Pasadas las 10 de la mañana, con poco más de una hora de atraso, comenzó la sesión del plenario de la Cámara de Senadores que votará el impeachment contra la presidenta Dilma Rousseff  y determinará si la mandataria queda o no suspendida de su cargo.

Todo indica que más de la mitad de los 81 senadores votarán a favor del juicio político y la mandataria deberá abandonar el Palacio del Planalto por un período de 180 días, hasta que el Senado tome una decisión final sobre su destitución definitiva. El vicepresidente Michel Temer , ex aliado de Dilma y hoy el enemigo público número 1, la reemplazará al frente de la presidencia de Brasil.

El presidente del Senado, Renan Calheiros, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), dio inicio a la sesión poco después de las 10, explicó de qué forma iba a ser la votación y pidió a todos los parlamentarios que voten con "serenidad y espíritu público". "Intenten dejar de lado las pasiones o la mera motivación partidaria. La pregunta en cuestión es una sola: ¿existen indicios de delito de responsabilidad por parte de la presidenta de la República en 2015 que justifiquen la apertura del proceso y su destitución?".

Más temprano, en una conferencia de prensa a su llegada al Senado, Calheiros había dicho que el juicio político es "largo" y "traumático" y que su relación con un posible gobierno del vicepresidente Michel Temer, que asumiría en el caso de que Rousseff fuera suspendida, será igual a la que mantiene con Dilma. Dijo que va a "colaborar con las reformas" pero que no participará del gobierno y que no votará ni hoy ni en ninguna otra fase del proceso.

En total, 68 senadores se inscribieron para discursar en el plenario y cada uno dispondrá de un máximo de 15 minutos para hablar. Habrá dos pausas: una al mediodía y otra a la tarde y está previsto que la votación, que será electrónica, comience a partir de las 19. La expectativa de los senadores es que la histórica sesión termine después de las 22, aunque es probable que ocurran atrasos y pueda extenderse durante la madrugada.

Una de las primeras en tomar la palabra fue la senadora del oficialista Partido de los Trabajadores, Gleisi Hoffmann, que pidió al Senado que suspenda el impeachment contra Rousseff hasta que haya un pronunciamiento oficial de la Corte Suprema. Ayer, en un último intento desesperado por evitar el juicio político, el gobierno presentó un pedido para anular el proceso, alegando que la apertura del impeachment se debía a una venganza personal del depuesto presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha.

El gobierno de Brasil intentó varias maniobras judiciales en los últimos días para anular el juicio político pero no lo logró y probablemente Rousseff deberá enfrentarse hoy a la noticia más amarga: la de su alejamiento del cargo. La presidenta está acusada de haber cometido un "delito de responsabilidad" por maquillar cuentas públicas para ocultar el déficit presupuestario del país.

Mientras espera el resultado de la votación, Temer pasará todo el día en la residencia oficial del vicepresidente reunido con colaboradores, asesores y parlamentarios aliados. En caso de que Rousseff resulte suspendida y él asuma el cargo de forma interina, tiene pensado dar un discurso en el que quiere resaltar que la situación económica del país es crítica y que la solución ante el actual escenario no será inmediata.

La idea del mensaje es que Temer haga un apelo a la unidad nacional y pida el apoyo del Congreso ante este momento crítico del país, pero no hablará por cadena nacional sino que se comunicará con el pueblo a través de la prensa.

La votación de hoy, de la que todos los analistas hablan que ya tiene el resultado puesto, es importante para conocer cuál es el número definitivo de senadores que votará en contra de la presidenta. Si ese número es muy alto, las previsiones no son nada alentadoras para Rousseff y lo más probable es que el Senado termine apoyando la destitución y Temer completando su mandato hasta 2018.

El ex presidente Luiz Inácio lula da Silva, que llegó ayer a Brasilia y se reunió con algunos ministros y parlamentarios del Partido de los Trabajadores (PT), dijo que sólo está en la capital para mostrar solidaridad con Dilma.

Aliados de Lula dijeron que el ex mandatario quiere estar al lado de Rousseff cuando salga del Palacio del Planalto, en caso de Rousseff resulte suspendida. De acuerdo con algunos interlocutores del ex presidente, Lula ya se encontraría delineando la estrategia de oposición al eventual gobierno de Temer.

Fuente:EFE-DyN