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20 de abril de 2020

Comer saludable sin privarse en cuarentena

Se cree que un cruasán de panadería es saludable y uno de supermercado no. Los únicos dulces permitidos son los caseros. Foto:Getty

Por: Redacciòn FM Fleming"Magazine"

Una pieza de repostería casera, incluso si lleva algo de azúcar, sí que podría formar parte de una dieta saludable siempre que se consuma con mucha moderación.

Pese a que la mayoría de gente en cuarentena, sabe que si se desea perder peso es necesario erradicar de la dieta alimentos como la bollería industrial, los refrescos azucarados o las carnes procesadas, todavía existe mucha desinformación acerca de algunos alimentos que, pese a ser saludables, tienen muchas calorías, y que por tanto conviene consumir con moderación. Por suerte, parece haber calado entre la población la idea de que se debe evitar la bollería ya no solo para no ganar peso, sino para mantener un buen estado de salud, aunque mucha gente no tiene claro qué ocurre con algunos alimentos muy calóricos pero también muy sanos, como los frutos secos, el aceite de oliva o la palta.

“Un error habitual entre muchas personas que quieren perder peso es que se preparan, pongamos por caso, una ensalada a la que añaden una buena cantidad de palta y aceite de oliva, además de nueces, huevo, atún e incluso un poco de quinoa, arroz o pasta. ¿Es saludable? Sí, pero puede llegar fácilmente a las 1.500 calorías, que es prácticamente lo que deberíamos comer en todo un día cuando queremos adelgazar”, explica la nutricionista Encarni Pérez. “Debemos tener claro que hay algunos alimentos muy saludables que debemos tomar con cierta moderación, y que un abuso nos puede hacer ganar peso sin darnos cuenta. Otros, sin embargo, debemos eliminarlos por completo, ya que aportan calorías y prácticamente ningún nutriente interesante”, continúa la experta. Son los que citamos a continuación:

Bollería industrial

 

Una niña comiendo bollería

Una niña comiendo bollería (golero / Getty)

Pese a que la mayoría de la población suele tener claro que se debe evitar, todavía existe cierta confusión al respecto. “Hay quien cree que un cruasán de panadería es saludable y uno de supermercado no, o que los cereales de desayuno, especialmente los dedicados a la infancia, son un desayuno completo y sano”, explica Pérez. Todo ello es falso. “Los únicos dulces permitidos son los caseros, siempre que se elaboren con ingredientes saludables, como dátiles en lugar de azúcar y sin abusar de las harinas refinadas”.

Una pieza de repostería casera, incluso si lleva algo de azúcar, sí que podría formar parte de una dieta saludable siempre que se consuma con mucha moderación. “Un bizcocho casero, o una magdalena pequeñita con poco azúcar, así como una porción de pan con chocolate, pueden constituir ese homenaje que nos regalemos una vez a la semana destinado al puro disfrute”, explica el nutricionista de Biufood, Sergi Rovira. En cuanto al chocolate, conviene evitar siempre aquellos que contienen menos de un 85% de cacao, ya que llevan una gran cantidad de azúcar y, en cualquier caso, debe tomarse siempre con moderación.

Carne roja y carnes procesadas

Carne roja

Carne roja (Arijuhani / Getty)

Pérez alerta de los peligros de llevar una dieta paleo “mal estructurada”, que comporta un abuso de carne roja que puede dar lugar a “un aumento de las grasas LDL y, por tanto, a un incremento de la grasa abdominal pese a que estemos intentando perder peso”. De hecho, la experta recomienda limitar el consumo de carne roja –a la que la OMS incluye en el grupo 2A como “probablemente carcinógena”– a una vez a la semana o una vez cada quince días, y apostar por las carnes de ave. Por su parte, la nutricionista Pilar Esquer invita a basar la dieta “en el consumo de frutas, verduras y hortalizas, además de legumbres, eliminando los carbohidratos refinados, el alcohol y limitando mucho el consumo de carne”, sin necesidad de contar calorías ni prestar excesiva atención a los nutrientes. Ambas nutricionistas coinciden en limitar al máximo el consumo de carne roja e invitan a erradicar por completo el de fiambres y carnes procesadas.

Alcohol

 

Cerveza

Cerveza (coldsnowstorm / Getty Images/iStockphoto)

El alcohol contiene lo que conocemos como calorías vacías, es decir que aporta calorías y ningún nutriente. Para Esquer, existe una creencia errónea, muy interiorizada entre muchos consumidores, de que se debe comer de todo con moderación, incluido el alcohol. “Es falso”, señala la nutricionista. “Hay alimentos que no deberían consumirse nunca, ya que no solo no aportan beneficios, sino que su consumo puede ser perjudicial. El paradigma de esta creencia errónea lo encontramos, probablemente, en el alcohol, y los nutricionistas nos enfrentamos a diario con la idea de que dos copitas al día pueden ser incluso beneficiosas para la salud, algo que no solo es falso: es una auténtica barbaridad”, explica. La nutricionista insiste en que el alcohol es un tóxico y como tal habría que eliminarlo por completo de la dieta, por no hablar del hecho de que aporta una serie de calorías que tomamos sin apenas darnos cuenta y que no nos sacia.

