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POLITICA

23 de enero de 2015

Espías, mentiras y muerte: crece el escándalo político en Argentina

Alberto Nisman trabajaba sin descanso en la denuncia que presentaría al Congreso sobre un supuesto plan de la presidenta de Argentina para encubrir la participación de Irán en un atentado que dejó 85 muertos, un paso que marcaría un antes y después en su carrera como fiscal.

Después de adelantar su acusación públicamente la semana pasada, Nisman, de 51 años, estaba en el centro de la escena y necesitaba plantear un caso convincente en el parlamento. El fiscal había trabajado durante una década con agencias de inteligencia de distintos países y dedicó meses a la elaboración de su denuncia.

El sábado trabajó horas extra en su departamento de Buenos Aires. Sus conocidos dijeron que se veía optimista de cara a su reunión en el Congreso. Incluso acordó entrevistas con la prensa en sus últimas horas y hasta habría escrito una lista de compras para que su empleada fuera al supermercado la semana siguiente.

Pero Nisman no llegó a su cita el lunes. Su cuerpo fue hallado en el baño de su departamento el domingo por la noche sobre un charco de sangre y con un balazo en la sien.

En un principio, funcionarios del Gobierno argentino dijeron que Nisman aparentemente se había matado con un arma calibre 22 que le prestó un colaborador. Una fuente cercana a la investigación que estuvo en la escena del crimen dijo a Reuters que todo tenía el aspecto de un suicidio.

"Había tanta sangre en el baño que llegaba hasta el vestidor. Es muy difícil que alguien haya salido del baño sin dejar marcas. Y si fue un suicidio inducido va a ser muy difícil de probar", sostuvo, bajo condición de anonimato.

Pero la mayoría de los argentinos -incluidos su familia y sus amigos- se resiste a creer que el fiscal se suicidó: el momento de su muerte era demasiado sospechoso, las circunstancias misteriosas y quienes lo conocían estaban convencidos de que simplemente no era ese tipo de persona.

"Nadie cree en la hipótesis del suicidio", dijo un miembro del equipo de investigación de Nisman, que declinó ser nombrado y prefirió no usar su teléfono móvil por miedo a que estuviera intervenido.

"Era un tipo muy convencido de sus ideas y dispuesto a llevarlas a fondo. Era muy determinado. Ha tenido amenazas a lo largo de su carrera y nunca se amilanó (acobardó)", añadió a Reuters.

Con el correr de las horas, el Gobierno esbozó cada vez más dudas sobre la muerte del fiscal. La misma presidenta Cristina Fernández dijo el jueves que estaba "convencida" de que no había sido un suicidio.

Su teoría es que las fuentes del fiscal lo habían engañado en su investigación para ensuciar el nombre de la presidenta. "Lo usaron vivo y después lo necesitaban muerto", dijo Fernández, sin aclarar quién habría ordenado su muerte.

Hasta ahora, nadie ha sido arrestado.

PREGUNTAS SIN CONTESTAR

El caso convulsionó a Argentina y desató una tormenta de teorías conspirativas, muchas de las cuales apuntan a la propia Fernández, a servicios de inteligencia locales y extranjeros, a Irán, o a todos ellos juntos.

Las preguntas sobran.

¿Por qué Nisman iría a suicidarse en la víspera de la audiencia ante diputados después de haber dedicado años a la investigación del atentado a la mutual judía AMIA en Buenos Aires y con la certeza de estar al borde de probar un complot de encubrimiento que llegaría a los más altos mandos del Gobierno?

Si Nisman se encontraba bajo tantas amenazas como para que le asignaran a diez agentes de policía como custodia personal, ¿por qué ninguno de ellos estaba en el edificio en ese momento?

Cuando sus guardias no pudieron contactarlo durante el domingo, ¿por qué esperaron a que llegara su madre con una copia de la llave esa tarde en lugar de irrumpir en el lugar?

