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13 de julio de 2015

El Papa pidió mayor fraternidad y hospitalidad a los católicos

Al despedirse de Paraguay, exhortó a “abrir las puertas” a los necesitados y a quienes “no piensan como nosotros”

El papa Francisco reclamó ayer una mayor “hospitalidad” con quienes piensan distinto, con los desocupados y con los pueblos originarios durante una misa multitudinaria en Asunción de la que participaron el mandatario de Paraguay, Horacio Cartes y la presidenta argentina Cristina Fernández.

El pontífice exhortó a pasar de la lógica de “la división”, “la superioridad”, “el dominio”, “de aplastar” y “de manipular” a la lógica de la hospitalidad y de la fraternidad. “No se convence con los argumentos, las estrategias y las tácticas sino aprendiendo a hospedar”, advirtió e insistió en su llamado a “abrir las puertas” al hambriento, al desempleado, a las culturas diferentes y a quien “no piensa como nosotros”.

La misa del Papa en el campo grande de Ñu Guasú fue la última de la gira sudamericana que incluyó también a Bolivia y Ecuador, antes de despedirse por la tarde del pueblo paraguayo.

Miles de peregrinos argentinos participaron de la celebración eucarística después de una noche de vigilia difícil debido a las lluvias y el barro que se generó en las vías de acceso al lugar donde se levantó un magnífico altar realizado por el artista plástico Koki Ruiz y compuesto por unas 32.000 mazorcas de maíz, más de 200.000 pequeños cocos, zapallos y miles de semillas. “Sé bien cuánto se quiere al Papa en Paraguay. También yo los llevo en mi corazón y rezo por ustedes y por su país”, fueron las palabras con las que el pontífice terminó la ceremonia.

VISITA A UN BARRIO POBRE

Francisco comenzó el día con una visita a los habitantes del Bañado Norte, una de las zonas más pobres de la capital paraguaya, donde criticó la “fe no solidaria” y “mentirosa” de quien va a misa, pero no sabe lo que ocurre en los barrios marginales. Allí, escuchó los testimonios de dos personas que denunciaron al Estado por el abandono que sufren. Tras caminar por las calles del suburbio, donde viven 23.000 familias, Francisco afirmó que “una fe que no se hace con solidaridad, es una fe muerta. Es una fe sin Cristo, una fe sin Dios, una fe sin hermanos. Una fe mentirosa”.

El Papa, aunque rápidamente, pudo probar en una de las callecitas del Bañado, un mbeju (tortilla de almidón), con mate cocido y sopa paraguaya (bizcocho salado de queso), un desayuno típico paraguayo que le había preparado una de las habitantes de este lugar.

Después de la misa en la explanada de Ñu Guasú, que en guaraní significa “Campo Grande”, una base militar que se convirtió en un auténtico lodazal por las lluvias de los días pasados, fue un auténtico homenaje a la cultura popular del país y a la cultura indígena, con cantos populares, lecturas e incluso el Padre Nuestro en guaraní. Se estima que asistieron a la misa “un millón de personas”. Los cantos religiosos adaptados a la musicalidad popular fueron entonados por un coro compuesto de 500 voces y la Orquesta Sinfónica Nacional.

Fuente:DyN



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