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SALTA

CULTO

15 de agosto de 2020

Entronización del Señor y la Virgen del Milagro

Por: Redacciòn FM Fleming"Magazine"

Se efectúa la entronización de las imàgenes de los Patronos Titulares de la Provincia de Salta, en una ceremonia sin fieles y a puertas cerradas.

En una ocaciòn especial que vive la humanidad y la provincia no es ajena a la cuarentena, las festividades religiosas se celebran de forma virtual. Esta tarde la entronización de las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro será online y sin fieles.

Desde horas 16:00 se iniciaron los ritos especiales que pueden ser acompañados desde la transmisión vía Facebook en @catedralsalta, @arzobispadosalta, Ucasal

La entronización se realizará a las horas 17:00, sin fieles y a puertas cerradas. En tanto, las celebraciones eucarísticas serán sin fieles y a puertas cerradas.

En tanto, el templo estará abierto hoy de 7.45 a 12 y por la tarde, cerrado. "Nuestra misión es cuidarlos", señalaron desde el Arzobispado en un parte de prensa. Al tiempo que pidieron a los vecinos que no concurran a la Catedral, ya que no habrá pantallas gigantes afuera para que no se aglomere gente.

Una multitud acompañó la entronización de los patronos

Los santos patronos de Salta, el Señor y la Virgen del Milagro, estan siendo entronizados este sábado durante una ceremonia privada a puertas cerradas y que contó con el acompañamiento de invitados especiales y uno que otros fieles que concurren a diario a la Catedral Basílica

La celebración marca el inicio del tiempo del Milagro, que concluye el 15 de septiembre con la masiva procesión que año a año reúne cada vez a más peregrinos. Y, que este año por ser un año de vivencias atipicas en la cuarentena, no va contar con la concurrecia de fieles.

Agradecimiento a los trabajadores esenciales en la entronización del Señor y la Virgen del Milagro
El arrobispo Mario Cargnello pidió hoy respeto por los pobres en la ceremonia de entronización de las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro, que se hizo sin fieles por la pandemia y se transmitió por Facebook Live. Entre los pocos invitados que tuvo la ceremonia estuvo presente el gobernador Gustavo Sáenz y la intendenta Bettina Romero y había trabajadores esenciales que nunca dejaron de prestar servicio desde el inicio de la crisis sanitaria. “Queremos rezar por quienes se están jugando la vida por nosotros en esta pandemia”, dijo Cargnello y agradeció la presencia del gerente del hospital Señor del Milagro, Juan José Esteban, una enfermera, un chofer de colectivo, un recolector de residuos y un miembro de la Policía de la Provincia. 

"Comenzamos nuestro tiempo del Milagro, el punto de llegada marca lo que se vino ayudar a llamar "la Pascua salteña', es un tiempo que acompañados por el invierno vamos acunando el misterio de la vida y se despliega en toda su plenitud en este mundo nuestro, dado por el Señor a los hombres, a nosotros", inició su mensaje el arzobispo Mario Cargnello.

El Monseñor remarcó que "siguiendo las indicaciones del papa Francisco en su encíclica Laudato, si durante este tiempo del Milagro, preparando nuestro pacto de fidelidad que ha de culminar en los triduos de septiembre, queremos preparar también la casa común, esta Salta, y que cada clavel o cada flor que ornamentarán las imágenes del Señor y de la Virgen sean el signo de un corazón que sabe preparar este mundo cuidándolo para todos, especialmente respetando a nuestros hermanos más pobres".

"Comenzamos entonces el tiempo del Milagro, un tiempo en el cual queremos experimentar el hecho de caminar juntos; la imagen de nuestros peregrinos que constituye una fuerte provocación a todos los devotos del Señor y de la Virgen porque nos invitan a descubrir el mensaje que el Señor viene dándonos, nos hace pensar en que caminar juntos ha sido la actitud permanente de la Iglesia a lo largo de su historia", afirmó.

Para Cargnello, "el tiempo del Milagro es un tiempo para que nosotros también compartamos y crezcamos, caminando juntos, el don, el regalo inmenso de ser creyentes, como Abraham. Eso es un sínodo, un caminar juntos. Esa es la Iglesia: el pueblo que camina en comunión, unos con otros, atravesando la historia y procurando en cada tiempo y en cada circunstancia encontrar y vivir la voluntad del Padre en beneficio de todos los hombres".

"El Milagro aparece este año a la luz de la palabra de Dios como un tiempo de acoger a Dios y de compartir sus confidencias con un corazón creyente", manifestó y agregó que "el ser hospitalarios es propio de los buenos creyentes, por eso decimos que el Milagro es un tiempo para acoger a Dios en casa".

El arzobispo llamó a sus fieles a que "sepamos mirar el rostro de los huéspedes que nos rodean y que esperan ser acogidos en nuestro corazón, tener un lugar en nuestro corazón".

En un tramo de su homilía, monseñor Cargnello puso el foco en la preocupación que le genera la falta de acompañamiento de la familia en la formación en el Evangelio de los más jóvenes.

