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INTERNACIONALES

7 de septiembre de 2015

Brasil: El vice brasileño habla del final de Dilma

La "ex dama de hierro" tiene una imagen positiva de apenas 7% y su propio aliado dejó entrever la posibilidad de que no culmine su mandato. La poca confianza entre los inversores hundió más el el real y hay alerta entre empresarios argentinos.

Al desplomarse el real va  agravando así el atraso cambiario que niega Cristina. ¿Qué escenarios enfrenta Rousseff?

Brasil se desató una tormenta perfecta con serias implicancias tanto dentro de las fronteras de la nación vecina como en la Argentina. 


Pero también, esta suerte de "tsunami" político y económico amenaza con condicionar el grado de acción con el que contará el candidato que finalmente suceda a Cristina Kirchner en la Presidencia. 


La gravedad de la crisis que hunde al principal socio comercial alcanza tal magnitud que los asesores de Daniel Scioli y de Mauricio Macri no sólo están evaluando el país que deja el kirchnerismo tras más de una década en el poder. Ahora, además, se mide cuán pesada es la “herencia Dilma”. 


En Brasil, ningún indicador socioeconómico hoy arroja cifras positivas: variables como PBI, empleo, consumo y actividad industrial dan cuenta de números en rojo.
Y, para agravar el panorama, la presidenta Rousseff ya no tiene ni sustento popular ni político como para tomar las medidas que requiere una economía que ha entrado en terapia intensiva. 


La desconfianza de los inversores y empresas por el devenir del Gobierno de Dilma llega a tal punto que la salida de capitales está minando cada vez más la estabilidad del real, que acaba de tocar su nivel más bajo en 13 años, lo que disparó las luces de alerta entre todas las empresas exportadoras argentinas. 
Una tormenta política perfecta.

 
“Hoy, Dilma está en su peor momento. A nivel imagen, está liquidada”, fue la contundente conclusión a la que llegó el analista internacional Gustavo Segré, en diálogo con iProfesional desde sus oficinas de San Pablo. 
El problema no es únicamente que la “ex dama de hierro” está tocando un bajísimo nivel de popularidad, con una aprobación pública hacia su gestión de apenas 7% y con un 70% de rechazo. 


El mayor inconveniente es que a Dilma le están minando su poder desde el propio epicentro de su Gobierno. 
Este viernes se conoció que el mismo vicepresidente brasileño, Michel Temer, reconoció en una reunión con empresarios que ve “difícil” que Rousseff pueda culminar su mandato. 


Las declaraciones fueron grabadas y su difusión pública provocó una gran conmoción política. 
Al funcionario se lo escucha decir cosas como que "nadie puede resistir tres años y medio" en el poder con un apoyo tan escaso como el que hoy tiene Dilma. 
En otro polémico pasaje, el vicepresidente Temer fue consultado sobre la posible destitución de él y de Rousseff por el escándalo en Petrobras y por maniobras poco claras con fondos públicos. Frente a esto, aseguró que, si se llegase a ese punto, se iría "a casa feliz de la vida". 


Bajo la óptica de Segré, “es un escándalo de grandes proporciones. Nadie puede creer que un vicepresidente pueda hablar tan ligeramente de temas extremadamente sensibles como lo es el futuro de un Gobierno”. 


Para el experto, el hecho es más grave aun considerando que la reunión en la que el funcionario hizo estas declaraciones fue convocada por la empresaria Rosangela Lyra, quien lidera un grupo que impulsa la salida de Dilma y hasta participó en marchas a favor de su juicio político. 


¿Qué es lo que puede suceder en los próximos meses? Segré planteó que ahora, todo está en manos del Tribunal de Cuentas, que es el encargado de verificar las denuncias que pesan sobre el Gobierno y que deberá expedirse en la primera quincena de octubre. 


