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SOCIEDAD

6 de agosto de 2015

El estado del clima y el clima de los Estados

La mayoría de los países latinoamericanos esperan sentados a que “los otros” se ocupen de las consecuencias del cambio climático producido por el hombre.

Mientras el cambio climático avanza de acuerdo a lo previsto en los peores escenarios imaginados por la ciencia climática, la mayoría de los países latinoamericanos esperan sentados a que “los otros” se ocupen de los resultados de la COP .

El reporte recientemente publicado de la Administración Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA)confirma las previsiones largamente anunciadas respecto del cambio climático. Desde 1997 se han sucedido 17 de los 18 años más cálidos en el planeta y 2014 fue el último en superar todos los récords.

La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera continúa aumentando y ya se situó en 397,2 ppm y la temperatura media en 2014 fue la mayor en los últimos 135 años de los que se mantienen registros. Europa y México tuvieron su año más cálido desde que se mide la temperatura y varias regiones del mundo alcanzaron records históricos.

Los océanos también tuvieron su record y el promedio global de la temperatura superficial del mar alcanzó en 2014 la mayor marca de la historia elevando el nivel medio global del mar en 67mm respecto a la media anual del año 1993, cuando comenzó su monitoreo satelital.


 Las capas de hielo del Ártico y Groenlandia así como las masas glaciares continúan reduciéndose y las anomalías climáticas a todo lo largo y ancho del mundo se multiplican: precipitaciones y sequías inusuales, inundaciones y ciclones tropicales entre otros.

En nuestra región, la mayor parte de 2014 se caracterizó por el aumento de la temperatura del Océano Pacífico que influyó en el clima de toda América del Sur. La media anual de temperatura estuvo predominantemente por encima de lo normal en la región con anomalías de entre + 0,5 ° C y + 1,5 ° C.

En Brasil, las temperaturas medias fueron mayores a lo normal la mayor parte del año. Durante los meses de enero y febrero la ciudad de São Paulo experimentó su verano más cálido desde 1943. La ciudad de Río de Janeiro registró su mayor record de temperatura alcanzando 40,6 ° C el 3 de febrero.

En Colombia, las temperaturas fueron superiores a lo normal durante la mayor parte del año, registrándose temperaturas máximas de hasta 5°C por encima de la media. Del mismo modo, en el Ecuador, el promedio la temperatura para 2014 estuvo promedialmente por encima de lo normal, con anomalías entre + 0,5 ° y + 1,5 ° C.

En el Cono Sur la temperatura media estuvo entre + 0,4 ° C y + 0,6 ° C por encima de lo normal. En general, 2014 fue el segundo año más caliente de Argentina y Uruguay desde 1961. El año más caluroso de Argentina había sido 2012 (+ 0,74 ° C) y 2001 para Uruguay (+ 0,6 ° C). Temperaturas superiores a lo normal también ser registraron en Chile, con anomalías de + 0,26 ° C. después de un diciembre de 2013 extremadamente cálido.

La respuesta regional

 En este contexto, los países de la región –y del mundo- se preparan para firmar un acuerdo de largo plazo con el fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a un nivel que permita -como mínimo- no superar los 2° C de aumento de temperatura respecto a la media de la era pre-industrial.

Para eso la Convención de Cambio Climático de Naciones Unidas ha invitado a los países del mundo a presentar sus Contribuciones Nacionales[iii], es decir, cuál es el esfuerzo de reducción que cada uno está dispuesto a hacer para lograr el objetivo.

Pero la mayoría de los países están un poco holgazanes –o distraídos con otros problemas- y no se han puesto a pensar aún en este asunto: la Convención apenas ha recibido 22 contribuciones a la fecha[iv] y los compromisos que ellas expresan son completamente insuficientes para lograr el objetivo.

En América Latina en particular, el único país que ha presentado su Contribución Nacional es México. Chile, Perú y Colombia han anunciado su intención pero aún no la han oficializado ante Naciones Unidas. Del resto de los más de 40 países que componen la región de América Latina y el Caribe aún no se tienen noticias. Algunos todavía no han decidido siquiera si presentarán o no sus contribuciones.

Los datos relevados por las instituciones climatológicas a nivel mundial –como los que fueron presentados al inicio de este artículo- son año a año más dramáticos. Y lo que es peor, confirman las previsiones anunciadas desde hace varios años atrás, por lo cual es de suponer que están en lo cierto cuando auguran eventos bastante más adversos en el futuro.

En este escenario, la inacción política de los países de la región es cada vez más incomprensible. El argumento de que hay “otros” más responsables ya no se sostiene. No por falso, sino porque conduce a una estrategia errada. Intentar forzar a los grandes contaminadores a asumir compromisos mayores, hasta ahora solo nos ha dejado ante callejones sin salida.

Ya ha sido más que demostrado que las inversiones en mitigación son mucho más rentables que los futuros gastos en reparación de daños. Sobre esta base los países latinoamericanos podrían cambiar la estrategia y apostar a que ambiciosas Contribuciones Nacionales sacudan un poco la modorra de las negociaciones y habiliten un acuerdo más ambicioso.

Mientras esto no ocurra, cada país será cómplice del fracaso de París. Y aunque como siempre sucede, los unos culpen a los otros, resultará evidente que cada uno puso lo suyo para levantar este callejón sin salida.

La “deuda ecológica” existe. ¿Qué duda cabe? Pero a veces que los litigios por deudas incobrables resultan más costosos que la propia deuda. En este caso, insistir en la “responsabilidad histórica” de los otros puede resultar en una deuda mucho mayor con las generaciones futuras latinoamericanas.

El plazo para presentar las Contribuciones Nacionales vence el 30 de setiembre. Esperemos que nuestros gobiernos dejen alguna herencia en lugar de nuevas y amplificadas deudas ecológicas.

Fuente:Por Gerardo Honty para ALAI AMLATINA



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