Usted podría pensar que sería fácil notar el comienzo del día del juicio final porque los asteroides que llegan, la guerra nuclear global o el estallido de una plaga mortal son difíciles de ignorar.

Pero puede que ya estemos viviendo el Apocalipsis y que no hayamos podido observar el principio del fin. Esa es la advertencia en un nuevo artículo científico publicado en el Bulletin of the Atomic Scientists titulado: «El Apocalipsis». No es el fin del mundo».

En el estudio, el futurista Jamais Cascio argumentó que el final no sólo estaba cerca, sino que era inminente; nosotros, los humanos estúpidos y miopes, podríamos ni siquiera reconocer lo que estaba sucediendo. Escribió: «La humanidad se enfrenta a múltiples apocalipsis posibles, con narraciones que a menudo pasan por alto un punto importante: el apocalipsis probablemente no será rápido ni definitivo.

Será un entorno, no un acontecimiento o un punto final para la humanidad. El apocalipsis es más probable que traiga miseria que catarsis o salvación. Aunque los peores escenarios teóricamente hacen más fácil prevenir resultados nefastos, en el caso de apocalipsis de lento movimiento como el cambio climático, es difícil para los humanos visualizar la escala del problema e imaginar cómo lo experimentaremos en realidad».

El autor dijo que la humanidad está «sufriendo un lujo horrible de apocalipsis potenciales» en este momento. Nos asustan las armas nucleares, el cambio climático y las pandemias aterradoras, pero eso no es todo.

Si estos no nos aniquilan, tenemos que tener miedo de los eventos naturales menos probables pero bastante mortales, desde los impactos de los asteroides hasta los supervolcanes, así como de los cataclismos tecnológicos de ingeniería humana, ya sean de la nanotecnología, la biotecnología o la inteligencia artificial, que nos están esperando en las alas para matarnos».

Si somos realmente desafortunados, podría resultar que el universo entero está en un estado de energía inestable conocido como «falso vacío», que podría decaer en cualquier momento», continuó Cascio. El universo, tal como lo conocemos, desaparecería de la existencia en un repentino, irreversible y más bien esotérico final de todo».

Sin embargo, la verdad es que es probable que el fin del mundo sea lento y prolongado. Será causada por «malas decisiones, instituciones ineficaces y una incapacidad total de pensar en las consecuencias a largo plazo» por parte de nuestros líderes.

Este tipo de problemas sistémicos no son necesariamente obvios», escribió Cascio. Podemos hacer todo tipo de mejoras en los estilos de vida, la atención de la salud y la estabilidad política a nivel mundial y seguir siendo víctimas del fracaso de nuestras estructuras políticas, económicas y sociales subyacentes para estar preparados para los profundos embrollos del colapso». En el mundo real, pocos de los tipos de eventos que llamamos «apocalípticos» serían claros o definitivos.

Si los signos iniciales de un cataclismo apocalíptico son en lo más mínimo ambiguos, la gente discutirá y debatirá la realidad de la situación y la utilidad de las soluciones propuestas, aumentando la confusión incluso mientras el mundo se desmorona.

No hay duda de que los ricos y poderosos tienen maneras de mitigar algunas de las peores consecuencias de un desastre. En cualquier caso, la extinción puede llevar un tiempo; incluso la muerte de los dinosaurios se produjo a lo largo de meses. Por numerosas razones, «el apocalipsis» no es probable que sea un apagón inmediato para la humanidad.

Añadió: `No nos daremos cuenta de que el apocalipsis ha comenzado hasta que estemos bien dentro de él. Esto no se aplica a todas las formas posibles que un apocalipsis podría tomar, por supuesto; es fácil notar un intercambio termonuclear global una vez que está en marcha. Pero para algunas crisis, podríamos pasar un punto de no retorno mucho antes de que los síntomas se vuelvan evidentes e ineludibles.

Este es un problema particularmente agudo para la alteración del clima». El científico dijo que hay un retraso de hasta 50 años entre la emisión de carbono y su impacto en las temperaturas globales, lo que significa que el calentamiento que estamos viendo ahora en realidad es causado por el CO2 liberado en la década de 1980. Este’desastre lento’ requiere una planificación anticipada del tipo que la humanidad no está preparada para promulgar, porque pocos políticos pueden tolerar una’acción audaz’ prometedora que no surtirá efecto en 20 años.

El autor pintó una imagen sombría de la vida después del colapso y dijo: «El tema abrumador de la vida en el apocalipsis es la miseria. Esto puede sonar obvio , por supuesto que la gente en un mundo apocalíptico es miserable , pero lo digo de una manera muy particular.

Para las personas que logran escapar de la forma inicial de cualquier evento o proceso catalizador que haya conducido a este entorno, su existencia resultante es la de tratar de hacer frente a un trauma continuo e implacable.

Infraestructura rota, Instituciones fallidas. Un mundo donde llevar a cabo incluso las tareas más básicas de la vida diaria puede ser casi imposible». Lo que puede sonar familiar para algunos lectores que se enfrentan a estas realidades en la vida cotidiana. Sin embargo, Cascio también afirmó que la humanidad será capaz de evolucionar para hacer frente a los desastres. Al menos algunos de nosotros probablemente sobreviviremos a una guerra nuclear o a un ataque de asteroides y luego comenzaremos el largo trabajo de reconstruir la humanidad.

Casi todos los apocalipsis potenciales a los que nos enfrentamos… no serían necesariamente un punto final para la humanidad. Sería terrible, traumático y miserable… pero con el tiempo, la civilización humana podría recuperarse. Los descendientes de los sobrevivientes crearían algo nuevo (y muy diferente), y el futuro continuaría en las cenizas del pasado».