Los dos escenarios más negativos que se pueden presentar para Roussef son los siguientes: 
• Que dicho tribunal le inicie un proceso de juicio político a Dilma: en ese caso, la presidenta será suspendida por seis meses y asumiría Temer, el vice que le dio poca vida política a la mandataria. 
Segré mencionó un aspecto clave en este sentido: el funcionario es el titular del PMDB, el partido que forma la coalición de Gobierno junto con el Partido de los Trabajadores. 
“El problema es que el propio PMDB ya anticipó que podría dejar la alianza, con lo cual renunciaría el vicepresidente de Dilma. Además, casi el 51% de los diputados de esa agrupación hoy votarían a favor de un juicio político contra Rousseff. La pregunta es: ¿acaso no va a crecer ese porcentaje si abandonan a la alianza?”, destacó el experto. 
• El otro escenario es que el Tribunal no solo impulse un juicio político contra Dilma por maniobras ilícitas con fondos durante su campaña, sino que también se incluya en el proceso legal a Temer. 
En ese caso, los dos deberán dar un paso al costado y asumiría provisionalmente el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha -que tiene en su haber una denuncia por malversación de fondos-, quien deberá llamar a elecciones para elegir un nuevo gobierno. 


Desde San Pablo, Segré analizó los detalles del nuevo escándolo político que afecta a Dilma. 
El "tsunami" económico llega a las costas argentinas
Para Segré, en Brasil, “lo político va de la mano de lo económico. Hay mucha intranquilidad y esto está repercutiendo en el valor del real”. 


Una de las claves es que el sector industrial –con enorme influencia y poder de lobby- sólo apoyará a Dilma si ésta cumple con tres condiciones. 


Hace pocos días hubo una cumbre entre los empresarios más poderosos del país y funcionarios del Gabinete en la que garantizaron su apoyo a la gestión sólo si respetaban tres objetivos: que el Gobierno realice un ajuste en el nivel de gasto público, que el país no pierda la categoría de Investment Grade y que consiga un superávit fiscal de al menos 0,7% para el año próximo. 


Dilma está entre la espada y la pared. Si avanza con un ajuste, perderá el bajísimo apoyo popular que le queda.


Si, en cambio, intenta reactivar la demanda y sigue incrementando el déficit, pero con una estrategia de corto plazo que no haga más que agravar los problemas que ya arrastra la economía, entonces se quedará sin el sustento del arco empresario. 


El viernes, en medio del tembladeral que dejaron las declaraciones del vice de Rousseff, el dólar saltó casi 3%, haciendo que el real cierre en 3,85 por divisa, el nivel más bajo desde octubre de 2002. 

¿Por qué la moneda brasileña parece no encontrar un piso? Desde Ecolatina advirtieron que una de las causas es la falta de confianza, tanto de los ahorristas como de los inversores, lo que retroalimenta los problemas económicos. 


“El deterioro fiscal de Brasil y la incapacidad de revertirlo, pese a las medidas de ajuste implementadas, comprometen el Investment Grade, lo que redunda en una menor entrada de capitales que a su vez potencia la devaluación del real brasileño”, explicaron desde la consultora. 


Segré coincidió: “Hoy, muchos son los que se llevan dólares y pocos son los que los ingresan. Los exportadores piensan que va a seguir subiendo y, como tienen 90 días para volcar las divisas en el sistema, las aguantan. Los importadores adelantan compras de billetes verdes para cancelar compromisos y las multinacionales hacen lo mismo pero para girar dividendos”. 


La otra causa de la debilidad del real está en que el Banco Central de ese país, a diferencia del de la Argentina, se mantiene pasivo. 
Según el economista Ramiro Castiñeira “la entidad monetaria decidió no sacrificar ni un dólar de las reservas acumuladas para defender la moneda. El problema es que esta devaluación está llevando a una caída del consumo en general y de lo importado en particular”.


Impacto directo: negocios en peligro
El real brasileño ya acumula una devaluación de casi 45% en lo que va del año. Como contrapartida, la moneda argentina apenas se movió 9% frente al dólar, con una inflación casi tres veces mayor. 


¿Qué implica esto? Que la competitividad cambiaria entre el peso y el real alcanzó el mismo nivel desfavorable que imperó entre 1999 y el 2001. Es decir, durante el lapso crítico en el que se combinaron las dos grandes crisis de los mayores socios del Mercosur. 


