Así lo confirmaron varias fuentes del Gobierno y del oficialismo. Carlos Zannini, secretario de Legal y Técnica, mano derecha de Cristina y nuevo hombre fuerte en el PJ nacional, diseñará todas las listas de diputados del país junto con Cristina y con Maximo. E intentará imponer el criterio de Olivos frente a los gobernadores del PJ.

Zannini les pasó este mensaje a algunos gobernadores: en cada distrito habrá una lista única de legisladores nacionales, que irá colgada de la boleta de todos los precandidatos presidenciales que compitan en las PASO del 9 de agosto.

Ejemplo: si Cristina o Máximo son candidatos a diputados nacionales, irán adheridos a las boletas tanto de Daniel Scioli como de Florencio Randazzo, ambos precandidatos a presidente por el FPV.

De ese modo, todos los candidatos a legisladores nacionales del FPV en cada provincia se garantizarán no tener competencia interna en las PASO y sacar más votos que cada precandidato individualmente.

"Está casi definido: Cristina encabezará la lista de diputados en la provincia de Buenos Aires y Máximo, la de Santa Cruz", aventuró a LA NACION una alta fuente del Gobierno.

Se evalúa, además, que la Presidenta también encabece en forma simultánea la lista única de candidatos a legisladores de la Unasur por el FPV, que se elegirá por distrito único, es decir, será la misma en todo territorio nacional.

La estrategia de Cristina es convertirse ella misma en la figura central de la campaña a nivel nacional. "La campaña será Cristina", dicen muy cerca de ella. Scioli y Randazzo deben quedar en segundo plano. Su objetivo personal inmediato es conseguir fueros parlamentarios e inmunidad judicial para ella y para su hijo Máximo,

El segundo propósito es "la reelección del proyecto". Y el proyecto es ella misma: quiere ser la jefa del FPV aun desde el llano. Para ello pretende obtener 50 o 60 diputados incondicionales por completo y no influenciables por Scioli ni Randazzo. Se aseguraría, así, la llave de la gobernabilidad del futuro presidente, sea oficialista u opositor.

Si es Scioli o Randazzo, ella buscará ser socia en partes iguales. Si gana Macri o Massa, sería jefa de la oposición y condicionaría al futuro gobierno. Y en todos los casos, buscará obtener quórum para evitar futuros desafueros.

En caso de que los gobernadores opongan resistencias a la lapicera de Zannini para las listas, deberán atenerse a represalias como las que sufrió Juan Carlos Mazzon, echado del cargo de coordinador de la Unidad Presidente por negarse, como máximo operador del PJ, a incluir a La Cámpora en las listas de Mendoza. Lo reemplazó Zannini como interlocutor del Gobierno.

Los gobernadores recibirán presión presupuestaria en caso de negarse y recibirán beneficios en caso de ser dóciles. También Cristina les daría libertad para armar las listas de legisladores provinciales y tener mayoría en sus legislaturas.

"Hay provincias donde impondremos fácilmente nuestros nombres, otras donde tendremos que pedírselos al gobernador", dijo una fuente, como se informa por separado.

La campaña de Cristina será una imagen repetida del jueves último: una seguidilla de anuncios por cadena nacional de aumentos de planes sociales, créditos y un sinfín de "ampliaciones de derechos" para "profundizar el modelo de crecimiento e inclusión social".

Todas las medidas se financiarán con emisión y con el presupuesto del futuro gobierno, pero Scioli y Randazzo no tendrán participación en ellas. Si el próximo presidente las revoca, será denunciado por perjudicar a los que menos tienen. Una trampa perfecta. Scioli podría aceptar a Axel Kicillof o a Eduardo De Pedro como vicepresidente, pero quiere negociar los diputados.
Fuente:Por Mariano Obarrio