Para muchos podrán ser objetos de colección. Para otros (incluido quien fue su dueño y los fanáticos), tesoros. Los recuerdos de Diego Maradona son parte de la sucesión y también quedaron bajo la lupa. La semana pasada, en el chat que comparten los herederos (Dalma, Gianinna, Jana, Diego junior y Dieguito Fernando -representado por su mamá Verónica Ojeda-) se debatió el destino de los mismos.

Entre las variantes conversadas se incluyó la posibilidad de hacer un museo para usufructuarlo en conjunto o el reparto por consenso de los mismos. Uno de ellos planteó la conveniencia de sumar un escribano público en la división, propuesta que sumó rispideces. “No se pusieron de acuerdo en nada”, indicó una de las fuentes con acceso al grupo de WhatsApp.

Así, de continuar las diferencias, los objetos podrían terminar en una subasta para luego distribuir el producido de manera equitativa. Pero hay un grupo de objetos, más de 400, que fueron protagonistas del tironeo entre Claudia Villafañe y el propio Diez. Se trata de los que formaron parte del museo itinerante: la disputa llegó hasta el Juzgado civil N° 77 y la causa se mantiene abierta, aunque para que mantenga continuidad necesita el impulso de alguno de los herederos. La jueza, de hecho, ya los notificó para saber qué quieren hacer.

Por dicha causa, en agosto de 2019 la Justicia decidió allanar el departamento de Segurola y Habana donde no encontró ninguno de esos objetos. Pero la jueza intimó a la ex esposa del astro, al punto de que el 19 de octubre, casi un mes antes de la muerte de Maradona, en las oficinas de Fernando Burlando, Claudia exhibió una parte; 215 de los 490 objetos que Maradona le reclamaba. Ante el accionar incompleto, unos días antes del trágico final de Diego, decidió multar a Villafañe con 3.000 pesos diarios hasta que ella presentara la totalidad de los objetos reclamados. La sanción se mantiene hasta la actualidad.

Las imágenes del museo en disputa y también al listado de los objetos mostrados. La sola mención provoca las delicias de los aficionados al fútbol y aquellos que siguieron el minuto a minuto de la carrera de Pelusa. Desde una de las camisetas que usó en el Mundial de 1986, las gorras que les regalaron Fidel Castro o Javier Sotomayor, botines míticos y decenas de casacas propias y obsequios de estrellas de la talla de George Hagi, Davor Suker, Franco Baresi, Ruud Gullit, Gary Lineker, Careca, Alemao o Lothar Matthaus.

“También está la toga que le dieron en la Universidad de Oxford cuando fue a dar la clase (en noviembre de 1995). Hasta un telegrama de convocatoria a la Selección”, reveló Mauricio D’Alessandro, abogado de Matías Morla, ex apoderado de Diego.

Ahora bien, ¿cuánto valen las piezas si caen en un remate internacional, con coleccionistas sedientos y con la billetera abierta? “Es incalculable y depende de quién lo venda. Hay objetos de todo tiempo y el memorabilia, como lo llaman en Estados Unidos, mueve millones. Hemos visto camisetas que pueden valer de 8 a 10 millones de pesos, especialmente si hay certificación de que las usó Maradona”, señaló D’Alessandro en el programa Fantino a la Tarde, por América TV.

En el mismo ciclo, Alberto Quinteros, martillero público, amplió la noción de la gran valía que pueden tener los elementos. “Son bienes muy particulares, únicos, que se generaron durante la vida de Diego y no se van a seguir generando tras su muerte. La base puede ser cualquier cosa, la base se fija judicialmente; antes de fijarla el juez, la fija el tasador y se da vista a las partes”, explicó. “Los bienes van a tener valor en la medida que se pueda certificar la vinculación con Maradona. Si está dedicada, es otra cosa. Por imagen o testimonio”, agregó.

Desde premios tales como los que entregaba el diario “El Mundo”, el Konex, un Olimpia de Plata (de 1979) al galardón al mejor jugador del siglo pasado que le dio la FIFA (que compartió con Pelé, más allá de que el público lo eligió a él). ¿Algo que perteneció a O Rei? Sí, hay: un cinturón. También una remera que le obsequió Brian May, el músico de los míticos Queen. Perlas y más perlas. Todas invaluables.