley local, que es donde tienen más poder de negociación y puede avanzar rápidamente; además, es el problema más urgente que tienen que atender para no entrar en default. Y dejar la deuda con ley internacional para el año que viene, que es cuando empieza a haber amortizaciones y habrá más claridad para renegociar. El default perjudicaría aun más la economía y sumaría más recesión. Las perspectivas de recuperación serían peores", agregó el operador.

Otro economista argentino que vive hace más de 10 años en Nueva York indicó que la Argentina "tiene plata para aguantar dos meses más y después podría entrar en default", y señaló que los bonistas "especulan con el rol que pueda estar jugando el FMI".

"Los tenedores intuyen que habrá una renegociación del programa [con el FMI] y eso le dará más capacidad de pago a la Argentina. Además, el Fondo podría prestarle al país entre US$4000 y US$5000 millones para mitigar el efecto del coronavirus, aunque Guzmán desmintió haber pedido una línea de financiamiento rápido. Pero si quieren cubrir el financiamiento de este año y patear toda la pelota para 2021, podrían hacerlo con un poco de uso de reservas más este dinero del Fondo. La excusa del FMI para prestar ahora es más fácil que hace tres meses", comentó.

Una analista que elabora informes para un banco internacional señaló que la incertidumbre radica en si el deterioro fiscal que producirá la pandemia será transitorio o no: "El contexto actual no ayuda. Aumentó mucho la prima de riesgo de los bonos de países emergentes. El resultado de la negociación dependerá de cuánto pueda el Gobierno anclar la expectativas de mediano plazo: convencer al mercado de que el deterioro fiscal mayor que hay hoy no se volverá permanente y convergerá de nuevo rápido al sendero que plantearon".

Sin embargo, sus proyecciones no son optimistas. "Los asesores económicos del Gobierno no hablan con muchos inversores, y con los pocos que hablan se vuelven horrorizados de lo poco constructivas que son las conversaciones. Nadie se lleva una buena impresión", concluyó.



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