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ECONOMIA

21 de octubre de 2020

Una familia necesitó $15.280 para no caer en la indilgencia

Medido por cada adulto de forma individual, fue necesario contar con un ingreso de trepó desde los $14.718.

La Canasta Básica Alimentaria (CBA), que mide la “línea de indigencia”, ascendió desde los $6.028 hasta los $6.288. Las subas fue del 2,8% según el INDEC.

La canasta básica total (CBT) tuvo en septiembre un incremento de 3,8% en su precio, por lo cual una familia integrada por dos adultos y dos chicos necesitó este mes contar con un ingreso mensual de $47.216 para no ser considerada pobre, según publicó ayer el Indec.

La CBT tuvo una suba superior al ritmo de inflación que registró septiembre, que fue de 2,8% según informó la semana pasada el organismo estadístico. Según fuentes oficiales, eso se dio por “el incremento en los precios de algunos productos que tienen una mayor ponderación en la canasta alimentaria, tales como Pan (8,9%) y algunos productos estacionales como Frutas (9,2%) y Verduras (13,7%)”, explicaron. Por otra parte, la canasta alimentaria, que determina el nivel de indigencia, subió 3,4% hasta $19.430.

Los meses de agosto y septiembre marcaron una aceleración de los precios tras la meseta inflacionaria de los primeros meses de cuarentena. En agosto el índice fue de 2,9% y en septiembre de 2,9%. En los dos casos el rubro alimentos y bebidas, uno de los componentes centrales de las canastas, registraron subas de al menos 3%. El piso de ingresos que necesitaron para no caer en la pobreza y caer en la indigencia subió 35,7% interanual.

El salto mensual de 3,8% en el valor de la CBT es el más alto medido por el Indec desde diciembre. En lo que va del año, considerando los primeros nueve meses, el incremento acumulado de la canasta básica fue de 21,2%, apenas por debajo de la inflación que suma 22,3%.

La canasta total incluye gastos como transporte, educación, salud o indumentaria. Medido por cada adulto de forma individual, fue necesario contar con un ingreso de $15.280 para no caer bajo la línea de la pobreza. El organismo estadístico también registra el precio de la CBT para distintos modelos familiares.

Para un hogar compuesto por una mujer de 35 años, su hijo de 18 años y su madre de 61 años, la canasta fue de $37.589. Para una familia que tiene como integrantes a un varón de 35 años, una mujer de 31 años, un hijo de 6 años y una hija de 8 años necesitaron $47.216.

Paralelamente, la Canasta Básica Alimentaria (CBA), que mide la “línea de indigencia”, ascendió desde los $6.028 hasta los $6.288, lo cual representó un aumento del 3,4%. Por lo tanto, una familia “tipo” necesitó $19.430 para no ser considerada indigente.

De esta manera, las subas superaron a la inflación de septiembre, que fue del 2,8% según el INDEC. Buena parte de esta variación fue explicada por ajustes de precios vinculados con factores estacionales. Esto situación se reflejó, por ejemplo, en el valor de las verduras y de la indumentaria, productos que encabezaron los aumentos en el noveno mes del año.

Si estuviera integrada por un varón y una mujer, ambos de 30 años, y tres hijos de 5, 3 y 1 año, habrían requerido un ingreso mensual mínimo de $49.661. Como referencia, hace un año este último modelo de hogar hubiera necesitado $13.000 menos para no caer bajo la línea de pobreza.

Los últimos datos de pobreza e indigencia mostraron un fuerte incremento en el primer semestre del año como consecuencia de la pandemia y de las medidas de aislamiento social. La pobreza aumentó hasta 40,9% hacia el primer semestre del año y afecta a 18,8 millones de personas.

Pobreza en 40%

Al cierre del primer semestre del año el índice de pobreza se ubicó en 40,9%, por encima del 35,4% de igual período de 2019.

En tanto, el Índice de Indigencia ascendió al 10,5%, contra el 7,7% de enero-junio del 2019, de acuerdo al relevamiento.

Entre ambas mediciones, la economía en su conjunto cayó 19,1%, la desocupación aumentó al 13,1 %, del 10,6% anterior y la inflación al 42,8%, según cifras del Indec.

El Índice de Pobreza del 40,9% es la medición más alta desde el primer semestre del 2004, cuando se ubicó en 44,3% en la salida de la crisis de la convertibilidad.

De esta forma, sobre una población estimada en 45 millones de personas, las cifras que brindó el Indec proyectan que alrededor de 18 millones son pobres y que este número representa al 30,4% del total de los hogares.

Cabe recordar que, hace unas semanas, el INDEC informó que un 40,9% de la población se ubicó por debajo de la línea de pobreza en el primer semestre de 2020 y un 10,5% estuvo por debajo de la línea de indigencia. De esta manera, las cifras treparon 5,5 y 2,8 puntos porcentuales, respectivamente.

La caída de los ingresos laborales de los hogares de “clase media baja” fue lo que disparó este indicador, a pesar de que la inflación se mantuvo controlada y la canasta básica subió incluso por debajo del nivel general de precios entre enero y junio.

Una muestra del impacto que el coronavirus provocó sobre los ingresos de los argentinos lo reflejó la tasa de empleo, que en el segundo trimestre bajó casi 9 puntos interanuales hasta el 33,4% sobre la población total, lo cual implicó una pérdida de 3,9 millones de puestos de trabajo respecto del mismo período de 2019.

El ingreso total familiar promedio de los hogares pobres fue de $25.759 en el segundo trimestre, mientras la Canasta Básica Total promedio del mismo grupo de hogares, alcanzó los $43.785, por lo cual la brecha se ubicó en el 41,2%, el valor más alto de la vigente serie del INDEC, iniciada en 2016. Con los ingresos subiendo por debajo de los precios, es de esperar que esta brecha se haya incrementado en el tercer trimestre.



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