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1 de julio de 2015

Atentado a fábrica en Francia confirmó la dificultad para prevenir los ataques

Intensificación de la vigilancia de los radicales y protección de las plantas industriales fueron algunas de las consecuencias inmediatas.

De nuevo se trataba de un individuo « bajo vigilancia »: Aunque Yassin Salhi, 35 años, padre de tres hijos y de nacionalidad francesa, no tenía antecedentes judiciales, ya en el 2006 las autoridades le habían asignado una « ficha S ».   «Es un código que se le da a las personas que sospechamos se han radicalizado pero de las que no se sospecha que tengan lazos con grupos terroristas » explica en una rueda de prensa un funcionario del Ministerio de Justicia francés. «Es importante aclarar que no sólo se trata de islamistas. En esa categoría también pueden aparecer personas cercanas a otro tipo de movimientos radicales» . Las “fichas S” incluirían también a un cierto número de ecologistas y opositores altermundialistas.   Las autoridades no confirmaron un número exacto de individuos así señalados, pero el diario Sud Ouest afirma que serían unas cinco mil personas. Tanto Mohamed Merah, el autor de los atentados contra varios militares y un colegio judío en Toulouse, como Sid Ahmed Ghlam, quien había planeado atacar dos iglesias cristianas en el suburbio de Villejuif, hacían parte de las  «fichas S »., lo que en ninguno de los dos casos sirvió para prevenir los atentados, pues la clasificación no obliga a una vigilancia constante, que sería imposible para un número tan alto de individuos.    “Es imposible 'seguir' a cinco mil personas” afirma un conocedor del tema “la ficha 's' por ejemplo obliga a que todos los viajes al extranjero de esas personas sean reportados y sólo si una persona señalada hace viajes a países sospechosos se puede tener la orden judicial para un seguimiento'.   Según las informaciones actuales, Salhi, a diferencia de los autores de los anteriores atentados ocurridos en Francia, no habría viajado a países conocidos por albergar campos de entrenamiento de terroristas, por eso mismo a pesar de estar en el directorio de “radicales”, su perfil no era particularmente preocupante y sólo hasta después del atentado se estableció su relación con el proyecto de crear un 'Instituto Mulsulmán' en la ciudad de Besancon.    En ese sentido, una de las primeras consecuencias del atentado, es que permitirá al gobierno francés implementar con mayor facilidad su recién aprobada “Ley de Investigación e Información” , criticada por quienes señalan que da demasiados poderes a las autoridades para intervenir en las comunicaciones personales de los ciudadanos y establecer bases de datos conjuntas entre diferentes organismos de investigación. “Daesh hace que esa ley sea indispensable” opina el diputado socialista Christophe Castaner.   Para la derecha, en cambio, la recién aprobada ley está lejos de ser suficiente para enfrentar a “los terroristas que se hacen pasar por ciudadanos normales”. El diputado Cristian Estrosi llegó incluso a hablar de una “Quinta columna” de islamistas infiltrados en la sociedad francesa.    La catástrofe que pudo ser   El atentado de la región lyonesa no sólo complicó la situación para las autoridades francesas ante la imposibilidad de vigilar a todos los radicales que no han mostrado signos de violencia o vínculos con grupos terroristas, sino que plantea la posibilidad de los atentados contra establecimientos civiles.   La planta de la sociedad privada norteamericana Air Products está catalogada como « Seveso », según la norma europea del mismo nombre que cobija a las instalaciones industriales que manejan altos volúmenes de productos tóxicos o explosivos, y por eso mismo está obligada a contar con un sistema especial de seguridad contra accidentes e intrusiones. Cerca de 1.200 fábricas, depósitos y plantas industriales en Francia entran en esta categoría. «La norma obliga a una protección contra actos de sabotaje industrial, pero no necesariamente de terrorismos » afirmaba a la AFP el  director del departamento técnico de la Unión de Industrias Químicas de Francia, Philippe Prudhon.   La acción protagonizada por Yassin Salhi, estaba a medio camino entre los dos. Aunque el motivo era esencialmente terrorista, el radical islamista tenía las autorizaciones necesarias para ingresar a las instalaciones y en ese sentido también se trata de un sabotaje interno.  Aunque aún no existe una versión unificada, sólo tras haber pasado una primera barrera de seguridad y estacionado por unos minutos su camioneta, Salhi habría manifestado sus intenciones violentas ondeando una bandera del Estado Islámico y dirigiendo su vehículo contra un depósito de cilindros de gas.    Aunque el presidente Francois Hollande anunció «El máximo nivel de alerta anti-terrorista en la región de Lyon durante tres días » y «una protección reforzada de todos los sitios clasificados 'Seveso' », los analistas dudan de la capacidad logística para proteger por un tiempo prolongado las instalaciones industriales civiles, sobre todo cuando desde los atentados de enero, se ha implementado de manera permanente el plan “Vigipirate”, que cobija a todas las instalaciones militares, a la infraestructura aérea y ferroviaria, a los espectáculos masivos y a numerosos medios de comunicación, además de todas las instituciones religiosas judías y musulmanas.    Según el experto en temas de seguridad Jean Bevalet , entrevistado por la cadena TF1 « El plan existente es de hecho demasiado costoso y el estado simplemente no tiene los recursos para reforzarlo »   ¿Un combatiente de Daesh, o un 'simple simpatizante' ?   En las primeras horas de la mañana, Salhi habría decapitado al jefe de la sociedad de transportes propietaria del camión en el que minutos después ingresaría a la planta industrial. Según las informaciones que existen hasta el momento, el hombre asesinado, cuya cabeza aparecería después en la reja exterior de la planta rodeada de inscripciones islámicas, habría contratado recientemente a Salhi, y probablemente él mismo había conducido el vehículo hasta los alrededores de Air Products, en donde los dos debían realizar una entrega de material.   “Ya me había hablado del Estado Islámico. No para convencerme sino preguntándome qué pensaba” afirmaba en horas de la tarde Abdel Karim, un compañero de trabajo de Salhi, a la radio RTL.    Contactada por la cadena de radio Europe 1, antes que por las autoridades, la esposa de Salhi afirmó que « habían pasado una noche normal y que esta mañana había salido temprano a trabajar como todos los días ». Horas después, la mujer sería detenida y actualmente pertenece en custodia. “Sin embargo por ahora nada indica que Salhi haya tenido cómplices” afirma la oficina del Fiscal General en París.    Aunque la puesta en escena, las banderas y las proclamas coinciden con las utilizadas por el Estado Islámico, por el momento es imposible saber si Salhi actuó siguiendo ordenes  directas o lo hizo por iniciativa propia como un simpatizante independiente que quiso adherir a la consigna dada por Daesh de « Intensificar las acciones durante el mes del Ramadán », que parece haber sido seguida al pie de la letra en Kuwait, donde un atentado en una mezquita chiita dejó al menos 25 muertes y en Túnez, donde un hombre abrió fuego en un hotel asesinando 27 personas, en su mayoría turistas  Fuente:AFP

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