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POLITICA

22 de octubre de 2017

De Vido no renunciara, mando a desocupar su despacho y habla de la traición de CFK

Se abrió una grieta entre la ex presidente y su ex super ministro. No se hablan por teléfono y apenas se mandan sugestivos mensajes de texto. Horas decisivas.El despoder es cruel.

Cristina Fernández no atiende un teléfono al que Julio De Vido tampoco llama. Y viceversa. Esto ocurre, al menos, desde mediados de año. En la relación entre la ex Presidenta y su ex Ministro de Planificación Federal se abrió una verdadera grieta. Hoy los dos “se odian”, sintetiza un amigo del antiguo gran funcionario. Antes, parecían amarse.

Desde 2003 hasta 2015, De Vido manejaba 200 mil millones de dólares del presupuesto nacional. Hoy, no sin pesar, sus amigos dicen que él está seguro de que el miércoles irá preso. ¿Qué rompió el vínculo entre la ex Presidenta y su ex súper Ministro?

De Vido calcula que dentro de tres días podría caer detenido. En julio, los votos kirchneristas lo habían salvado de una expulsión del Congreso pedida por la bancada oficialista. El miércoles le van a faltar para hacer frente a un pedido de desafuero y detención cursado por el juez Luis Rodríguez, que investiga por corrupción al ex ministro K de Planificación Federal.

Un fallo de la Cámara Federal determinó que el “encarcelamiento” del diputado De Vido es “la única alternativa viable para garantizar el éxito de la investigación” de la Justicia sobre el posible desfalco a Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT).

En la intimidad, De Vido le admitió a varios interlocutores que está seguro de que el martes la Comisión de Asuntos Constitucionales tratará su desafuero. Y de que un día después, el miércoles, ya será votado en la Cámara Baja, donde da por perdido el apoyo del antes leal bloque K.

De Vido prefiere no admitirlo en público, pero culpa a Cristina del “desastre” electoral del peronismo en las elecciones presidenciales de 2015. La responsabiliza por la fórmula perdedora, que sumó como vice del candidato presidencial Daniel Scioli a un funcionario de Casa Rosada al que perdió todo respeto, el secretario Legal y Técnico Carlos Zannini.

Por si todo esto fuera poco, el jueves De Vido recibió un golpe al corazón -en sentido figurado. Cayó presa una persona de su mayor confianza y afecto, que desde 2008 había estado a su lado. Roberto Baratta, ex subsecretario de Coordinación y Control Administrativo en el Ministerio de Planificación Federal, fue detenido por una causa de corrupción. La causa por la compra de barcos de gas licuado, que hizo caer a Baratta, no es la más acuciante para De Vido. Pero también en ella el juez que la instruye, Claudio Bonadio, incluyó un pedido de desafuero y detención para el ex Ministro.

Baratta está ahora alojado en un calabozo del penal de Marcos Paz: desasosegante perspectiva para su ex Jefe. En ese mismo complejo penitenciario, en otro pabellón, está preso el cuñado del ex súper ministro y todavía diputado: Claudio “El Mono” Minnicelli, fue detenido investigado por contrabando. Hay también en Marcos Paz otro preso K “célebre”: Víctor Manzanares, contador de la propia familia K.

De Vido le envió su mejor mensajera a su amigo Baratta en las primeras horas de encierro. Alessandra “Lali” Minnicelli de De Vido, abogada, ex Síndica General de la Nación, visitó en Marcos Paz a Baratta, y, de paso, también a su hermano, el “Mono”. Eso significa, para quienes conocen al ex ministro, que es igual que si hubiese ido el propio De Vido.

El gesto de lealtad que mostró De Vido es también un mensaje hacia dentro del peronismo. Él, al contrario de los Kirchner, no abandonará a sus subalternos más respetados aunque sean condenados y vayan a la cárcel. Cristina Fernández jamás visitó en prisión a su ex socio Lázaro Báez. Ni a su contador Manzanares. Ni a su ex secretario de Estado encargado de Obras Públicas, José López. Ni tampoco al de Transporte, Ricardo Jaime. Cristina Fernández solía llevarse mejor con estos últimos que con el propio De Vido.

