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CULTURA

30 de julio de 2015

Retrato de una sociedad en crisis

Primera película que se estrena en Argentina de la experimentada realizadora Rakhshan Banietemad, quien viene rodando desde hace casi tres décadas, Relatos iraníes.

Primera película que se estrena en Argentina de la experimentada realizadora Rakhshan Banietemad, quien viene rodando desde hace casi tres décadas, Relatos iraníes (ni ahí refiere al original pero la elección del título es acertada), cruza pequeñas historias donde la mujer es protagonista en medio de un país en crisis aferrado a sus códigos ancestrales y religiosos.


La película empieza y termina con gente conversando en taxis (individuales o en grupos), motivo más que suficiente para reconocer a una forma narrativa ya construida hasta el hartazgo por Abbas Kiarostami y otros directores. Pero la mirada crítica de la realizadora bucea otros territorios: el rol secundario que ocupa la mujer, la inestabilidad económica de Irán, la burocracia estatal sumergida en un laberinto de complejidades, las idas y vueltas de un grupo de personajes aunados a un contexto político y social determinado. Sin la poética feroz y cálida de los films de Kiarostami ni recurriendo al bajo perfil teñido de sarcasmo de los títulos más reconocidos de Jafer Panahi, Relatos iraníes se presenta como un catálogo de temas y estilos que atañen al cine de aquel país en las últimas décadas.

Esa idea unívoca de “cine iraní para iniciados” que impera en buena parte del desarrollo de las múltiples subtramas, encuentra un nuevo centro narrativo en la exposición de otro tema típico por esos territorios: el cine dentro del cine.
 

En efecto, la película ingresa en ese marco ya explorado por Kiarostami y el resto apelando a las preguntas en voz del alta de un hipotético cineasta planteándose problemas estéticos y políticos que podrían llegar a impacientar a la teocracia gubernamental. En ese sentido, la directora Banietemad expresa con excesiva locuacidad su visión crítica del régimen y, claro está, el lugar que ella misma ocupa como mujer dentro de la sociedad.

Allí, en lugar de recurrir a la sutileza y al interrogante con objetivos teóricos, el relato descansa en las características más transparentes del film de denuncia en su versión eufórica y legitimada para el mercado de festivales.
 

Fuente:La Butaca para FMFleming



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