Precocinados

 

Antes de comprar pizzas precocinadas es mejor que las hagamos nosotros mismos

Antes de comprar pizzas precocinadas es mejor que las hagamos nosotros mismos (etienne voss / Getty)

Tanto pizzas como lasañas y otros alimentos recurrentes de la sección de congelados y precocinados suelen ser bombas calóricas en las que apenas reparamos. Siempre será mejor preparar una lasaña o pizza casera (dos platos que, además de ser sencillos de hacer, pueden congelarse sin problemas) que optar por su versión precocinada. “Además de gran cantidad de aditivos, estos productos, que se consideran ultraprocesados, suelen llevar grasas añadidas que suponen un extra de calorías en la dieta”, explica Pérez, quien los incluye en el grupo de alimentos prohibidos.

Quesos curados

 

Los quesos curados son especialmente grasos

Los quesos curados son especialmente grasos (fcafotodigital / Getty)

Según un estudio realizado en 2016 por la Universidad de Michigan, el queso puede llegar a ser tan adictivo como determinadas drogas, el alcohol y el tabaco. La responsable es la caseína, una proteína presente en todos los productos lácteos, pero especialmente en el queso, que libera casomorfina en el cuerpo humano, la cual genera una agradable sensación de bienestar y puede crear adicción. Esto significa, pues, que a los amantes del queso les suele costar consumirlo en cantidades moderadas, lo que puede provocar dificultades a la hora de perder peso a pesar de que se siga una dieta saludable y moderadamente calórica.

“Los quesos curados son especialmente grasos”, señala Pérez, que recomienda tomarlos moderadamente y optar preferiblemente por quesos frescos o semicurados. “En general el queso lleva una gran cantidad de sal, lo que puede provocar que retengamos líquidos y nos sintamos más pesados, de manera que una buena idea es optar por quesos bajos en sal”, señala la experta, que insiste en que nunca debemos tomarlos light”.

Fritos

 

Croquetas

Croquetas (maruta_chan / Getty Images/iStockphoto)

Croquetas, patatas, libritos, escalopas, empanadillas y postres como buñuelos y torrijas deberían tomarse con muchísima moderación si nuestro deseo es perder peso. “Hay que escoger siempre la versión hervida, al horno, a la plancha o al vapor”, explica Pérez, que recuerda que existen recetas buenísimas con estas técnicas de cocción que no tienen nada que envidiar a una buena fritura. En el caso de comer fritos, lo mejor es hacerlo con sentido común: si planeamos tomar un par de croquetas, lo mejor será acompañarlas de ensalada y una pieza de fruta para equilibrar el número de calorías del ágape, y no apostar por unas patatas fritas y un postre contundente.

Productos light

 

Muchos de los alimentos que compramos no utilizan un etiquetaje claro

Muchos de los alimentos que compramos no utilizan un etiquetaje claro (Steve Debenport / Getty Images)

Paradójicamente, nada peor para perder peso que llenar la nevera de productos light, ya sean quesos, yogures, mantequilla, postres lácteos o cualquier otro alimento. “Es muy sencillo: los productos light no sacian, no tienen nutrientes y te acaban pidiendo más comida”, explica Pérez. Si tenemos hambre entre comidas, lo mejor que podemos hacer en lugar de recurrir, pongamos por caso, a un yogur light, es optar por “morder una manzana o una zanahoria, ya que ese crunch contribuirá a calmar nuestra ansiedad, u optar por un plátano, unos higos secos o un bol de yogur con copos de avena, que nos saciarán y nos permitirán llegar sin excesiva hambre a la siguiente comida”.

Refrescos azucarados

 

Latas de refrescos

Latas de refrescos (Celso Pupo / Celso Pupo)

La coach nutricional Susana León insiste: “del mismo modo que el postre de elección debe ser siempre la fruta, la bebida de elección ha de ser el agua. Los refrescos azucarados, muy habituales en el día a día de muchas personas, deben erradicarse por completo de la dieta, pues contienen grandísimas cantidades de azúcar. “La versión light o zero tampoco es recomendable, porque aunque no contengan azúcar nos vinculan al sabor dulce, cuando el mejor favor que podemos hacer a nuestro paladar si queremos perder peso y estar saludables es acostumbrarlo a los sabores originales de los alimentos, sin necesidad ni de salarlos ni de edulcorarlos”, explica Pérez.



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