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24 de noviembre de 2015

Los gigantes de las finanzas tienen miedo, mucho miedo a China

Los gigantes de las finanzas advierten de una recesión global si China vuelve a devaluar su moneda otra vez.

El propietario de Appaloosa Management, David Tepper, cree que se avecina una devaluación del yuan en China. John Burbank, de Passport Capital, piensa por su parte que un aterrizaje brusco de la moneda china podría ser la chispa que desencadene una recesión global. Y no son los únicos.

Algunos de los gestores de los fondos de inversión más relevantes, como el fundador de Odey Asset Management (que gestiona 12.000 millones de dólares), ven un futuro más que negro a medio plazo. Crispin Odey incluso pone cifras: hay una devaluación del yuan de hasta el 30% a la vista.

Los gestores del dinero están empezando a perder su fe en la capacidad de China para intervenir en su economía y reavivarla. En el gigante asiático el número de créditos en mora sigue creciendo y las exportaciones siguen bajando tres meses después de que Pekín devaluase por sorpresa su moneda un por primera vez un 1,9%. A esa devaluación le siguieron otras dos de forma casi inmediata.

"El escenario pesimista para China da aún más miedo que nunca antes", señalaba a finales de octubre el multimillonario Dan Loeb a los inversores de Third Point (que gestiona 18.000 millones de dólares. "La nueva pregunta", explicaba, "ya no es si se producirá una ralentización de la principal máquina de crecimiento del mundo, sino cómo será de fuerte".

Riesgo global
Los ecos de los gestores resonaban la semana pasada en el banco de inversión Goldman Sachs, que señalaba que el mayor riesgo para que el rebote en los mercados emergentes se materialice es una "depreciación significativa" del yuan.

El 11 de agosto pasado China dio el primer paso para cumplir con los requerimientos que el Fondo Monetario Internacional impone para formar parte de su cesta de reservas, y tras forzar la devaluación anunció que el objetivo es crear un sistema para fijar el cambio oficial que tenga más en cuenta al mercado.

Pese al entusiasmo inicial de los inversores, la tasa de cambio real efectiva -que bien podría servir para tomar la temperatura a la fortaleza del yuan- está a punto no sólo de volver a niveles previos a la devaluación, sino que además se sitúa a sólo un punto porcentual de su máximos.

¿Hacen falta más opiniones? Ahí están las del Royal Bank of Canada o las de Rabobank: si China de verdad quiere cumplir con su objetivo de crecer al 6,5% anual al terminar el próximo lustro, el yuan tendrá que caer al menos un 8% contra el dólar antes de que acabe 2016.

El citado Burbank concluía, en una comunicación a sus inversores, advirtiendo de que si las condiciones económicas empeoran en china, especialmente por lo que respecta a la mora de los créditos, eso podría representar no sólo el final del tipo fijo entre yuan y dólar, sino también una caída en las tasas de rentabilidad y la liquidación de activos con riesgo en todo el planeta. "Un empeoramiento global no dejaría ninguna región a salvo, incluyendo a los Estados Unidos".



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