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SALTA

AGROPECUARIA

22 de agosto de 2015

Río Negro desarrolla un gran potencial agropecuario

Un grupo de inversores lleva colocados 60 millones de dólares en distintos proyectos productivos.

Emprendimientos agropecuarios, congregados bajo un programa de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), unieron voluntades para tratar de buscar soluciones a problemáticas comunes en una misma región. Específicamente, estamos hablando de un sistema de trabajo integrado para el desarrollo de tecnologías agropecuarias sustentables, ajustadas a las condiciones particulares de los diferentes ambientes y sistemas de producción.

El contraste es llamativo. Recorriendo la zona se pasa de superficies completas con bajos e infinitos matorrales, típicos de la zona semidesértica que invade toda la región, a enormes vergeles que intentan imponerse sobre estas áridas tierras. Estamos hablando de la puesta en valor de miles de hectáreas alejadas de las zonas tradicionales bajo riego de toda un área que va desde Valle Medio hasta las puertas del Valle Inferior de Río Negro.


El programa establece un gerente técnico de desarrollo que plantea y lleva delante líneas de investigación para tratar de encontrar respuestas a los interrogantes de los productores. El grupo formado para toda esta región bajo análisis se llama Chacra Valles Irrigados Norpatagónicos, y en él participan los cinco establecimientos que suman algo más de 50.000 hectáreas naturales de las cuales cerca de 3.800 están puestas con distintos sistemas de riego para producir en forma intensiva. Los establecimientos, todos trabajando bajo el sistema de siembra directa, son los siguientes:

• La Julia, con una superficie total de 5.000 hectáreas, de las cuales se encuentran 100 bajo riego (mitad pivot y mitad goteo enterrado). En la última campaña sólo se produjeron 50 hectáreas de cultivo hortícola.

• La Parusía cuenta con una superficie total de 13.000 hectáreas, de las cuales 45 están bajo riego gravitacional y 120 reciben agua por pivot. Actualmente se desarrollan alfalfa y maíz para abastecer de alimento a los emprendimientos ganaderos (feedlot) sobre el sector con riego gravitacional.

• Caita Co tiene un total de 22.000 hectáreas, de las cuales se encuentran 398 bajo riego, contando con un sistema gravitacional en 170 hectáreas, goteo enterrado en 25 hectáreas y pivot en 203 hectáreas.

     

• Chocorí concentra 8.000 hectáreas, de las cuales 1.000 se encuentran con riego gravitacional y 1.800 con riego por aspersión. Actualmente sólo se produce lo que se encuentra bajo riego gravitacional, generando pasto para mantener un rodeo de 800 madres.

• Desarrollo San José tiene 4.200 hectáreas, de las cuales 200 están con riego por aspersión y 110 hectáreas con riego gravitacional. Se realizó algo de horticultura en la campaña anterior.

El proyecto dio inicio hace una década, aunque los últimos campos se incorporaron hace cinco años, y se llevan invertidos más de 60 millones de dólares en todo este período teniendo en cuenta la compra de las 50.000 hectáreas y la puesta bajo riego de las cerca de 4.000 hectáreas mencionadas párrafos arriba. "El trabajo de desmonte, nivelación y sistematización fue realmente muy duro en cada uno de estas unidades productivas", confiesa Martín Baya, asesor de parte de estos emprendimientos. Comenta el esfuerzo que realizaban y cómo el viento terminaba por barrer todo el suelo que se había construido. "En algunos momento nos desesperábamos. Terminado el trabajo con máquinas todavía en el predio, y pese a contar con un pivot regando continuamente la tierra, los fuertes vientos nos hacían retroceder en minutos los avances que habíamos logrado en meses", relata Baya, dejando en claro la desigual lucha que impone la naturaleza en estos casos.

 

El campo en 2011

 

Pero la ayuda de nuevas tecnologías y la pasión de los emprendedores por defender el concepto de producir en estas tierras vírgenes hicieron posible que hoy, donde había kilómetros de desierto, existan paños donde salen diez toneladas de maíz por hectárea o los rindes medios de soja que pueden obtenerse en cualquier punto del país. Algo impensado sólo unos décadas atrás.

