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7 de agosto de 2020

Washington sospecha que Pekín ayuda a Riad en su carrera nuclear

En ese documento se sospecha de la colaboración en la búsqueda de uranio bruto que luego permita su enriquecimiento para usarlo en armas.

Por: Por:Redacciòn FM Fleming"Magazine" con información de Agencia EFE

las agencias de espionaje han hecho circular un análisis clasificado sobre esos esfuerzos secretos con la ayuda china. Estados Unidos indagan a las autoridades saudíes que producen combustible nuclear.

 

El príncipe heredero saudí dejó clara su determinación de obtener el arma atómica

La Administración Trump mantiene un pulso con China en varios frentes (comercio, tecnología,
derechos humanos en Hong Kong) que se ha tensado por el impacto del coronavirus y su utilización electoral.

Toda esa agresividad se echa de menos, según los expertos, en el silencio que mantiene la Casa Blanca respecto a los acuerdos nucleares entre Pekín y Arabia Saudí, un buen amigo de Washington que parece darle la espalda en este terreno.

 

Las agencias de inteligencia de Estados Unidos indagan los desvelos de las autoridades saudíes para producir combustible nuclear, cuestión que podría colocar al reino árabe en la carrera por hacerse con capacidad para producir bombas atómicas.

Según The New York Times , las agencias de espionaje han hecho circular un análisis clasificado sobre esos esfuerzos secretos con la ayuda china. En ese documento se sospecha de la colaboración en la búsqueda de uranio bruto que luego permita su enriquecimiento para usarlo en armas.

En el informe se identifica una instalación totalmente nueva que ya está acabada. Su apariencia es la de una plataforma de energía solar, ubicada cerca de Riad, la capital. Pero analistas del gobierno estadounidense sospechan que sea una de las estructuras nucleares no reconocidas.

Previamente, esta semana The Wall Street Journal informó que expertos occidentales estaban preocupados con otra instalación, en la zona noroeste del desierto. Según el Journal , ese recinto forma parte del programa con China para extraer uranio mineral y depurarlo, primer paso para conseguir después el uranio enriquecido. Su utilidad puede ser tanto para reactores civiles como para bombas nucleares.

El informe clasificado remarca que estos trabajos se hallan todavía en una fase muy inicial. En caso de que este reino decidiera perseguir un programa militar, todavía habrían de pasar unos cuantos años antes de poder producir cabezas nucleares.

Los saudíes no han escondido su determinación de seguir el ritmo de Irán, su gran enemigo, que ha acelerado su carrera nuclear desde que el presidente Trump abandonó el acuerdo internacional del 2015 con Teherán.

En el 2018, Mohamed bin Salman, príncipe heredero y hombre fuerte en Arabia Saudí, anunció que su país intentaría adquirir armas nucleares si Irán continuaba con sus tareas. Sus palabras no se las llevó el viento. En aquel momento, los senadores Ed Markey (demócrata) y Marco Rubio (republicano) lanzaron una propuesta de ley cuyo nombre era una declaración de intenciones: “Ley contra las armas nucleares para Arabia Saudí”.

Este texto legislativo exigía el cese de toda negociación sobre cooperación nuclear con los saudíes mientras no se aclararan las responsabilidades sobre el asesinato Jamal Khashoggi, periodista residente en Estados Unidos asesinado en el consulado de Arabia Saudí en Estambul (Turquía).

El presidente Trump no ha expresado preocupación por este desarrollo nuclear. Pero se encuentra con la contradicción de reiterar que no permitirá ningún avance
de los iraníes mientras mantiene el silencio respecto a sus aliados. Donald Trump ha rebajado la gravedad del asunto Khashoggi, en tanto que ha hecho buenos negocios de armamento convencional con ese régimen y ha incorporado al príncipe Bin Salman en el fracasado plan de pacificación de Oriente Medio.

Sin embargo, ese informe en el que se acentúa la estrecha relación de saudíes y chinos supone un cambio de parámetros. A petición del Times , el secretario de Estado, Mike Pompeo, emitió un comunicado donde indica que urge a Arabia Saudí a firmar un acuerdo con Estados Unidos sobre la no proliferación y a establecer una cooperación en las industrias nucleares entre los dos países.

Pero los saudíes ya dejaron antes muy claro que no están dispuestos a aceptar las restricciones que asumió los Emiratos Árabes Unidos al rubricar un pacto en el que se comprometían a no desarrollar su capacidad para producir combustible nuclear.

Su negativa supone que Riad habría optado por alejarse de Washington y acercarse a Pekín para construir su propia estructura. China nunca se ha caracterizado por exigir la firma esos compromisos de no proliferación.



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