El gobierno griego dispuso anoche un feriado bancario de seis días y una restricción para retirar depósitos de los bancos de hasta 60 euros diarios. La medida había sido anticipada por el primer ministro griego, Alexis Tsipras, en un discurso en el que cargó contra el Eurogrupo por no facilitar una salida de emergencia a las negociaciones para evitar mañana un default con el FMI. Las medidas, ampliadas a través de un decreto del Consejo de Ministros, incluyeron una advertencia de que los giros al extranjero serán revisados por las autoridades.
El jefe de gobierno señaló que tomó esta decisión por recomendación del Banco Central griego, luego de que el BCE decidiera mantener al mismo nivel del viernes (el deseo griego era que fuesen aumentadas) las líneas de asistencia extraordinaria para garantizar la liquidez de los bancos. El fracaso de las negociaciones derivó en una fuga de al menos 400 millones de euros en las últimas 48 horas.
Tsipras había pedido prolongar la vigencia del rescate, que expira mañana, tras anunciar el viernes la convocatoria de un referéndum en el que la ciudadanía deberá decidir si acepta o no la propuesta de acordar con el Banco Central Europeo, Comisión Europea y el FMI, rechazada por el gobierno heleno.
Por eso, Tsipras no dudó ayer en responsabilizar abiertamente al Eurogrupo en su discurso a la nación transmitido por televisión. "La decisión de ayer de no aprobar el pedido del gobierno griego de una extensión de unos pocos días del programa (de asistencia financiera) para dar al pueblo griego la posibilidad de decidir a través de un referéndum sobre el ultimátum de las instituciones acreedoras (...) es una acción que busca prohibir el derecho de un pueblo soberano a ejercer su prerrogativa democrática", sentenció el premier. 
Las restricciones anunciadas anoche disponen que los cajeros de los bancos funcionarán un máximo de doce horas. Se podrán realizar pagos con tarjeta en el interior del país así como transacciones internas a través de homebanking. El corralito no se aplicará a los turistas, quienes podrán realizar transacciones y retiradas de dinero con las tarjetas emitidas en sus países ni tampoco afectaran al cobro de las pensiones, que se abonarán en el tiempo correspondiente. Respecto a las transacciones al extranjero, se podrán realizar todas aquellas que se consideren básicas, aunque estarán supervisadas.
Los bancos, que se han mantenido a flote a través del financiamiento de emergencia del BCE, están en la línea de fuego en caso de que Atenas entre mañana en moratoria por una deuda de 1.600 millones de euros con el Fondo Monetario Internacional (FMI). 
Los acreedores exigen que Grecia recorte las pensiones y eleve impuestos en niveles que según Tsipras agudizarían una de las peores crisis económicas que ha vivido el país en tiempos modernos. Un cuarto de la fuerza laboral está desempleada. 
Largas filas se formaron ayer frente a numerosos cajeros automáticos, incluyendo a entre 40 y 50 personas que aguardaban por retirar su dinero en algunos expendedores del centro de Atenas.
El Banco de Grecia dijo que estaba haciendo "enormes esfuerzos" por garantizar que los cajeros automáticos se mantuvieran con efectivo. 
El BCE dijo ayer en un comunicado que mantendrá en sus actuales niveles la liquidez de emergencia para los bancos griegos, pero que estaba siguiendo de cerca la situación y que podría "reconsiderar su decisión". 
En algunos países europeos hay una creciente oposición a extender la línea de financiamiento provista por el BCE. 
Si se determina que Grecia debe abandonar la zona euro, la línea de financiamiento del BCE -que es una forma de sobregiro del banco central de la zona euro - tendrá que ser pagada por otros miembros del bloque.

Fuente:EFE