El parqué neoyorquino abrió en terreno mixto, pero sus principales indicadores cayeron en picado tras conocerse que el exasesor de Seguridad Nacional de Trump, Michael Flynn, admitió haber mentido al FBI sobre sus contactos con Rusia.

El Dow Jones de Industriales, que había conquistado este jueves por primera vez la meta de los 24.000 puntos, cedió más de 350 y acabó en 24.231,59 enteros.

El selectivo S&P 500, que también logró un máximo histórico ayer (2.647,58 unidades), bajó un 0,20 % y se situó en 2.642,22.

Por su parte, el índice compuesto del mercado Nasdaq fue el que registró mayores pérdidas en esta turbulenta sesión bursátil, un 0,38 %, hasta 6.847,59 enteros.

La dosis de incertidumbre política se incrementó cuando medios nacionales informaron de que Flynn planea confesar al fiscal especial que investiga los vínculos entre el Kremlin y la campaña del actual mandatario que fue éste quien le pidió establecer contacto con Rusia.

Como consecuencia de las noticias, durante el transcurso del día el volumen de transacciones creció, alimentado por los inversores que buscaban valores seguros en el oro o los bonos del tesoro.

Tampoco ayudó demasiado el trasfondo institucional de la jornada, que cerró sin que se hubiera convocado una votación sobre la reforma fiscal en el Senado, aunque la perspectiva de que los legisladores republicanos puedan aprobarla animó ligeramente a Wall Street.

Los sectores que más se resintieron del frenazo fueron el industrial y el tecnológico, con descensos de más del 0,5 %, mientras que el energético tuvo un avance del 0,67 %.

El gran perdedor de la sesión fue General Electric, cuyos valores cayeron un 2,09 %, seguido de Boeing (-1,86 %), Visa (-1,65 %) y United Technologies (-1,10 %).

Los analistas prevén que la incertidumbre política se alargue quizás semanas, aunque a corto plazo los inversores pueden encontrar razones para el optimismo en la reforma fiscal de Trump, que beneficiaría especialmente al sector industrial.

No obstante, nunca llueve a gusto de todos, y esa misma idea de los recortes en impuestos no parece sentar bien en el sector tecnológico estadounidense, que según los expertos no obtendría grandes ventajas ya que obtiene buena parte de sus ganancias en el exterior.