“Los más pobres desde la fe son los niños y los jóvenes que tienen que formarse en la vida, y los adultos también que muchas veces no conocen el camino del Evangelio”, dijo. “Ese es el compromiso de la iniciación cristiana, que supone parroquias, comunidades y una arquidiócesis que quiere ayudar para que podamos descubrir la riqueza inmensa de conocer a Jesucristo y ser cristianos”, agregó.

Afirmó: “Queremos asumir el tema de la educación cristiana a través del camino de la iniciación. Ayúdennos las familias. Se ha intentado a través de la catequesis familiar, pero ¡cómo cuesta! Muchas veces se delega solo en la madre, cuando es una responsabilidad de toda la Iglesia”.

 

LA HOMILÍA COMPLETA 
Catedral Basílica de Salta, 15 de agosto de 2020

Homilía

Queridos hermanos:

En sus designios la Divina Providencia ha querido que comencemos este tiempo del Milagro celebrando la Asunción de Nuestra Señora, la Virgen María, al cielo.

I

La liturgia nos proclama como Primera Lectura un texto del Apocalipsis: “Se abrió el templo de Dios que está en el cielo y quedó a la vista el Arca de la Alianza”. El Arca de la Alianza es el signo de la presencia de Dios en medio de nosotros. El Arca de la Alianza es María porque ella llevó en su seno al Dios con nosotros y es el Arca de la Alianza porque siempre nos trae a Jesús. Ella, en el corazón de la Iglesia y con la Iglesia hacer nacer a Jesús a lo largo del tiempo en los corazones que se abren a su presencia, que se dejan transformar por Jesús. Ella es el Arca de la Alianza y es también la mujer revestida de sol, con la Luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas que grita de dolor en ese parto que atraviesa la historia, que la tiene a Ella con la Iglesia como protagonistas y que va haciendo nacer a Jesús en cada tiempo, en los distintos lugares y en cada uno de nuestros corazones.  Ella es la que trae la salvación.

Desde el corazón del Arca de la Alianza que es la Santísima Virgen, queremos iniciar estos treinta días del Milagro que culminarán, Dios mediante, celebrando el Pacto con el  Señor del Milagro.

Los treinta días son una invitación a salir de nosotros mismos, a recorrer el éxodo con el Pueblo de Dios que atraviesa la historia, como  la Virgen que partió presurosa para visitar a Santa Isabel. Ese salir ha de ser la actitud que nos acompañará a lo largo de estos días.

La celebración de la Asunción nos da pie para pensar ¿Cómo salimos? ¿Cómo vamos hacia la novedad de “la vida para siempre” que nos trae y a la que nos invita el Señor con su Madre? Nosotros estamos acostumbrados a ver las imágenes de la Asunción contemplando a la Virgen sola, llevada por los ángeles, como por ejemplo en el cuadro al  costado del presbiterio de nuestra Catedral  que acompaña el Altar. Pero, antiguamente no era así, ya que los iconos más antiguos y de la Edad Media que pintaban el Misterio de la Asunción mostraban a la Virgen muerta o dormida, rodeada por los Apóstoles y formaba parte de la escena un Jesús Glorioso que tenía a la Virgen como una niña en su seno. Ella nacía a una vida nueva, resucitaba, era asunta al cielo. Y la piedad cristiana reflejaba ese renacer de María siendo llevada por Jesús, como Jesús había sido llevado por María, en su seno en la Encarnación, en sus brazos en su Nacimiento y al pie de la Cruz, cuando María en nombre de toda la Iglesia recibe el cadáver de su Hijo.  Ahora es Él quien la hace nacer.  Los invito a que juntos entremos en ese movimiento de renacer, dejándonos abrazar también por el seno de Nuestra Señora y agradeciendo a nuestras madres quienes nos tuvieron en su seno y nos hicieron nacer.  ¿Qué une este movimiento magnifico  de la Madre que gesta, abraza, educa, cría, contiene a su Hijo con el Hijo que hace renacer a su Madre y la incorpora a la madurez misma del Padre en la  Asunción? Es el amor el que une, el amor del mismo Padre que encarnado en Jesús abraza a su Madre y nos abraza a todos.

El éxodo de esta Fiesta del Milagro que celebramos en el momento más difícil de la pandemia para Salta y para todo nuestro país. Queremos vivir este Milagro naciendo de nuevo, enfrentando los tres desafíos que se nos presentan en este año: “Somos tuyos, somos de María, somos hermanos”.

II

¡Somos tuyos! No podemos venir como quisiéramos ante tus plantas. Esperamos normalizar un poco la situación para poder, por lo menos, tomando la distancia que los protocolos  establecen y las medidas que se nos indican, por lo menos mirarlos y saludarlos. Pero es una gran oportunidad para volver a poner a Cristo en el centro de la vida personal, de la vida familiar y de la vida social. Es una oportunidad para escuchar su Palabra y asentar la vida en el proyecto de Dios que se manifiesta  en esa Palabra, en la Ley del Señor. Debemos redescubrir que sólo somos hombres y no superhéroes y mucho menos dioses. Debemos advertir que nos necesitamos los unos a los otros y que necesitamos al Señor y es Él quien tiene que estar en el centro de nuestros corazones, en el comienzo de nuestros proyectos y en el fin de nuestra tareas, porque Él es el principio y el fin, el Alfa y la Omega, Él es el centro de la historia, como le decimos en la oración que culmina la Entronización del Señor, retomando las expresiones del Papa San Pablo VI.