"El potencial que tienen estos valles es realmente importante. Tenemos disponibilidad de agua, un clima único para producir y suelos vírgenes, lo que nos permite contar con una sanidad como en pocos lugares de la Argentina", agrega Magalí Gutiérrez, gerente técnico de desarrollo de Chacra Valles Irrigados Norpatagónicos, Sistema Chacras, Aapresid. Asegura que existen posibilidades ciertas de lograr rendimientos de hasta 12.000 kilos de maíz por hectárea en poco tiempo más, aunque no resalta que una de las limitantes que existen para hacer grandes extensiones de este cultivo está dada por la heterogeneidad que muestra la tierra.

 

El campo en 2014

"Es un mosaico complejo el que tenemos una vez consolidados los suelos. De ahí que hay que trabajar con parcelas definidas para cada cultivo y aprovechar las ventajas competitivas que hoy tenemos con otro tipo de actividades, como es el caso de la ganadería", resalta la técnica de Aapresid.

Según datos oficiales, los valles ubicados a lo largo del río Negro suman unas 400.000 hectáreas con disponibilidad de agua y condiciones agroecológicas para potenciar la producción agrícola ganadera que hoy ya tiene la provincia. "Es una valle único, con posibilidades ciertas teniendo en cuenta las limitantes de tierra que hoy existen en el país", se suma a este concepto Martín Baya.

 

Martín Baya, asesor agropecuario; y Roberto Gutiérrez, coordinador del establecimiento Catai Co

Pero no todo es como muestran los trabajos ejecutivos en un gabinete. Del proyecto desarrollado en papel, muy bien argumentado, a la ejecución a campo existen imponderables que terminan postergando los tiempos proyectados en un inicio. Y eso es dinero, y mucho. El otro punto con el que tienen que lidiar los inversionistas es el cambio en las reglas de juego de la economía, que genera una distorsión de precios relativos que, en muchos casos, termina postergando la continuidad de fondos para el desarrollo de este tipo de emprendimientos.

 

Magalí Gutiérrez, gerente de desarrollo Chacra Valles Irrigados Norpatagónicos, Aapresid

"Es muy difícil trabajar cuando las reglas de mercado cambian continuamente. Al margen de la limitante que significa la caída de las cotizaciones internacionales de los granos, existen restricciones comerciales y retenciones en el plano local que estaban semiocultas con los precios altos. Ahora que bajaron, quedamos desnudos ante esta nueva realidad. Pero la variable extra fue la distorsión de precios relativos que sufrimos desde el inicio del proyecto. El combustible frente a los commodities es uno de los tantos casos: años atrás el gasoil valía menos de un dólar el litro y hoy se compra a casi dos dólares, la soja llegó a los 600 dólares la tonelada en el 2008 y hoy está por perforar el piso de los 330 dólares", acota con cierto grado de angustia Eduardo Herrmann, a cargo del establecimiento Chocorí.

 

Eduardo Herrmann, a cargo del establecimiento Chocorí

La dinámica que muestra la economía argentina lleva a tener que redefinir los proyectos locales. De ahí que muchos de estos establecimientos hoy estén virando progresivamente a la ganadería bovina y porcina como complemento de la actividad agrícola.

"Es importante contar con apoyo para este tipo de emprendimientos que, hasta el día de hoy, lo hace a puro pulmón el sector privado. El Estado debería reconocer este esfuerzo con alguna mejora impositiva o la entrega de infraestructura para su desarrollo. Por ejemplo, abastecer con energía eléctrica este tipo de establecimientos generaría un alivio muy importante en los costos de producción", destacó en otra parte de la conversación Roberto Gutiérrez, coordinador del establecimiento Caita Co.

Pero pese a todos los inconvenientes con los que se encuentra el sector agropecuario, la impronta de este grupo de inversores se mantiene intacta. Son conscientes de que la crisis del campo argentino tocó un piso y que se esperan años positivos en el corto y mediano plazo para un sector agropecuario con una demanda creciente de alimentos a nivel mundial.

 

Fuente: por Javier  Lojo y César Izza

 



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