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SALUD
30 de junio de 2019
Todos en algún momento de nuestra vida tenemos algún problema para dormir.
Las consecuencias para la salud que trae el no dormir se transforma en insomnio que es el más frecuente de los trastornos del sueño.
El insomnio se define como la dificultad para conciliar o mantener el sueño, despertar más temprano de lo esperable, o simplemente despertar con la impresión de no haber tenido un sueño reparador, durante al menos un mes.
En esta descripción se contempla un componente subjetivo muy importante. Se puede afirmar que no es posible definir el sueño normal de manera aceptable para distintas personas y poblaciones dado que la percepción sobre lo que cada uno considera normal en cuanto a cantidad y calidad de sueño es muy variable.
Por regla general a duración del sueño varía según las personas y la edad; así, en general, las personas mayores duermen menos. Es útil recordar que el lactante tiene una necesidad de sueño de 16 horas/día y los ancianos de 4-5 horas/día con una mayor frecuencia de despertares nocturnos; la queja frecuente de que “sólo” duermen 4 horas ha de interpretarse como una normalidad fisiológica en muchos casos.
Aun así, el hecho de no conseguir dormir de forma satisfactoria puede repercutir en la actividad diurna: irritabilidad, cansancio, falta de memoria y de concentración, pérdida de energía o somnolencia. Además, puede repercutir en un deterioro de la actividad laboral, social o de otros ámbitos de la vida de las personas.
Los trastornos del sueño se presentan entre el 10 y el 15% de la población general, con mayor frecuencia en mujeres y, a menudo, se relacionan con enfermedades (estrés, depresión, ansiedad,...), con el envejecimiento y con ciertos tratamientos farmacológicos.
El sueño del ser humano es sensible al medio ambiente, fundamentalmente a la luz. Además, los patrones de sueño varían según la exposición al calor y al frío, la altitud,…
¿Qué es el insomnio?Las personas que sufren de insomnio suelen quejarse de algunos de los siguientes problemas:
Insomnia
Durante el día las personas con insomnio suelen tener:
Hay muchas causas que pueden provocar insomnio.
Se debe solicitar turno al consultorio de Medicina del Sueño o Trastornos del sueño.
El primer paso es la historia clínica y una evaluación cuali-cuantitativa de trastornos de sueño mediante cuestionarios específicamente diseñados para tal fin. Otro estudio que se utiliza es la polisomnografía y la actigrafía.
Lo primero es identificar las causas que lo provocan. Hay medidas generales que se pueden aplicar a todos los pacientes con insomnio. Ellas son las llamadas reglas del buen dormir que incluyen:
– Medidas generales
Otras medidas incluyen: terapias de relajación, terapias de restricción de sueño y psicoterapia.
– Medidas farmacológicas
Hoy en día hay una gran variedad de medicamentos para tratar los diferentes tipos de insomnios (sedantes, hipnóticos, antidepresivos). Como premisa general se debe identificar las causas que provocan el insomnio y seleccionar las drogas más apropiadas. Se debe evitar tomar “pastillas para dormir” sin hacer previamente un correcto diagnostico de los factores que favorecen el insomnio.
– Otras medidas
Dado que muchas enfermedades pueden causar insomnio (problemas respiratorios, cardiológicos, enfermedades reumáticas, trastornos digestivos, apneas del sueño, trastornos hormonales, etc.), el tratamiento en estos casos va dirigido a mejorar estas dolencias y por ende la queja de insomnio.
El insomnio se define como la dificultad para conciliar o mantener el sueño, despertar más temprano de lo esperable, o simplemente despertar con la impresión de no haber tenido un sueño reparador, durante al menos un mes.
En esta descripción se contempla un componente subjetivo muy importante. Se puede afirmar que no es posible definir el sueño normal de manera aceptable para distintas personas y poblaciones dado que la percepción sobre lo que cada uno considera normal en cuanto a cantidad y calidad de sueño es muy variable.
Por regla general a duración del sueño varía según las personas y la edad; así, en general, las personas mayores duermen menos. Es útil recordar que el lactante tiene una necesidad de sueño de 16 horas/día y los ancianos de 4-5 horas/día con una mayor frecuencia de despertares nocturnos; la queja frecuente de que “sólo” duermen 4 horas ha de interpretarse como una normalidad fisiológica en muchos casos.
Aun así, el hecho de no conseguir dormir de forma satisfactoria puede repercutir en la actividad diurna: irritabilidad, cansancio, falta de memoria y de concentración, pérdida de energía o somnolencia. Además, puede repercutir en un deterioro de la actividad laboral, social o de otros ámbitos de la vida de las personas.
Los trastornos del sueño se presentan entre el 10 y el 15% de la población general, con mayor frecuencia en mujeres y, a menudo, se relacionan con enfermedades (estrés, depresión, ansiedad,...), con el envejecimiento y con ciertos tratamientos farmacológicos.
El sueño del ser humano es sensible al medio ambiente, fundamentalmente a la luz. Además, los patrones de sueño varían según la exposición al calor y al frío, la altitud,…
En general, si no se logra conciliar el sueño, y antes de tomar cualquier tratamiento farmacológico que pudiese generar dependencia, es recomendable normalizar los hábitos para conseguir una buena higiene del sueño, como por ejemplo:
También es recomendable revisar los tratamientos farmacológicos, ya que ciertos fármacos pueden provocar alteraciones del sueño.
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