Salir  de, vivir el éxodo desde una cultura egoísta, destructiva e irrespetuosa de la dignidad y caminar hacia otra cultura, a la cultura de la Bienaventuranzas, a la  cultura de los hijos de Dios que se hacen cargo gozosamente del proyecto del Padre, que es capaz de hacer nacer y renacer a la Madre de su Hijo y llevarla a la plenitud del cielo. 

¡Somos tuyos! Cada uno de nosotros sabe cuál es el punto de partida del propio corazón. Que  el Señor nos dé la luz para descubrir el punto de llegada y la fuerza para recorrer el camino.  

III

¡Somos de María! El estilo de vida de María, que tanto el Papa San Juan Pablo II y como Benedicto nos presentaron como un estilo eucarístico, está marcado por lo que  dice el Evangelio de hoy: “Partió y fue sin demora”. Se caracteriza por esa prontitud para estar atenta a la necesidad del otro, por esa capacidad para ser toda nuestra  porque fue toda de Dios, siempre. El estilo de vida de María está caracterizado por su capacidad para llevar la alegría porque lo lleva a Jesús. Isabel dice: “El niño saltó de alegría en mi seno cuando escuché  tu saludo”. Está caracterizado por una fe inamovible en el corazón del Padre a quien reconoce como su Dios y Salvador, capaz de hacer grandes cosas en Ella, que es tan pequeña y por eso es tan grande.

El Año Mariano  debiera ser para nuestras comunidades eclesiales -más allá que no pudimos celebrar en los eventos programados-  la oportunidad para entrar en el corazón mismo de la Santísima Virgen y desde ahí aprender de su estilo, que es el estilo de Jesús: generoso en el ponerse en marcha, en la capacidad de llevar la alegría, en la certeza de que camina a la luz del Señor.

¡Señora, como llevaste a Jesús en tu seno y en tus brazos cuando era niño y cuando ya estaba muerto, como anticipando su Resurrección, llévanos a nosotros!. Muchos de nosotros estamos muertos en muchos aspectos de la vida, recíbenos con el mismo amor con el que recibiste a Jesús y permítenos vivir esta Fiesta.  Estás en el corazón, no sólo de los de Salta  sino de todo el país en el Año Mariano. Ayúdanos a renacer también nosotros y anticipar un pasito siquiera, avanzando hacia lo que tú eres: ¡Mujer totalmente nueva junto a Cristo en el Espíritu y ante el Padre!

IV

¡Somos hermanos! La grieta que nos duele no es un problema político, es un problema ético, es un problema moral.  Sólo enfrentando nuestro propio corazón, cerrado, orgulloso, obcecado, estúpido, podemos advertir que es necesario salir de esa cerrazón y romper puertas y abrirnos a los hermanos.

“Estamos en una misma barca y nos necesitamos los unos a los otros” ha dicho el Papa Francisco quien insiste permanentemente en esta verdad.  En la última catequesis nos ha invitado a cultivar un corazón generoso con los hermanos. Vencer un corazón cerrado  y egoísta, que disimula su egoísmo en opiniones e ideologías,  es una cuestión ética porque se juega nuestra propia verdad de  seres humanos, de cristianos, de ciudadanos. Nadie puede creerse dueño de los demás, menos de los más pobres. Ningún  partido político, ninguna facción ideológica, puede creerse dueño de un pobre. Al pobre lo protege y lo cuida Dios ¿Significa que yo me he de desentender del pobre? ¡De ninguna manera! ¡Todo lo contrario! Pero debo tratar a mi hermano pobre con respeto, con profundo sentido de fraternidad, con capacidad de respetar en él el proyecto de Dios, no mi pretensión de instrumentalizarlo para que sea lo que yo quiera, para que me dé un voto o me acompañe cuando a mí me interesa o para que me  sirva para imponerme al otro.

Tengo que ayudar a mi hermano, de cualquier pobreza, ya sea material o espiritual, psicológica o cultural, lo tengo que ayudar con profundo respeto  golpeando la puerta de su corazón, casi en puntas de pie.  Entonces sí podremos ir transformando la sociedad.

¡Somos tuyos Jesús,  somos tuyos María, somos hermanos!  Ojalá el avanzar de estos treinta días nos permita dar un pasito más hacia el Señor, hacia el cielo, hacia la plenitud de la vida humana para que junto al Arca de la Alianza renovemos la alianza, el Pacto de Fidelidad.

 + Mario Cargnello

Arzobispo de  Salta



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Pido oración por mis hijos, Valentín Nicolás CENTURIÓN. Herrera, Roldan Oriana Gabriela, Herrera, Horacio Esteban. Por mi salud virgencita del Milagro y sr, Jesús del Milagro.

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