DEPORTE
1 de junio de 2019
Liverpool se consagró campeón de la UEFA Champions League
Al minuto de juego, Salah marcó de penal, luego de una mano de Sissoko que terminó en penal.
El equipo de Jürgen Klopp se impuso al de Mauricio Pochettino por 2-0 en el Wanda Metropolitano.
El Liverpool y el Tottenham disputan este sábado (a las 16, hora argentina) el trono europeo en la final de la Liga de Campeones en Madrid, una ciudad que vive el acontecimiento en un ambiente festivo, pero blindada para evitar problemas con los hinchas ingleses.
Por penal, el primer gol del apasionante partido lo metió Mohamed Salah, a los 2 minutos del primer tiempo, y puso arriba al Liverpool.
En el estadio Wanda Metropolitano de Madrid, el Liverpool FC y el Tottenham Hotspurs disputan la final de la UEFA Champions League, el partido más atractivo del fútbol europeo. Y el inicio no podría haber sido más electrizante, ya que al minuto de juego el árbitro Damir Skomina sancionó un penal a favor del equipo de Jürgen Klopp por una mano de Moussa Sissoko en el área que cortó un centro de Sadio Mané.
El futbolista egipcio Mohamed Salah transformó el penal en gol y tan solo en dos minutos de partidos los Reds ya estaban en ventaja. El cuadro dirigido por el argentino Mauricio Pochettino inició con el partido cuesta arriba ante el subcampeón de la Premier League.
Tras el gol tempranero de Salah, ambos equipos empezaron a ejecutar sus planes. Los Spurs intentaban atacar desplegando a sus laterales, Kieran Trippier y Danny Rose, y generando espacios en el centro con la movilidad de Dele Alli, Christian Eriksen y Heung-Min Son por detrás de Harry Kane, que volvía el equipo titular tras su lesión. En tanto, el equipo de Klopp apelaba al poderío del tridente Salah-Firmino-Mané, con el apoyo de los interiores, Wijnaldum y Henderson.
En las salidas del Tottenham, el Liverpool apostó a cercar el perímetro de Winks y Sissoko para que eviten conectar con el surcoreano Son, el jugador más desequilibrante del elenco del norte de Londres. Al recuperar el balón, los Reds elegían salir con balones largos para que Mané y Salah exploten los espacios.
El árbitro Damir Skomina cobró penal para el Liverpool en la primera jugada del partido (REUTERS/Toby Melville)
El primer tiempo transcurrió con Liverpool forzando los errores del Tottenham compactando las líneas y defendiendo en bloque. El equipo de Klopp neutralizó al de Pochettino, que solamente pudo dar toques sin lastimar y solo pudo generar peligro cuando su rival estuvo impreciso.
Al comenzar el segundo tiempo fue empezaron a confirmarse como figuras Andrew Robertson y Trent Alexander-Arnold, los laterales del Liverpool, quienes hacían un gran trabajo en defensa y luego profundizaban los ataques con peligrosos envíos al área. En ese contexto, Klopp eligió sacar al brasileño Roberto Firmino y poner un '9' más de área en su lugar, por eso ingresó el belga Divock Origi. Además ingresó James Milner en lugar de Wijnaldum para refrescar la zona media.
Con menos de media hora por delante, Pochettino se vio obligado a mover piezas para ir en busca del empate y decidió sacar a Harry Winks, su mediocentro defensivo, para darle lugar el brasileño Lucas Moura, un delantero vertiginoso con el que podía cambiar el destino del juego.
La recta final del partido, los últimos 10 minutos, encontraron al Liverpool posicionado en un 4-4-1-1 con Salah como hombre más adelantado,mientras que el Tottenham (que tenía una posesión de más de 60%) atacaba de forma vehemente y con Fernando Llorente en el campo de juego.
Pero no fue el '9' español el que marcó el segundo gol, fue el centro delantero por el que apostó Klopp, el mismo que le marcó dos goles al Barcelona en Anfield en una eliminatoria histórica. Divock Origi aprovechó la segunda jugada de un tiro de esquina para liquidar el partido en el minuto 87. Su gol, más una gran tapada del portero brasileño Alisson, terminaron de sentenciar el 2-0 que consagró al Liverpool campeón de Europa.
Tras una final de Europa League -también inglesa- en la que el Chelsea se impuso al Arsenal el miércoles (4-1), este partido parece culminar el traspaso simbólico de poderes entre el fútbol inglés y el español, dominador de la 'Champions' desde 2014.
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