"No están esclarecidas las causas de la muerte del fiscal Nisman y dicho esclarecimiento resulta ser hoy un imperativo de máxima prioridad para toda la sociedad argentina", dijo el presidente de la AMIA, Leonardo Jmelnitzky, en un acto homenaje que se realizó el miércoles.

"Una vez más, una familia destrozada: dos hijas que se quedan sin padre, una madre que llorará por siempre a su hijo", añadió.

Siete de cada 10 argentinos creen que Nisman fue asesinado, de acuerdo con un sondeo de la consultora Ipsos.

VUELTAS CONFUSAS

En lugar de comprometerse a echar luz sobre el asunto, Fernández y su Gobierno han tratado de refutar las acusaciones de Nisman de que la mandataria buscaba manipular la investigación del atentado para normalizar las relaciones con Irán y aumentar el comercio bilateral.

Fuentes del Gobierno dijeron que la acusación fue impulsada por agentes desplazados de servicios de inteligencia, que también podrían haber estado implicados en la muerte del fiscal.

Algunos han sugerido que el funcionario judicial podría haberse suicidado tras darse cuenta de que su denuncia estaba basada en evidencia falsa. La semana pasada muchos argumentaron con escepticismo que el reporte se apoyaba demasiado en rumores.

Nuevos hallazgos durante los últimos días generaron dudas sobre el estado mental de Nisman.

Para sus amigos y colegas, parecía alegre. Cuando uno de ellos le preguntó cómo estaba a través de un mensaje de Whatsapp en la tarde del sábado, su respuesta fue una foto de una pila de documentos y resaltadores.

A un periodista del diario Clarín, Nicolás Wiñazki, le escribió: "Se va a conocer todo, Nicolás, vas a ver", a lo que agregó que estaba tranquilo y cerró el mensaje con un emoticón sonriente.

Pero ese mismo día, Nisman habría pedido un arma prestada a un colaborador, aparentemente bajo el argumento de que la necesitaba para protección personal, pese a que el fiscal tendría dos pistolas registradas a su nombre.

La pistola prestada fue la que se encontró junto a su cadáver. El empleado de la fiscalía que se la había dado se presentó rápidamente para ser interrogado por los investigadores y ahora cuenta con su propio grupo de guardias de seguridad.

La fuente cercana a la investigación dijo a Reuters que las declaraciones del colaborador no fueron convincentes.

Y el caso sigue tomando nuevos giros.

Mientras que el Ministerio de Seguridad originalmente dijo que la madre de Nisman halló la puerta cerrada con llave desde el interior, lo que sugería que nadie había salido, el cerrajero que permitió la entrada dijo que la llave estaba colocada desde adentro pero sin la cerradura trabada.

La fiscal que está investigando la muerte ha pedido paciencia. Aún tiene, por ejemplo, que hablar con los médicos de Nisman y recibir los resultados de los análisis toxicológicos realizados en la autopsia.

GOLPE POLÍTICO

Pero los argentinos, que ya han esperado más de veinte años por respuestas en relación al atentado a la AMIA, temen que tampoco en este caso se haga justicia.

Sea cual sea el resultado de la investigación, la crisis política que se desató ha dañado políticamente a la gestión de centroizquierda de Fernández.

Miles de personas se congregaron afuera de la residencia de la mandataria esta semana, algunos de ellos gritando "asesina", mientras que otros críticos más medidos han atacado a Fernández por el modo en que manejó la noticia de la muerte de Nisman.

Hasta ahora, su respuesta se ha limitado a una serie de largos e intrincados textos publicados en sus páginas web.

La muerte de Nisman también ha despertado en los argentinos serias dudas sobre instituciones clave como el servicio de inteligencia y el sistema judicial, así como en la cúpula política, encendiendo quejas de corrupción y pedidos de cambio.

Fuente:FMF-Agencia Reuters y Reporte adicional de Maximiliano Rizzi y Hugh Bronstein. Editado por Pablo Garibian



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