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POLITICA

27 de octubre de 2015

¿Quién captará los votos de indecisos e independientes ?

Tanto Daniel Scioli como Mauricio Macri necesitan de las alianzas para ganar la segunda vuelta.

El sentido común aparece cuando todo. Cuando fallan las encuestas, el análisis de los bancos de inversión, la apuesta del empresariado, los grupos multimediáticos, paradójicamente enfrentados con el gobierno de Cristina Kirchner pero que, apoyan la candidatura del oficialista Daniel Scioli (quien obtuvo el 36,86 por ciento), y de otros sectores de la vida pública del país. Y ese sentido común, en franca extinción en estos años de kirchnerismo, indicaba desde hace meses que la segunda vuelta era cada día más probable.

De allí que el agónico triunfo de Scioli sobre Mauricio Macri (con el 34,33) se vivió como una sorpresiva derrota del gobierno, cuya única culpable es la presidenta Kirchner. Pues fue ella la que rodeó al gobernador bonaerense de candidatos kirchneristas, y la que lo encapsuló en un discurso de continuidad, justo cuando más de la mitad de la sociedad viene manifestando su hartazgo por “la forma en que se enfrentó a los argentinos y por haber llevado la economía a un callejón sin salida, por agotar con las cadenas para llevar adelante lo que el gobierno llama el relato”, como lo enumera el analista Alejandro Katz.

Durante meses se veía a un Scioli que no podía levantar en las encuestas para evitar la segunda vuelta y a un Macri que no sabía cómo forzarla, debido a un discurso vacío y sin articulación. Pero fue el jefe de gobierno porteño el que contaba con la mejor directora de campaña que podría encontrar: la propia Jefa de Estado. Fue ese agotamiento y la cuota necesaria de sentido común lo que provocaron el resto.

Cambiemos, coalición que lidera Macri, generó, tal vez, el hecho más importante de la historia reciente de Argentina: haberle propinado una derrota al peronismo en su principal bastión, la provincia de Buenos Aires, tras 28 años de reinado. Lo hizo con María Eugenia Vidal, ante el jefe de gabinete de Cristina, Aníbal Fernández, señalado como autor intelectual de un triple crimen y de liderar una organización que comercializa efedrina, sustancia esencial para la confección de drogas sintéticas.

Para los analistas, la segunda vuelta es “otra elección totalmente distinta” que arrancó en la noche misma del domingo. Justo cuando Scioli salió a fustigar a Macri y a llamar a los independientes y los votantes de Sergio Massa, el verdadero árbitro de la contienda, cuando aún no había resultados oficiales.

Fue Massa, con un 21,34 por ciento, el que ya mandó señales “para que haya un cambio en Argentina”. Después fue Macri el que dejó picando la idea de armar un gobierno “más amplio” y así convocar a Massa y a sus seguidores, en su mayoría de origen peronista.

El proyecto de Scioli aparece por estas horas más complicado. Mientras en el kirchnerismo comenzó un pase de facturas por el resultado, el gobernador no tendrá ya a los alcaldes y gobernadores, ya electos o derrotados, trabajando para su candidatura. “Si quiere revertir la situación, debería tomar distancia del Gobierno y salir con propuestas propias”, sostuvo el politólogo Rosendo Fraga.

A partir de la noche del domingo todo el panorama está más que abierto y todo gracias a la acción de la Presidenta, que escogió a cada uno de los candidatos, incluso a Aníbal Fernández. Ahora será el 22 de noviembre cuando los argentinos tendrán la última posibilidad de decidir si el ajuste fiscal y la devaluación monetaria que se impone, según todos los informes de coyuntura económica, lo lidera el peronismo o la oposición, en la figura de Macri.



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