Según contaron fuentes que hablaron con de Vido en las últimas semanas, el ex súper ministro está convencido de que irá preso. Desde entonces se recluyó en sus propios pensamientos, y en su familia.

Buen alumno y colaborador de Néstor Kirchner, estudia cómo dar una sorpresa o adelantarse a los hechos. Es muy probable que renuncie a su banca de Diputados para evitar el desgaste de otra sesión parlamentaria en su contra, y ya sin el apoyo K.

Estaría pensando en hacer lo que ningún dirigente o militante K, ni aun el contador de la familia presidencial, hizo hasta ahora: entregarse a la Justicia, una vez que se formalice el pedido de desafuero y detención.

De Vido había desmentido en público el viernes que estuviera analizando renunciar a su banca. Clarín está en condiciones de afirmar que, en realidad, el diputado sí piensa hacerlo. Según difundió este diario, el mismo viernes De Vido había dado instrucciones a sus asistentes para que empezaran a retirar sus pertenencias del despacho que ocupa en dependencias del Congreso.

“Cristina es la culpable de la derrota del peronismo en el 2015, muchachos. Si me traicionó a mí, imagínense lo que les va a hacer a ustedes”, les dijo a varios intendentes del PJ bonaerense que se reunieron con él en esa misma oficina legislativa, ahora casi desocupada.

Hace pocas semanas ocurrió el último intercambio de mensajes entre la ex Presidenta y alguien de máxima confianza de De Vido, una persona de aquellas que lo defienden ante la Justicia en los procesos donde tiene que dar explicaciones a imputaciones de corrupción o pelear por su libertad alegando su inocencia.

En la primera audiencia oral y pública en el juicio oral la masacre ferroviaria de Once, donde la fiscalía acusa al ex Ministro como copartícipe de estrago doloso y administración fraudulenta, la incordiosa discordia entre De Vido y Cristina se transportó por teléfono celular.

Una persona del entorno íntimo del ex Ministro mensajeó al celular “rojo” de Cristina un tuit de Gregorio “Goyo” Dalbón. Este abogado de la ex Presidenta se regodeaba de que De Vido enfrentara el juicio oral y lo daba por responsable de la catástrofe mortífera del tren que en febrero de 2012 no pudo frenar en la estación Once. El mensaje a la ex Presidenta preguntaba, además, por qué ella permitía tanta saña contra su ex ministro. Durante días, Cristina no respondió a este mensaje, que quedó rebotando en un teléfono que parecía vacío. Hasta que un celular de la flota de la familia De Vido sonó después de muchos días sin respuesta.

Era Cristina, sí. También con una frase copiada de un cable de noticias, en un mensaje y no por llamado de voz. La ex Presidenta contestaba a su ex Ministro con un link a una noticia donde Maximiliano Rusconi, abogado de De Vido en la causa Once, explicaba que su defendido había actuado siempre en la gestión bajo órdenes del Poder Ejecutivo. Vale decir: de Cristina. De Vido se muestra tranquilo con quienes lo visitan en estas horas. Demasiado, dicen algunos, si tiene en cuenta que en setenta y dos horas este hombre emblema de la gestión K quizás vaya a prisión.

Cristina, tras el último intercambio con el entorno del ex funcionario, dijo en una entrevista que “no ponía las manos en el fuego por De Vido”.

El volumen de presupuesto de que disponía el Ministro de Planificación Federal, los negocios de Obra Pública, con otros empresarios, la potestad administrativa sobre áreas como el Transporte o la Energía, muestran que su autonomía respecto a sus superiores en el Ejecutivo era limitada.

Después de trabajar en forma ininterrumpida con ellos desde 1987 a 2015, pronunciar la palabra De Vido se transformó en decir la palabra Kirchner. Y viceversa.
Fuente:Nicolás Wiñazki



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