Para ponerlo en perspectiva, según la Consultora Ledesma, mientras que en 2012 las empresas argentinas exportaban con una relación de $1,64 por real brasileño –descontando inflación-, en la actualidad tienen que hacerlo con una ecuación muy desfavorable, de apenas $0,75.

Es decir que en menos de tres años, a las compañías locales la competitividad cambiaria respecto del mayor socio comercial se les desplomó un 55%. 
Dado que Brasil compra el 40% de las manufacturas industriales que exporta la Argentina, esto le impondrá un severo condicionamiento al candidato que resulte elegido en octubre para suceder a Cristina. 


Para Daniel Scioli implica un doble desafío: la propia Presidenta le marcó la cancha días atrás al asegurar que una devaluación no aseguraba un aumento de las exportaciones y que había que refugiarse en el mercado interno. La jefa de Estado dijo bien claro que la estrategia que había que seguir era la de "sustituir exportaciones". 


En segundo lugar, Cristina no reconoció el atraso cambiario. Afirmó que si hoy se vende menos al mundo no es por un problema de competitividad de la economía nacional sino por los inconvenientes que acarrean los socios comerciales. 


En caso de llegar a la presidencia, Scioli y su equipo deberán resolver un tema complejo: cómo generar divisas o evitar un déficit comercial sin tocar el dólar cuando en Brasil ya están proyectando que el tipo de cambio superará el techo de los 4 reales por billete verde para fin de año. 


La realidad es que las firmas exportadoras ya están sintiendo en carne propia el doble efecto de tener que lidiar con un peso fuerte y una moneda brasileña débil. 
Durante los ocho primeros meses del año, las ventas hacia Brasil no llegaron a los u$s7.500 millones, lo que implicó un derrumbe del 25% frente a igual lapso de 2014.

En este contexto, desde la consultora Abeceb prevén que el intercambio comercial con el país vecino dejará un déficit de u$s2.000 millones, cifra que contrasta con los casi u$s500 millones de superávit de 2014. 


Hoy, prácticamente ningún sector productivo nacional se salva de la crisis en Brasil y del real débil: las exportaciones de calzados, por ejemplo, se vienen desplomando un 95% en lo que va del año. En el caso de fibras de algodón, carburantes y cueros, los derrumbes van del 50% al 72%. En tanto que textiles, frutas frescas y derivados de caucho están sufriendo fuertes caídas del orden del 30% .

Una de las peores partes se las está llevando la industria automotriz: las terminales locales llevan enviados a ese destino apenas 135.500 vehículos, unos 60.000 menos que en igual lapso del año pasado, lo que implica un desplome del 30%. 
Esto está íntimamente vinculado con la crisis de demanda que sufre Brasil: en ese mercado, los patentamientos de derrumbaron 24% en agosto y las ventas acumuladas están arrojando el peor registro en ocho años. 


La caída de las exportaciones que padece la Argentina, además de la debilidad del real, se vincula con una multiplicidad de factores: 
• Economía en recesión: las expectativas de mercado, según Ecolatina, ya descuentan que el PBI sufrirá una dura baja del 2,3% en 2015. 
• Caída de la actividad industrial: en el primer semestre, la producción se contrajo un 4% y no hay proyecciones que den cuenta de una rápida recuperación. 
• Menor consumo: entre enero y junio, la demanda por parte de familias brasileñas se redujo un 2% y tocó el peor nivel desde el año 2003. 


El presidente de la Cámara de Exportadores (CERA), Enrique Mantilla, advirtió que “la crisis en Brasil hará que vendamos menos. Lo más preocupante es que la economía vecina recién va a empezar a recuperarse hacia el año 2017”. 


En este contexto, para la entidad, el bajón que sufre el país comandado por Rousseff contribuirá al desplome de las exportaciones generales del "Made in Argentina", golpeadas también por el derrumbe de los precios de las commodities. 


De acuerdo con proyecciones de la CERA, las ventas al mundo cerrarán el año en apenas u$s60.000 millones, el peor nivel desde 2009 y casi u$s24.000 millones por debajo del récord de 2011. 

 



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