El precandidato que más votos obtuvo fue, como se que se mida, el humorista Miguel del Sel, del PRO. Pero mientras para algunos medios logró un 32,2% de los votos, otros le dan un 28,40% o un 30,11%, y algunos incluso señalan como destacado que obtuvo el 100% dentro de la interna de su partido.

Todas las apreciaciones están basadas en fórmulas matemáticamente correctas.

En realidad las PASO son para elegir a los candidatos de cada partido, frente o alianza, sin que haya competencia entre los distintos partidos, frentes o alianzas. Entonces, el único dato significativo debería ser el porcentaje de votos que obtuvo cada participante de cada interna.

El problema, tanto en Santa Fe como en muchos otros distritos, es que hay tantas internas con candidato único como primarias con más de uno postulante, por lo que son muchos los candidatos que obtienen el 100 por ciento de los votos de su frente, dado que no tienen oponentes.

Y además es cierto que las PASO, tanto provinciales como nacionales, se convirtieron en gran medida en un test previo a las elecciones generales. Por eso es que se toma en cuenta no sólo quién ganó la interna de cada frente sino cuántos votos del total obtuvo cada candidato o alianza.

Allí la discrepancia es qué cifra se debe tomar para considerar el total de votos: si el total de votos (incluyendo votos en blanco, nulos y recurridos), los votos válidos (todos los que fueron a un candidato más los votos en blanco) o los votos válidos positivos (solo los que fueron a algún candidato, sin tener en cuenta los anulados ni los votos en blanco).

La primera fórmula (que incluye todos los votos, incluso los nulos y los recurridos) es la que le da a Del Sel el 28,40% de los votos. La segunda fórmula (contando los votos “afirmativos” y los votos en blanco), en cambio, le daría al candidato del PRO un 30,11%. Y la tercera (sólo los votos positivos, es decir los que fueron a algún candidato), le daría un 32,2%.

En las elecciones nacionales nunca se computaron los votos nulos y desde la reforma de 1994 (con la introducción de la segunda vuelta), tampoco se computan para la comparación los votos en blanco sino que sólo se cuentan los positivos.

Pero en Santa Fe no hay segunda vuelta tras las elecciones generales. Por eso, no tiene importancia con qué porcentaje se imponga el ganador para ser proclamado gobernador: la constitución provincial establece que “el gobernador y vicegobernador son elegidos directamente por el pueblo de la Provincia, a simple pluralidad de sufragios”; es decir que, el que más votos saca, gana.

Algo parecido ocurre en el Poder Legislativo santafesino. La Constitución provincial establece que la Cámara de Diputados tendrá “veintiocho diputados” el partido que obtenga el mayor número de votos y que se repartirán las otras 22 bancas “los demás partidos, en proporción de los sufragios que hubieren logrado” y que el Senado tendrá “un senador por cada departamento de la Provincia, elegido directamente por el pueblo, a simple pluralidad de sufragios”.

Hasta ahí, cualquiera de las formas de comparar los porcentajes de cada partido sería válida. Pero hay un punto en el que la normativa termina haciendo preferible la última opción al puntualizar que para que los diputados y concejales que participan en las PASO logren su proclamación deben superar el 3% “de los votos afirmativos válidos emitidos, en la categoría electoral respectiva”.