DEPORTE
14 de junio de 2018
La Copa del Mundo aranca con Rusia-Arabia Saudí
Se ultiman los últimos detalles: con Messi como uno de los protagonistas, Rusia recibe desde hoy la Copa del Mundo.Argentino Néstor Pitana dirigirá partido inaugural.
SOCHI, Rusia.- Llega el momento de retomar el hilo de aquello que finalizó hace casi cuatro años en el viejo/futurista Maracaná, donde a siete minutos de que terminara el suplementario, un fresco y despejado Mario Götze sentenció a una Argentina tan digna y voluntarista como exhausta. Tras aquel momento célebre, el mediapunta alemán entró a una pendiente que lo sacó de la lista que Joachim Löw trajo a Rusia para defender el título.
Para el director técnico de Alemania parece no pasar el tiempo, al menos de la manera en que lo sufrieron Joseph Blatter y Julio Grondona, los dos últimos grandes jerarcas de la FIFA, a quienes ya no se verá en los palcos oficiales. Ahora brilla la calva de Gianni Infantino y Claudio "Chiqui" Tapia ocupa filas retrasadas en esta nueva nomenclatura directiva.
Empieza hoy el 21er Mundial de fútbol. Lo recibe el país más grande del planeta, el que ocupa la octava parte de la superficie continental, una arrogancia que a los vendedores de mapas en el subte de San Petersburgo los lleva a decir "no hay mundo sin Rusia". No es una cuestión puramente geográfica. Desde la historia y hasta el presente, Rusia es referencia mundial en los más diversos campos. En ciencia, en astronomía, en arte, en literatura, en poderío militar (se mantiene como el país que posee más armas nucleares), en generación de energía. El fútbol no es lo suyo, aunque cuando era más grande aun, antes de la desintegración de la URSS, haya aportado prestigiosos nombres, como los de Lev Yashin, Rinat Dasaev, Oleg Blokhin y Aleksandr Zavarov. Hace cuatro años convirtió a Fabio Capello en el entrenador mejor pago del Mundial 2014 y no logró pasar la primera rueda. Aunque el fútbol se convirtió en un negocio gigantesco, algunas esencias vinculadas con el juego no se corrigen solo con dinero.
Vladimir Putin consiguió llevar el Mundial a su país más por hacer una muestra de su poderío geopolítico que por su gusto por el fútbol. Y su Rusia abrirá hoy el torneo, a las 12 de la Argentina, contra la Arabia Saudita de Juan Pizzi, uno de los cinco DT argentinos en una lista que incluye a Jorge Sampaoli, José Pekerman (Colombia), Ricardo Gareca (Perú) y Héctor Cúper (Egipto).
Estamos ante el penúltimo Mundial en un formato que lleva 20 años, desde Francia 1998. El próximo tendrá el exotismo de Qatar, la alteración cronológica de jugarlo en noviembre para evitar los calores calcinantes y las eternas sospechas de la espuria adjudicación. Y cuatro años más tarde, en 2026, se desbordará todo con la ampliación a 48 equipos y las sedes repartidas por primera vez en tres países (México, Estados Unidos y Canadá), tras la votación de ayer en el Congreso de la FIFA.
El ambiente futbolero argentino transmite una sensación de escepticismo por el seleccionado, que no es lo mismo que derrotismo. Aun en medio de la desconfianza, lo cree capaz de algo bueno e interesante, pero eso tendrá que surgir sobre la marcha, revelarse como una nueva realidad, de la que hasta ahora ha habido fugaces evidencias.
La disyuntiva se sostiene en el tiempo: cómo rodear a Messi, de qué manera se puede aprovecharlo mejor. Y todo indica que Jorge Sampaoli no tiene una única fórmula para hacerlo, a la luz de los continuos cambios que aplica en la formación. En la cancha se verá si hay que entender eso como variantes, alternativas, o pura confusión.
El partido inaugural será precedido por una corta ceremonia de apertura desde las 11.30 de la Argentina, con un show que tendrá como estrella al cantante pop británico Robbie Williams.
Ya pasaron tres mundiales sin una perfecta simbiosis Messi-equipo, y si no llega a ser en este, no hay certezas de que haga un nuevo intento con 35 años en Qatar. Futbolística y biológicamente, Messi está intacto, con una madurez que no implica declive, sino sabiduría y conocimiento del juego. El tema es más psicológico: hasta dónde llegará su resiliencia si no se cumplen los objetivos. Su intempestiva renuncia tras la final de la Copa América Centenario ya dio una alerta.
Por lo pronto, Messi es realista, no se confunde. Avisó que la Argentina está por detrás de Brasil, Alemania y España (habrá que ver cómo repercute esta implosión que decapitó al director técnico Lopetegui), y no puso muy lejos de aquellos a Francia. En un segundo lote aparece la Argentina, con Messi, su historia y su acervo competitivo.
Está bien presumir de todo eso, pero viendo la actualidad del seleccionado sería conveniente reparar en unas sensatas palabras del entrenador colombiano Jorge Luis Pinto, que en el Mundial pasado consiguió la proeza de meter a Costa Rica en los cuartos de final al ganarle a Uruguay e Italia y dejar atrás a Inglaterra: "Antes del Mundial le dije al grupo una frase que puede ser histórica: 'He visto ocho mundiales, y al mundial van equipos desbaratados, sin preparación y sin estructura. Si nosotros construimos una breve estructura táctica y nos preparamos bien, no físicamente corriendo, sino físicamente en dinámica de juego, con la pelota, entonces podremos hacer cosas buenas'...". ¿Estará a tiempo la Argentina para alcanzar ese estado? Hoy, ganar el Mundial tendría algo de sorpresa, pero ¿cómo no tentarse con ella?
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