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POLITICA

12 de febrero de 2015

Los fiscales van a marchar separados de los políticos

La marcha del silencio convocada por seis fiscales para homenajear a Alberto Nisman continúa creciendo en volumen y en adhesiones.

Ya recibió el apoyo de cientos de colegas, jueces, ONG y dirigentes políticos. Por eso los fiscales, para evitar sorpresas, diseñaron ayer una estrategia: marcharán dentro de un corralito, con protección policial y separados de los ciudadanos y de los políticos.

La principal preocupación que tienen Guillermo Marijuan, Carlos Rívolo, Germán Moldes, Raúl Plee, Ricardo Sáenz y Carlos Stornelli, los fiscales que idearon la manifestación, es evitar que el Gobierno o la oposición les copen la parada para sacar provecho, o que haya desbordes que puedan ser usados para desacreditarlos.

Por eso ayer los fiscales que idearon la primera manifestación de este tipo de la que se tenga memoria en la democracia se reunieron en los tribunales de Comodoro Py, durante más de una hora, con el ministro de Seguridad porteño, Guillermo Montenegro, y con el líder del gremio judicial, Julio Piumato, para afilar esa estrategia.

En la charla quedó en claro que Montenegro les aportará el auxilio de la Policía Metropolitana y, además, se contactará con la Policía Federal. Cuando falten quince minutos para las 18, todos los jueces y fiscales se juntarán en la plaza Lorea -avenidas De Mayo y Rivadavia- dentro de un corralito especialmente dispuesto.

Piumato, integrante de la CGT disidente, colaborará con su experiencia en la organización de marchas y, también, aportaría seguridad privada de algunos gremios.

Los fiscales llevarán al frente una bandera que dirá "Marcha del Silencio. Homenaje a Alberto Nisman". El mensaje es claro, inequívoco, sin consignas políticas.

Pero para desalentar cualquier eventual provocación, irán rodeados por un cordón y por seguridad, para que no haya ningún riesgo de que se infiltre un político para la foto o un algún revoltoso. Algunos hablaron con los políticos para pedirles que les respeten ese momento, "durante el cual ningún fiscal dirá ni una palabra ni tampoco irán a programas de radio o televisión", hicieron saber. No se descarta, incluso, que los familiares de Nisman puedan estar en esa primera fila.

Por otra parte, para que ni siquiera un detalle burocrático les arruine el acto, ayer la Asociación de Fiscales -el sello bajo el cual se agrupan- pidió autorización a la Ciudad para realizar la caminata de homenaje a Nisman.

LOS RIESGOS

Pero los riesgos que enfrenta la convocatoria son mucho más importantes que los burocráticos:

El primero, las presiones. El Gobierno descuenta que la expresión ciudadana será contundente. Tal vez por eso el diputado Jorge Landau, apoderado del PJ, salió a amenazar a los fiscales con recusarlos en forma generalizada.

"Ese planteo es un absurdo", dijo Carlos Donoso Castex, presidente de la Asociación de Fiscales. Y los fiscales se sumaron en coro. Y, además, la recusación es impracticable. ¿Qué juez se animaría a separar de un caso a un fiscal por el hecho de que haya concurrido a una marcha a homenajear a un colega muerto? ¿Acaso eso lo vuelve un enemigo?

La bravuconada de Landau sólo hizo darle aún más publicidad a la marcha. Por eso, el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, salió a hacer el papel de policía bueno: "No estoy de acuerdo con Landau", dijo (ver aparte).

Pero hay otras presiones que son mucho más sutiles. La fiscal de instrucción Cristina Caamaño, lugarteniente de la procuradora general Alejandra Gils Carbó, envió ayer un mail a decenas de fiscales para invitarlos a no concurrir.

"Consideramos que la mejor y más sincera forma de demostrar nuestro respeto por quien ya no está entre nosotros y por sus familiares es manifestar nuestro apoyo, personal y profesional, a la fiscal Viviana Beatriz Fein, a cargo de la investigación de las causas", dice el texto. Está claro lo que espera Gils Carbó de sus funcionarios.

Mucho más prudente fue la lista Celeste, el sector más kirchnerista de jueces y fiscales, que conduce Gabriela Vázquez. "Acompañamos a los colegas que de modo sincero y en silencio marcharán el próximo 18-F manifestando sus condolencias por el fallecimiento del fiscal Alberto Nisman. No obstante, rechazamos enfáticamente la utilización política de ese hecho lamentable", dice su comunicado.

Cualquier intento del kirchnerismo de tapar el sol con las manos parece destinado a chocar con la realidad: el deseo de dar presente en la marcha del silencio prendió incluso en algunos jueces federales muy conocidos. ¿Qué pasaría si Claudio Bonadio o Ariel Lijo fueran a la marcha? ¿Y si fueran camaristas o jueces de otros fueros?

Hace un año, el Gobierno puso en el lugar de enemigo al Poder Judicial. Ahora pretende que la Justicia no honre a sus muertos.



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